Andrés Montero: Madrid con ojos chilenos
Tras 8 días en Madrid engordé 3 kilos, me tomé unas 32 cañas, caminé más de 80 kilómetros y disfruté de una ciudad maravillosa.
Desayunar en Santa Gloria por 3 euros o comer en el Mercado de la Paz por 13 euros resulta insuperable. Buscando algo más refinado, los restaurantes Tatel en la Castellana, El Carbón en Juan Bravo y Makkila en Serrano aprobaron con holgura, más aún cuando fui de invitado.
La Feria del Libro de Madrid fue, esta vez, la razón fundamental de mi visita. Más de 360 casetas de distintas casas editoriales, con multitudinaria asistencia –especialmente los fines de semana– dan cuenta de que Madrid está más viva que nunca.
Se respira en el ambiente, tras conversar con muchos madrileños, que se avecinan tiempos de gloria para la capital del Reino de España, y por qué no decirlo, para toda España.
Para quienes venimos de Chile y admiramos a la «Madre Patria», es motivo de profunda alegría que a España le vaya bien.
Mucho de lo que sucede en España se replica en Chile, en lo político y también en lo cultural
Mucho de lo que sucede en España se replica en Chile, en lo político y también en lo cultural. España y Chile viven tiempos de cambio de signo político; uno será antes y el otro después.
Al recorrer las casetas de la Feria del Libro queda de manifiesto que la oferta cultural es inmensa, variada y potente.
A juzgar por la gran asistencia y las largas filas en busca de la firma de un autor, se concluye que la avalancha digital, no ha sido capaz de minimizar el reinado del libro físico: tocable, amable y humano.
La experiencia de vender y firmar libros
Como uno más de los centenares y casi desconocidos escritores, compartí con autores de Argentina, Colombia, Bolivia, Venezuela y por supuesto de España. Cada uno con su sueño de «vender y firmar» libros.
Coloquios de escritores y lanzamientos de nuevas obras forman parte del entorno que rodea a la Feria del Libro. Aunque en algunas casetas predominaba la oferta de literatura «extrema» y de minorías fanáticas, la mayoría de lo más demandado fue la poesía, la contingencia política y vivencias personales que escritores plasman en un texto en espera de reconocimiento.
Tras el cierre diario de la Feria, los bares de Madrid se repletaban, con gente alegre, sin disturbios y con una eficiente Policía que desde la distancia genera respeto. Me dio sana envidia no ver en Madrid en ocho días ni un accidente vial, ni un robo, ni un asalto, ni una discusión.
Toros en Las Ventas: un regalo de Dios
Como toda buena comida tiene un postre, los toros en Las Ventas coronaron una semana fenomenal, con el peruano Roca Rey aclamado por la afición, aunque no por todos los críticos taurinos.
Sentarse cerca de la banda musical junto a mi amigo José María –hijo de un Grande de España– y en la sombra fue un regalo de Dios.
El domingo, 11 de junio, será difícil borrar de mi mente: fue el momento en que la Plaza de Toros de Madrid se silenció completamente para rememorar al torero José Cubero «Yiyo», en cuyo honor se desplegaba la corrida. Ya de regreso en mi querido Chile constato que tanto en mi país, como en España, vienen tiempos mejores.
Las corridas de toros en España y el rodeo en Chile están más vivos que nunca. También compruebo una vez más al regresar que hay en Chile mucho de España y eso lo debemos cuidar. El idioma español, la fe en Dios y las tradiciones forman parte de nuestra naturaleza, de nuestra historia y de nuestro futuro.