Cinco libros clásicos para leer de una vez por todas este verano

Hay novelas universales, que transcurren durante el estío o que de algún modo nos remiten a él, para las que no todo el mundo ha tenido tiempo. Estas próximas vacaciones pueden ser el momento

'Matar un ruiseñor' (1960) de Harper Lee

La novela que fue la envidia (por el premio Pulitzer que ganó su autora, Nelle Harper Lee, el único libro que publicó, si se exceptúa una continuación aparecida en 2015, 'Ve y pon un centinela', un año antes de la muerte de la escritora) de uno de sus personajes, el mismísimo Truman Capote, amigo de la infancia y del verano en el que transcurre la narración basada en la experiencia real sucedida en la niñez de ambos, con temas como la desigualdad racial, la infancia, la pérdida de la inocencia, la honradez, la honestidad o el misterio, la película homónima dirigida por Robert Mulligan y protagonizada por Gregory Peck (Oscar al mejor actor) rivaliza en calidad y en fama con el libro original.

Primera edición de 'Moby Dick' (1851) de Herman Melville

¿La mayor novela del mar? ¿El mar mismo entendido desde lo más profundo del alma humana? En cualquier caso Moby Dick refleja el mar de verano. La historia del barco ballenero Pequod, gobernado por el extraño y violento capitán Ahab obsesionado por el cachalote que le arrancó una pierna, narrada por el marinero Ismael. Todo el libro se estructura en epígrafes con títulos relacionados con el mar. Inundado de simbolismo, la lectura en el verano plácido de Moby Dick puede ayudar a descubrir la profundidad de una obra que también tuvo una gran versión cinematográfica protagonizada por Gregory Peck como Ahab, dirigida por John Huston.

'El Jarama' (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio

Novela multipremiada, primero con el Nadal en 1955 y después con el de la Crítica en 1957, narra dieciséis horas de un día de domingo en el río Jarama. Su autor renegó de ella con el tiempo. El viaje de unos jóvenes al merendero, el costumbrismo, el realismo, el reflejo de una época en esas riberas donde parece transcurrir sin más una jornada que acaba de forma imprevista.

'Noches Blancas' (1848) de Fiodor Dostoievski

Durante el verano de las «noches blancas» de San Petersburgo un joven pobre y solitario, el narrador, se encuentra con Nástenka, a la que socorre cuando un borracho la ataca. Nástenka y el joven hablan y quedan en encontrarse al día (a la noche) siguiente con la condición de que él no se enamore de ella. Cuatro noches y una mañana final en que se conoce la peripecia vital de los protagonistas y un desenlace inexorable e inesperado.

'Luz de Agosto' (1932) de William Faulkner

El sur de Estados Unidos, el sur de Faulkner. La historia de Lena, una mujer que busca al hombre que la dejó embarazada, y la de Joe Christmas, un hombre mulato acusado de matar a la mujer con la que vivía. Lo más bajo de la condición humana sucede en Jefferson, la ciudad imaginaria, capital del condado también imaginario de Yoknapatawpha, donde la acción, la de los dos relatos unidos y entrelazados, transcurre bajo el clima pesado y asfixiante, como la trama, del Misisipí.