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El diestro Roca Rey durante la faena a su segundo toro de la tarde, este domingo

El diestro Roca Rey durante la faena a su segundo toro de la tarde, este domingoEFE

A un Roca Rey esplendoroso le niega la Puerta Grande la presidencia

El Juli no cuajó con su lote, aun con mérito, y Talavante dio muestras de agotamiento sin solución

Ni un minuto de silencio para El Yiyo pudo dedicar una plaza ensimismada en los topicazos del griterío y de la falta de educación. Muy estirado y como clavadito cogió El Juli al primero. Los olés profundos a un recibo que los tuvo mejores el madrileño a pesar de la celebración animosa del público.

Cabeza mitológica para escaso cuerpo que picó a la segunda bien el varilarguero después del manteo. Tuvo su peligro en banderillas, humillando y levantando después de la media buena en el quite de Talavante. Buscaba al arremeter y lo conseguía guiar El Juli más en la pelea que en el arte.

El diestro madrileño Julián López "El Juli" durante la faena a su primer toro

El diestro madrileño Julián López «El Juli» durante la faena a su primer toroEFE

El arte recóndito que quiso buscar de uno en uno en una pinturería final que enmascaró de aquella manera el escaso entendimiento que alcanzó esta vez el maestro de Velilla, que mató de caído estoconazo fulminante.

Otra buena cabeza tenía Esperón, el de Talavante. Que sorprendió al picador y esperó, Esperón, al banderillero, que salió corriendo, soltando los palos, como Francis Macomber. Saltaba el toro y luego Alejandro empezó por arriba y luego se arrodilló o algo parecido. No se acaba de encontrar Talavante, sin saber qué hacer, como recordando el oficio a ratos, o incluso lo que fue en todo su ser. Pero no estaba. Solo perdiendo el crédito como un fantasma de lila y oro tras la estocada atravesada.

Celoso llegó mirándolo todo. Y luego le saltó a un ojo a Roca Rey por lo que hasta los más serenos se estremecieron. Tuvo El Juli que moverlo después de las varas para que no se fijara. Embestía en zigzag y arrollaba. Buenas se las tuvieron con los palos porque esperaba y levantaba la cabeza.

El diestro extremeño Alejandro Talavante durante la faena a su segundo toro

El diestro extremeño Alejandro Talavante durante la faena a su segundo toroEFE

Se fue a los medios sin brindar Roca Rey y el toro fue a por él desde la raya para pasárselo por detrás rascándole por dos veces la taleguilla y electrizar a los tendidos. Se metía por el derecho como un cuchillo, como buscándole la espinilla, y el peruano lo enhebró, poniéndose delante muy lento, con mucho ojo y valor de ley. La firmeza innombrable del matador que puso los pelos de punta en una faena ligada con el hilo del oro que no llevaba en el vestido el de Lima. Cumbre del estilo Roca. Genio en la cara. Muslos y cara. Distancias de vértigo. Enorme. Emocionante, incluso para todos los gustos. Le dio una estocada como un golpe para una oreja que debieron ser, quizá, ojalá lo hubieran sido, dos al borde del tercer aviso.

Tampoco parecía fino El Juli con su segundo. Hasta la segunda tanda donde ligó como aquellos dublineses bajo una farola. Cuando dejó de andar le atrapó el madrileño, pero sin conseguir el objetivo más allá de la apariencia, del escalofrío que principia algo, aunque sea un suspiro. Por el izquierdo el quinto metía la cabeza como para un cartel que acompañó bien de recibo Talavante. La querencia por el segundo caballo fue casi humorística. De sketch de Benny Hill, donde el señor bajito y calvo fue el subalterno que se fue a colocar en la M-30 y, por supuesto, a pesar de correr, no llegó a parar al colorao que buscaba una salida.

Brindó al público y a los cielos Talavante, que tuvo que mover la estatua en el primer muletazo. Ofuscado el extremeño. Confuso. Perdido. Probando en la nada de su caletre apagado, de su torería agotada, muerta. Hasta los andares cabizbajos en la retirada.

Roca Rey cogió al sexto como si ya lo hubieran picado de la lentitud con la que lo dirigió con el capote en las verónicas que remató a una mano soberbia. No fue bien la vara, que hasta desolló al de Victoriano. El peruano se fue con la montera calada a los medios donde brindó lento avisando tormenta. Y la tormenta llegó en estatuarios de espanto. A torear se puso dándole espacio y distancia. Se arrancaba de mala manera, pero mantenía el tipo el peruano. Tan bien puesto que daba gloria. Lo enganchó malamente y lo zarandeó y se puso a torear otra vez, posiblemente corneado. El pase de pecho era el peligro y a punto estuvo de cogerle otra vez al inicio del pase.

Pero estaba toreando. ¡Torero, torero!, gritaba la plaza delirante. Metisaca pareció antes de la media estocada y la oreja que incomprensiblemente, otra vez tras la petición mayoritaria, negó el presidente abucheado.

ficha del festejo

  • Domingo 11 de junio. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Corrida de toros «In Memoriam», homenaje a Yiyo. Fuera de abono. Lleno de «No hay billetes». Tarde soleada y calurosa.
  • Tres toros de Victoriano del Río (2º, 5º y 6º) y tres de Toros de Cortés (1º, 3º y 4º).
  • El Juli (grana y oro): Palmas y ovación tras aviso.
  • Alejandro Talavante (malva y oro): Silencio y Silencio.
  • Roca Rey (sangre de toro y azabache): Oreja tras dos avisos y vuelta tras aviso.
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