Berlusconi en el cine: retrato histriónico de un ego desmedido

'Silvio (y los demás)'

La pareja Toni Servillo-Paolo Sorrentino no conoce límites. El actor y el director han sacado gran partido cinematográfico a su amistad en títulos como La consecuencia del amor, La gran belleza y La juventud, y ya hicieron un viaje a la política italiana con Il divo, en la que retrataron a Giulio Andreotti.

Silvio Berlusconi fue su siguiente objetivo, y la película Silvio (y los demás) llegó en 2018: el resultado de su indagación en la vida del Cavaliere no constituía un ataque, según Sorrentino, sino simplemente el reflejo de la compleja trayectoria del dirigente italiano.

«Todo documentado. Todo arbitrario», comienza la película. Todo es verdad. Y todo es falso. Sorrentino quería dibujar los mecanismos del poder y realizar, a un tiempo, un retrato emocional de Berlusconi, entre fascinado y desconcertado con el gran plató en el que el político había convertido Italia.

Centrado en los años del máximo apogeo del «bunga, bunga», entre 2006 y 2011, cuando Berlusconi aún campaba a sus anchas por Italia y dirigía dardos contra sus homólogos en las cumbres internacionales, este filme es un esfuerzo por desentrañar su ego y sus aires grandilocuentes.

'Il Caimano'

Paolo Bonomo es un productor de películas de serie B que atraviesa un momento particularmente crítico: está en trámites de separación de su mujer Paola, y además su productora no va demasiado bien. Un día le ofrecen un guión para hacer una película sobre Silvio Berlusconi y acepta la propuesta.

Esta película de 2006 Nanni Moretti muestra a Berlusconi en toda su ferocidad, sea en los desplantes ante los jueces, sea al insultar a un diputado socialdemócrata alemán en el Parlamento Europeo, valiéndose de su posición de preeminencia institucional.

El productor, Jerzy Stuhrz, dijo en su estreno: «Me divierte la idea de contar 'la Italia berlusconiana', su descenso cada vez más profundo». Así, se reconstruyen los momentos más conocidos y discutidos del personaje: su riqueza, las televisiones privadas con las bailarinas medio-desnudas (las famosas velinas), los bancos suizos, la incursión en el campo político...

'Mediterráneo'

Esta no es una película sobre Silvio Berlusconi, pero sí producida por él. Además de fundar Mediaset, Il Cavaliere dejó su nombre como productor en cinco películas, entre las que encontramos una comedia romántica con Jack Nicholson y Ellen Barkin (Ella nunca se niega, 1992), otro filme de humor con Tom Selleck (Cómo sobrevivir a la familia, del mismo año), un par de telefilmes muy italianos... y una cinta ganadora del Oscar.

Mediterráneo, una película estrenada en 1991 y dirigida por el napolitano Gabriele Salvatores, está ambientada en la II Guerra Mundial y se basa en una novela de Renzo Biaison. El argumento gira en torno a la campaña del ejército italiano en Grecia durante el conflicto, siguiendo a un grupo de soldados destacados en Megisti, una isla minúscula del mar Egeo, donde no tardarán en confraternizar con los locales y darle la espalda a la guerra.

Aunque competía con La linterna roja, de Zhang Yimou, el largometraje se hizo con el Oscar a mejor película de habla no inglesa, y después cayó en el olvido fuera de Italia. Aunque el revisionismo histórico ha echado por tierra su argumento, algo idealizado, sigue siendo un buen ejemplo de cierto cine europeo que adquirió seguidores en los 90, y también de cómo la ambición de Berlusconi abarcaba todos los territorios... también el cine.