Fundado en 1910

Hemingway en PamplonaAyuntamiento de Pamplona

Tras la estela de Hemingway en Pamplona: 100 años de la primera visita del escritor a los Sanfermines

Este año se ha conmemorado el centenario de la primera estancia en Pamplona del célebre escritor, quien llegó a ser un gran aficionado de los espectáculos taurinos

Ernest Hemingway es considerado a día de hoy como uno de los escritores y reporteros más destacados de EEUU. Nacido en Illinois en 1899, cultivó tanto la novela y el cuento como numerosos géneros periodísticos, siendo galardonado con el Premio Nobel de Literatura a los 55 años. Sin embargo, otro aspecto menos conocido sobre su vida tiene que ver con nuestro país: su notable pasión por las fiestas de los Sanfermines.

Los primeros viajes

El renombrado autor visitó Pamplona por primera vez el 6 de julio de 1923 a modo de corresponsal, cargo en el que ya acaparaba cierta fama en Estados Unidos, con el fin de recabar información para una serie de doce reportajes. En esa época, la plaza se había inaugurado hacía tan solo un año y el recorrido era el mismo que en la actualidad, contando ya con una importante afluencia de espectadores tanto nacionales como extranjeros.

Las primeras impresiones de Hemingway acerca del encierro fueron excelentes, lo que le motivó a regresar en varias ocasiones, llegando al punto de afirmar que las celebraciones que conocía «empalidecían con aquella fiesta». Terminaría regresando a Pamplona hasta en siete ocasiones, a lo largo de las cuales estableció importantes amistades e investigó en profundidad acerca de la tradición. Un año más tarde asistió nuevamente junto con su primera esposa, Elizabeth Hadley, y varios amigos, participando en el encierro por primera vez.

En 1925 vuelve para documentarse para una novela, inspirado por su amistad con Gertrude Stein, y la experiencia le llevó a escribir su primera gran obra, The Sun Also Rises (1926), publicada en España con el título de Fiesta. El libro reivindicaba el espíritu alegre de los Sanfermines, describiendo en detalle el ambiente urbano durante las fiestas y la notable pasión del público. No obstante, también incluyó episodios trágicos como el fallecimiento de Esteban Domeño, un joven que fue corneado el 13 de julio de 1924.

Encierro de 1923Ayuntamiento de Pamplona

Papel en política y en religión

Durante su estancia en París, entre 1923 y 1927, pudo regresar a Pamplona con asiduidad, si bien tras su establecimiento en Estados Unidos comenzó a espaciar más sus viajes, sin llegar a abandonarlos. En 1929 y 1931 comenzó a involucrarse en política durante sus estancias en España, simpatizando con la causa de la II República, lo que le llevó a ciertas desavenencias con algunos amigos, como el torero Cayetano Ordóñez. También se dedicó a recabar información con el propósito de redactar Muerte en la tarde, un ensayo sobre las corridas de toros.

Posteriormente trabajó como corresponsal durante la Guerra Civil, aunque no volvió a Pamplona hasta 1953, debido a la nueva situación social del país. Cuando por fin regresó, tuvo que hacerlo bajo la condición de no verbalizar sus opiniones sobre el franquismo, si bien no tuvo ninguna clase de problema. A diferencia de sus primeras visitas, el ambiente de esta época estuvo marcado por su situación ya consolidada como escritor de éxito.

También pudo reunirse con sus viejos amigos: Juanito Quintana, dueño del hotel en el que solía hospedarse; y Antonio, hijo de Cayetano Ordóñez. Asimismo, entró en la capilla de San Fermín, a quien dedicó una oración y llegó a describir posteriormente como el pamplonés más interesante. Planeó realizar otro viaje en 1956, pero se vio interrumpido por el hallazgo de algunos viejos manuscritos, que empleó para componer su autobiografía París era una fiesta. No obstante, llegó a asistir a un espectáculo taurino en Logroño.

El legado de Hemingway en Navarra

Su última visita a Pamplona se produjo en 1959, siendo acompañado por un gran grupo de amigos y periodistas. Gozaba asimismo de una gran fama debido a su Premio Nobel, hasta el punto de que numerosas personas le saludaban y le pedían autógrafos o fotografías con él por la calle.

Este fuerte vínculo del escritor con la ciudad de Pamplona no desapareció tras su muerte, acaecida en 1961. Siete años más tarde, se construyó un monumento y se dedicó un paseo de la urbe a su persona, con el fin de conmemorar sus visitas y el profundo amor que llegó a sentir por Navarra y sus gentes. Asimismo, a día de hoy es posible realizar la «ruta de Hemingway», que recorre los diversos lugares que el renombrado autor solía frecuentar.