Fundado en 1910

El escritor Antonio Gala

Muere Antonio Gala, uno de los más famosos escritores de una época pasada, a los 92 años

El también poeta, periodista y dramaturgo vivía en la sede de su fundación, en Córdoba, en el antiguo convento del Corpus Christi

Antonio Gala, uno de los más famosos escritores españoles de una época, ha muerto este domingo en su ciudad, Córdoba, tras muchos años retirado. Tenía 92 años. La capilla ardiente se instalará en el salón de actos de la Fundación Antonio Gala, donde vivía, y permanecerá abierta desde las 10 horas hasta las 17 del próximo lunes.

Antonio Gala no lo pasó bien durante su juventud. Le tocó vivir un tiempo que no era este. Era listo y precoz y complicado como su nombre de pila completo: Antonio Ángel Custodio Sergio Alejandro María de los Dolores Reina de los Mártires de la Santísima Trinidad y de Todos los Santos. Cordobés, no de cuna, sino de vida (nació en Brazatortas, Ciudad Real, en 1930), fue un prodigio que empezó a estudiar Derecho a los 15 porque quiso y pudo, lejos de los usos, y luego «completó» su formación licenciándose en Económicas, Ciencias Políticas y Filosofía y Letras.

'El Manuscrito Carmesí'

La exitosa rectitud impuesta por el padre casi terminó allí. Abandonó la Oposición de Abogado del Estado y se metió a monje cartujo, pero fue expulsado. Era el fin de una vida dirigida donde empezó su afirmación personal. Como poeta empezó a ser conocido al lograr un accésit del premio Adonais y comenzó a tocar todos los géneros, la dramaturgia y el periodismo como principio.

Vivió en Florencia en los 60, y en los 70 sufrió la primera de las grandes crisis de su mala salud de hierro, por lo que estuvo al borde la muerte. Una perforación de duodeno de la que salió vivo con el bastón característico que ya no abandonó nunca. Se inició en la novela ganando el Premio Planeta con su primera obra, El Manuscrito Carmesí, en 1990. Desde entonces su fama como escritor y poeta de éxito no paró de crecer.

Todos los géneros

Durante más de una década sus novelas fueron las más leídas de España. Pero no fue la prosa narrativa su contribución mayor, al menos en cantidad, sino en teatro. Escribió más de 20 obras para las tablas durante 40 años en una carrera que se extendió mucho más allá y alcanzó a todo lo escribible, además del verso, la prosa y el drama, también hubo ensayo, artículos de prensa y guiones de televisión.

Y todo lo que intentó alcanzó notoriedad pública. Una brillantez tan solo reservada a unos pocos, pero que el tiempo, los cerca de diez años que han pasado desde su retiro, un retiro paulatino, discreto, como su enfermedad y su muerte, ha dejado un poco en el olvido a la espera de que alguien (quizá este sea el momento, el de su fallecimiento), rescate una obra de otro tiempo que tiene pendiente adquirir la prestigiosa y difícil condición de clásica.