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Ruinas de un gulag ruso

Ruinas de un gulag rusoAFP

El Debate de las Ideas

Cuando Alexander Solzhenitsyn descubrió el velo del terror: 50 años de 'Archipiélago Gulag'

Para el autor, la causa de la tragedia del comunismo en Rusia había sido el olvidarse de Dios

Archipiélago Gulag cumple 50 años desde que apareció publicado en París, primero en lengua rusa, el primer volumen de los tres que conformaron una de las magnas obras de la literatura rusa y de la libertad, abriendo una ventana al horror que imperaba en el «infierno comunista». Su autor, Alexander Solzhenitsyn, de origen cosaco, combatiente en el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, fue condenado al Gulag por unas cartas a un amigo donde criticaba la dirección de la guerra por Stalin. Autor durante el deshielo, periodo inmediatamente posterior a la muerte de Stalin, de Un día en la vida de Iván Denísovich, las 24 horas de un deportado en el Gulag, pronto aquella ilusión quedo defraudada. El régimen soviético seguía siendo un sistema totalitario criminal por su substancia comunista. Durante nueve años se dedicó a recoger los testimonios de casi trescientos antiguos deportados, información procedente de miles de documentos y manuscritos, que, a través de una red de amigos, verificaban la información, la escondían en diversos lugares, la mecanografiaban y después de ser fotografiada, se sacaba de forma clandestina de la URSS en microfilm. Alexander Solzhenitsyn, último eslabón de la gran tradición literaria rusa de Dostoievski y Tolstoi, había recibido el Premio Nobel de Literatura en 1970 y era una persona vigilada a causa de sus profundas convicciones cristianas. Para el autor, la causa de la tragedia del comunismo en Rusia había sido el olvidarse de Dios, la pérdida de la fe cristiana en la sociedad rusa, una fe que le ayudaba a una mayor agudeza del dolor de la pérdida de la dignidad de la persona humana por el comunismo.

Cuando apareció Archipiélago Gulag, se había producido unos años antes, en 1968, la invasión de Checoslovaquia, poniendo fin a la Primavera de Praga. La obra de Solzhenitsyn descubrió el velo que impedía ver la realidad del comunismo. El proceso de destrucción de la persona humana hasta convertirla en un despojo humano, desde la delación, detención, tortura, destrucción y envío al gulag para su conversión en un experto en supervivencia través de la mentira y el egoísmo. El horror del Gulag, contado al mínimo detalle destruyó la paradisíaca imagen que la izquierda divulgaba en Occidente, acusando de fascismo a todo lo que se oponía al totalitarismo comunista, desde el liberalismo hasta cualquier posición más a su derecha. Solzhenitsyn descubrió la máquina que destruía las almas de las personas convirtiéndolas en deshechos.

El 29 de marzo de 1974 fue expulsado de la URSS y condenado a un exilio de veinte años. En mayo de 1994 tendrá permiso para volver a una Rusia postcomunista. Cuatro años después se negó a recibir la Orden de San Andrés Apóstol, por considerar que el gobierno ruso de entonces era corrupto y había engañado al pueblo. En el 2006 aceptó el Premio Nacional de la Federación Rusa, y el 3 de agosto de 2008 falleció en su querida tierra rusa. Durante su exilio europeo no dejo de observar las amenazas a las que se enfrentaban los occidentales, donde el mayo del 68 había provocado la pérdida de la fe cristiana y el arrinconamiento de Dios de una sociedad que vivía en la prosperidad. La coincidencia de sus ideas con las del Papa San Juan Pablo II reveló la conexión entre los dos pulmones de una Cristiandad perseguida por los totalitarismos.

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