Fundado en 1910

Kirk Douglas como Doc Holliday en 'Duelo de Titanes'

Doc Holliday, el dentista tuberculoso y jugador que se convirtió en mito en el O.K. Corral (y en el cine)

La leyenda del Oeste estadounidense, recreada con profusión en la gran pantalla, fue amigo del famoso sheriff Wyatt Earp

Casi todo el mundo conoce a Doc Holliday por el cine. pero antes fue una de esas leyendas jóvenes del Lejano Oeste como Wild Bill Hickock, Calamity Jane, Billy el Niño, Buffalo Bill o el propio Wyatt Earp, el sheriff más duro e incorruptible de la historia de los Estados Unidos. A Holliday le han interpretado en la pantalla Victor Mature, Kirk Douglas, Jason Robards, Val Kilmer o Dennis Quaid. Un héroe maldito estadounidense exagerado por el cine.

Un «simple» tiroteo magnificado y envuelto en un precioso papel de regalo hollywoodiense le hizo más famoso que el Cid Campeador, y eso que Rodrigo Díaz de Vivar también tuvo a Charlton Heston para glorificarle. Pero no tanto. No por menores, sin embargo, son menos interesantes las historias un poco de cartón piedra con las que los niños soñaban.

La tuberculosis y el principio del fin

Antes de ver a Holliday ya convertido en jugador profesional, pendenciero, pistolero, alcohólico y tuberculoso, él tenía un relato por detrás ya asolado por la enfermedad que se cebó con su familia. Su madre murió de ella cuando él tenía 15 años y también su hermano. A él se la diagnosticaron a los 23. Antes de eso ya era un joven culto que había sido instruido en lenguas clásicas en la escuela, y a los 20 un reconocido dentista.

Poco después de empezar a ejercer la profesión, con un prometedor futuro por delante, le diagnosticaron su padecimiento. Se fue al Oeste en busca de un clima más cálido que aliviara sus pulmones enfermos. Allí trató de continuar con su profesión, pero la tos no gustaba a sus pacientes y descubrió el juego como medio oscuro de vida en su cada vez más oscuro espíritu.

Kevin Costner como Wyatt Earp y Dennis Quaid como Doc Holliday en 'Wyatt Earp'

El juego fue el hilo conductor de una existencia desde entonces errante, conflictiva, muchas veces delictiva. Peleas, duelos, a cuchillo y a pistola, reflejaron su carácter cada vez más salvaje. Participó en la fiebre del oro como distribuidor, estuvo en la célebre ciudad de Deadwood, casi junto a todo el resto de personajes famosos del Oeste.

Su vida sin rumbo continuó hasta que conocer a Wyatt Earp en Texas la orientó de algún modo. Se hicieron amigos tiempo después, cuando Doc ayudó a Wyatt en una reyerta en un saloon, salvándole de una muerte segura. Sus caminos se volvieron a encontrar para la historia (y para el cine) en Tombstone, concretamente en el O.K. Corral, después de que Holliday siguiese dejando su camino sin retorno lleno de muertos y heridos.

Tombstone

En Tombstone sucedió la famosísima y contada y filmada lucha entre los hermanos Earp y Holliday contra sus enemigos los Clanton. Vencieron aquellos, por supuesto, pero poca gente sabe que Kate, «la narizotas», como conocían a la compañera de Doc, contó que cuando él llegó después de la matanza se puso a llorar. La pendencia de Tombstone aún duró un tiempo entre venganzas sin fin como de Montescos y Capuletos.

Cuando esa nube se disipó, incluido un arresto por una de las muertes en Tombstone, ya que él no era un agente de la ley como los Earp, se marchó a Colorado de donde ya no salió. Una vez alguien le preguntó por su conciencia y él respondió: «La tosí junto con mis pulmones, hace años». Los últimos dos meses de su vida, aquel «caballero al que la enfermedad había convertido en un vagabundo fronterizo», como dijo Wyatt Earp, los pasó en la cama donde murió a los 36 años.