Diez frases de Barbusse, el escritor pacifista que adoró a Stalin, el segundo mayor asesino de la humanidad
El 30 de agosto de 1935 murió el escritor que ganó el Goncourt escribiendo sobre la guerra y se convirtió en furibundo comunista
Dicen que el mayor asesino de la humanidad fue Mao, a quien se le atribuye la muerte de casi 80 millones de personas. Una cifra espantosa, mucho menor que los no menos espantosos asesinatos selectivos de 25 millones de seres humanos, obra de Stalin. Al dictador comunista le escribió una biografía el escritor francés Henri Barbusse, titulada de forma inequívoca: Un nuevo mundo visto a través de un hombre.
Barbusse se hizo famoso después de ganar el premio Goncourt de literatura con su obra El Fuego, un manifiesto supuestamente pacifista, que en realidad no caló como tal, sobre sus experiencias en la Gran Guerra. ¿Cómo el maduro pacifista (tenía 41 años cuando se alistó en el ejército) pudo terminar convirtiéndose en fanático de un genocida? Antimilitarista casi natural, tampoco se entiende que se uniera a la contienda.
Poeta en búsqueda de sí mismo
Se introdujo en los ambientes literarios de París gracias a la poesía. Esto fue a finales del XIX y a principios del XX abandonó los versos para dedicarse a la prosa. Escribió artículos y relatos en revistas de buena tirada como Le Matin. En 1916, tras sus dos voluntarios años en el frente, publicó El Fuego, la novela con la que cambió su vida y su juicio y alcanzó una fama polémica por su «reinvención» (debido a su crudeza) del género bélico, y con la que ganó el premio Goncourt.
Publicada primero por entregas en un periódico, fue un éxito desde los primeros capítulos. A partir de entonces comenzó a florecer el ferviente pacifismo del autor. Y del pacifismo llegó hasta el socialismo y a una conciencia política que ocupó su vida y su obra. Convertido en una figura relevante del antimilitarismo, fundo el movimiento Clarté (la revista del mismo nombre llegó después), que pretendía reunir a intelectuales en torno al pacifismo. Sus relatos realistas comienzan a adquirir el tono de quien acusa a, por ejemplo, abogados y sacerdotes como causas y protagonistas exclusivos del horror de la guerra.
El sesgo del ya representante político se fue afilando hasta fundirse con el bolchevismo. El capitalismo es entonces el enemigo. Del ideal pacifista se sumergió en el comunismo, principalmente el soviético, del que se convirtió en mascarón de proa extranjero de una de sus muchas naves. La transformación, la «evolución» estaba ya casi culminada, aunque aún faltaba el aldabonazo final.
Con el fascismo enfrente, la suya fue una partida de frontón donde a cada vuelta de la pelota había un ideólogo del proletariado más radical. El pacifismo original estaba cada vez más lejos. Su literatura se convirtió en panfletaria con el propósito principal de representar el marxismo que le absorbió. Imaginó un Jesús ateo y revolucionario en un intento delirante de encontrar el misticismo (y a Dios, sustituirle) en la teoría socialista.
Adorador de Stalin
El antiguo poeta que buscaba el absoluto en el Yo (y ahora lo buscaba lejos de él: «Hay que atar la vida a otra cosa que no sea uno mismo...» ) era, quizá lo sea aún, el máximo ejemplo del comunismo como religión, de creyente en «la religión del odio», como dijo Jacinto Benavente. El aldabonazo fue escribir la biografía de Stalin, uno de los mayores asesinos de la historia de la humanidad, a quien adoró y representó como a un mesías. Estas son algunas de las frases que pueden indicar el viaje absoluto del pensamiento de Barbusse:
Diez frases de henri barbusse:
- «Amar a una criatura es tener necesidad de que esta criatura viva».
- «La oscuridad no existe, lo que llamamos oscuridad es la luz que no vemos».
- «¿Parar la guerra? ¡Imposible! No hay cura posible contra esa enfermedad».
- «Es la guerra la que me ha educado; no solamente el horror de la guerra, sino también la significación de la guerra imperialista».
- «El verdadero patriotismo se horroriza del que siembra el odio y la guerra».
- «Soy incapaz en la audiencia, de ser lógico, lo confieso; no tengo ya ánimos para tener razón».
- «La libertad y la fraternidad son palabras, mientras la igualdad es un hecho. La igualdad debe ser la gran fórmula humana».
- «Las cosas pequeñas, si se ponen juntas, son más grandes que las grandes».
- «La verdad es revolucionaria».
- «Hacer política es pasar de los sueños a las cosas, de lo abstracto a lo concreto. La política es el trabajo efectivo del pensamiento social. La política es la vida».