Siri Hustvedt: «Si retiramos los libros que hablan de misoginia o racismo perdemos gran parte de nuestra biblioteca»
La novelista, ensayista y poeta, ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019 y mujer del también escritor Paul Auster, será investida doctora honoris causa de la UIMP
Cuando habla, no cabe duda: Siri Hustvedt (Minnesota, Estados Unidos, 1955) ha vivido. Su vida está atravesada por una mirada, y por una profunda reflexión, que la han llevado a escribir a algunos de los superventas de los últimos años: El verano sin hombres, Todo cuanto amé, La mujer temblorosa o Elegía para un americano, que supuso su consagración como escritora.
Tras recibir el premio Princesa de Asturias de las Letras 2019 por «contribuir con su obra al diálogo interdisciplinario entre las ciencias y las humanidades», Siri Hustvedt se encuentra de nuevo en nuestro país para ser investida doctora honoris causa en la Univerisdad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.
Su obra es una de las más ambiciosas del panorama actual de las letras. Según el jurado del Princesa de Asturias, «incide en algunos de los aspectos que dibujan un presente convulso y desconcertante, y lo hace desde la ficción y el ensayo, como una intelectual preocupada por las cuestiones fundamentales de la ética contemporánea».
En una conferencia ofrecida en el campus de La Magdalena, la estudiosa e intelectual, que se encarga de las cuestiones fundamentales de la ética contemporánea y la epistemología, ha remarcado la evolución de los cánones en la literatura a lo largo de los siglos.
El problema del canon literario
Siri Hustvedt ha tratado de definir «la crisis del canon literario», que ella aborda en su última obra, Madres, padres y demás. «Solemos olvidar que los cánones han estado cambiando desde que llegó la literatura en masa, desde que existe una gran cantidad de lectores en el mundo, así como lo que entendemos como el canon de Occidente, sobre todo después de los griegos, ha cambiando a lo largo de los siglos», ha recalcado sobre el evidente proceso histórico que lleva aparejado lo «canónico».
«La idea de una 'lista' es algo que nunca se va a dar. Lo interesante para mí es que escritores que realmente fueron muy importantes en su día, como las novelistas mujeres del siglo XVIII, fueron eliminadas completamente de las listas de lectura y, por tanto, de los cánones. Fueron importantes en su momento pero luego fueron borradas. Algo que también sucede en la historia del arte: pintoras famosas que luego perdieron su estatus en lo que llegó tras ellas. Es importante ser conscientes de esto», ha continuado.
Las novelistas mujeres del siglo XVIII fueron eliminadas de las listas de lectura y, por tanto, de los cánones
Afirma la novelista, ensayista y poeta de orígenes noruegos que puede haber cierto «sobreentusiasmo» al querer cambiar el canon, pero que ninguna lista será cien por cien pura: «Si decidimos retirar todos los libros que hablan de misoginia, racismo, xenofobia o prejuicios contra las personas discapacitadas estaremos perdiendo gran parte de nuestra biblioteca». «Así que supongo que rechazo la idea de la pureza moral en la literatura, doy apoyo a libros terribles como el Mein Kampf de Hitler; todo ese material es importante a la hora de hacer cambios significativos en la historia del mundo», ha expuesto.
Hustvedt cree que «distintos momentos demandan textos distintos» y que es difícil que exista un visión objetiva de lo que es un gran libro, pues se trata de «una relación entre el texto y la persona que lo lee en cada momento». «Yo misma soy consciente de que hay personas que responden con mucha pasión a mis libros y hay personas a las que les deja fríos».
Rechazo la idea de la pureza moral en la literatura, doy apoyo a libros terribles como el 'Mein Kampf 'de Hitler
¿Qué debería pasar con los libros que se publican hoy en día, no en el pasado, que contienen este tipo de mensajes de odio o que atacan a ciertos colectivos? La estudiosa opina que hay dos situaciones posibles: la primera, la forma de emplear ese libro, y si se utiliza para enseñar. «La mayor parte de estos textos no se están publicando actualmente. Hay literatura contemporánea que se enseña en la universidad, pero no diría que está llena de odio. En Estados Unidos tenemos una política de libertad de expresión bastante extrema, pero no es completa», ha reconocido.
Esa defensa de libros que transmiten mensajes de odio la ha conducido a hablar de libertad de expresión. «La cuestión es algo más profunda: ¿qué es lo que queremos decir con libertad de expresión, quién es libre y quién no? En Estados Unidos la derecha utiliza la libertad de expresión como una especie de arma y al mismo tiempo retira libros de las bibliotecas, es un arma de doble filo», ha planteado.
«Es también importante reconocer que hay otras formas de limitar la libertad de expresión, como una larga opresión», ha afirmado de forma tajante, antes de realizar autocrítica con Norteamérica. «En mi país, una persona negra nunca ha tenido la misma libertad de expresión que una persona blanca. Los mismo sucede con las mujeres respecto a los hombres. Creo que es importante y necesario reconocer que un prerrequisito de libertad de expresión verdadera es la igualdad».
A continuación ha citado al filósofo alemán Habermas, que expone las condiciones ideales para que se dé una conversación, y según él, entre las reglas del juego imprescindibles se encuentra que a todo el mundo se le dé exactamente la misma importancia. «Es un tema muy amplio, pero realmente estoy en contra de la censura en la mayor parte de los casos, aunque la mentira es una forma de expresión muy peligrosa», ha sentenciado.
Un prerrequisito para que se dé libertad de expresión verdadera es la igualdad
La propia Siri Hustvedt, a pesar de su amplia trayectoria y de su reconocimiento, ha vivido en primera persona la condescendencia por ser mujer. Ha relatado una anécdota en la que, en un festival literario en Australia en el que se encontraba, en su condición de escritora, dando una conferencia junto a su marido, el también escritor Paul Auster, un periodista les trató de forma diferente. «El periodista miró hacia mi marido y dijo: 'Supongo que podríamos decir que tu trabajo es intelectual', y se giró hacia mí y dijo: 'Y el tuyo podríamos decir que es doméstico'. Creo que es una caracterización muy extraña de dos personas que están en el mismo escenario», ha relatado con una sonrisa.
«Esto me ha pasado de forma frecuente al viajar como escritora. Lo que he entendido con el tiempo, y mis ensayos más recientes lo expresan así, es que lo que me llamó inicialmente la atención cuando era más joven como un ataque personal sobre mi dignidad es algo que no tiene nada que ver conmigo». «Una vez entiendes que tiene que ver con la jerarquía y con problemas sistémicos, no puedes responder a esa condescendencia. Es un aprendizaje increíble el saber que no es algo personal, que no va conmigo», ha argumentado.
Respecto a su próximos trabajos, la escritora ha revelado que se encuentra investigando sobre la empatía a través de clases interdisciplinares que abordan esta cuestión desde la neurociencia, pero también la filosofía. De todo ello hablará también en el ciclo ‘En contexto’, donde mantendrá un diálogo con Isabel Durán, catedrática de Literatura Norteamericana y encargada de leer la laudatio de la escritora durante su investidura como doctora honoris causa de la UIMP.