Anthony Burgess, autor de la novela 'La Naranja Mecánica', que tuvo la famosa versión cinematográfica, al principio alabó esta adaptación de Stanley Kubrick que ayudó al éxito del libro, pero muchos años después supo que en Estados Unidos habían suprimido el capítulo (igual que había hecho Kubrick) en que el protagonista, Alex, se arrepiente de la violencia, un hecho que cambió el sentido de la obra reflejado en el filme que acabó engullendo a la palabra escrita.