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Viñeta sobre la extinción voluntaria de la humanidad

Cuatro filosofías extrañas (y aterradoras) de la actualidad

Más allá de lo clásico y lo moderno, la historia del pensamiento ha derivado en teorías delirantes sobre el hombre y la existencia

Desde los tiempos del dogmatismo más primitivo, cuando el origen del pensamiento humano, ha transcurrido la historia de la humanidad «consciente». Una consciencia que ha ido creciendo como una montaña, como por toneladas de tierra como por toneladas de filosofías, de corrientes, de filosofías sobre filosofías, de ramificaciones, de inspiraciones o de evoluciones. La evolución de las ideas saltó de la creencia al pensamiento primero, que fue extendiéndose a medida que fueron aumentando las preguntas sobre la vida y los deseos por resolverla o entenderla.

De la filosofía griega (los presocráticos, los clásicos [con Sócrates, Platón y Aristóteles como exponentes principales] y la helenística) a la filosofía romana. Y luego a la medieval hasta que llegó la filosofía moderna (el empirismo y el racionalismo) y después la época contemporánea como capas tectónicas, como estratos, en vez de la tierra, de la reflexión y de una inteligencia humana que ha alcanzado confines desconocidos y se ha adentrado en lugares aún por conocer, extrañezas del pensamiento que se balancean en la punta de la rama del árbol de la filosofía, alejadas del tronco que las hizo posibles.

Neoludismo

El neoludismo alude a los luditas, los obreros del XIX que se opusieron a la mecanización de las fábricas durante la Revolución Industrial por miedo a perder su trabajo. El neoludismo se opone a la tecnología moderna y para ello utilizan prácticas como, aparte del sabotaje original, abandonar el uso de la tecnología de forma voluntaria y radical, como uno de sus más destacados practicantes, Ted Kaczynski, el tristemente célebre Unabomber (así lo bautizó el FBI durante su larga búsqueda: «University and Airline Bomber»), matemático de Harvard que abandonó la civilización para ser autosuficiente en la naturaleza desde la cual estuvo casi 20 años enviando cartas bomba a líneas aéreas y universidades, principalmente.

Mató a 3 personas e hirió a más de veinte de gravedad. Su manifiesto, La sociedad industrial y su futuro, donde afirmaba que la Revolución Industrial había sido un desastre para la humanidad, fue publicado en en The New York Times y en The Washington Post a petición expresa de Kaczynski, quien prometió dejar de enviar bombas si se le concedía su deseo. Fue su hermano quien, gracias a una frase del texto, alertó a la policía sobre la posibilidad de que fuera él. Finalmente fue detenido en su cabaña gracias a las indicaciones del hermano.

Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria

El delirio quizá alcance en esta filosofía uno de sus grados máximos. Fue fundada por Les U. Knight en 1991, quien, desde el ecologismo, llegó a la conclusión de que la mayor parte de los problemas del planeta venía de la sobrepoblación. Por ello Knight, fiel a los principios adquiridos, se sometió a una vasectomía a los 25 años, pero no se quedó ahí, sino que, en la evolución de su pensamiento, concluyó que la existencia humana era incompatible con la existencia de la tierra y de las demás especies. Knight cree que los animales son más importantes que los avances de la humanidad y aboga por su extinción paulatina por medio de la no reproducción.

Ecología profunda

Raíz (la fina rama madre anterior) del Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria, cuyo pensamiento cree que los seres humanos no pueden aprovecharse de los recursos naturales para vivir. Los ecologistas profundos piensan que el hombre solo puede vivir en armonía con la naturaleza, nunca por encima, un presupuesto razonable que se «desrracionaliza» en la radicalización de otro como que todas las cosas naturales tienen derecho a existir (donde incluyen el concepto de autodeterminación: por ejemplo, el derecho a la autodeterminación de una piedra), al contrario que la especie humana, sobre la que también apuestan por la estremecedora idea de su «decrecimiento».

Anarquismo primitivista

La última de estas filosofías disparatadas también se fundamenta en el rechazo de la industrialización y de la tecnología, radicalizando y «anacronizando» y «despoetizando», entre otros, el mensaje naturista de Henry David Thoreau en su obra Walden. El filósofo John Zerzan es su principal referente actual, quien califica de «opresiva» la civilización y propone volver a la subsistencia prehistórica a través de la caza y la recolección. Los anarcoprimitivistas quieren destruir la civilización fundamentados en lejanas teorías que afirman que el hombre de las tribus prehistóricas vivía en una paz original en la que no se conocían problemas como el de la «domesticación», donde reina la manipulación y el adoctrinamiento. También consideran que la agricultura y la ganadería, nacidas del paso del nomadismo al sedentarismo de las poblaciones, es culpable de dicha «domesticación» porque atenta contra la naturaleza de los animales y de la tierra. De ahí al rechazo frontal de la ciencia, que definen como subjetiva, en una huida hacia adelante que culmina, entre otros hitos, en que de este proceso surge el tan traído en estos tiempos patriarcado.