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Pablo Velasco, Ricardo Calleja y Pablo Gutiérrez en la presentación del libro 'Istmos' (Ediciones More)

Ricardo Calleja presenta 'Istmos', un libro de aforismos que nace a partir de «tuits que no publicaba»

Elena Herrero-Beaumont comenta que Istmos constituye una crítica a la Modernidad, y asegura, coincidiendo con Pablo Velasco, que al ser una lectura fragmentaria, es idónea para padres que no tienen tiempo ni sueño, sobre todo, si están criando a un bebé

El estudio de los arquitectos Ignacio Vicens y José Antonio Ramos es el entorno que ha acogido la presentación del nuevo libro de Ricardo Calleja: Istmos. Editado por el sello More, se trata de un libro a base de aforismos que ha ido anotando este director del Colegio Mayor Moncloa e integrante del claustro del IESE en el área de Ética Empresarial.

Para acompañarlo en la presentación, han intervenido Elena Herrero-Beaumont, profesora de ética y gobernanza IE University; Miguel Herrero Jáuregui, catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid, y a quien Herrero-Beaumont define como «explorador de la historia de las religiones», y Pablo Velasco, editor del libro y decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación en la Universidad CEU San Pablo. Dentro del público se podía ver a periodistas, escritores y pensadores, como Chapu Apaolaza, Álvaro Petit, Víctor Núñez o Miguel Ángel Quintana-Paz, además del propio Ignacio Vicens.

Dice Herrero-Beaumont: «Mi bebé no me deja dormir, lo cual es perfecto para leer Istmos, porque es una lectura fragmentaria que colma la sed de sabiduría práctica, pues las madres y padres de familia no podemos con ensayos más extensos, debido al sueño y la falta de tiempo». Por su parte, Miguel Herrero comenta que, cuando Calleja le habló de este libro, él respondió: «¡Como Gómez de la Serna!», una pequeña broma a resultas de Ismos, publicado por el padre de las greguerías en 1931. Herrero aprovecha y se acuerda de otros momentos en que Vicens ha ofrecido este espacio para otros coloquios culturales.

Señala Herrero Jáuregui que Istmos «es Ricardo [Calleja] puro», incluyendo su faceta de jurista y de novelista. Explica este profesor de Clásicas que el libro contiene cuatro secciones –casa, escuela, plaza, templo–, así como el gusto del autor por la ficción para transformar este mundo. Y destaca algunos aforismos –aunque se empeña en llamarlos «epigramas» por su concisión y aire de sentencia repleta de paradojas–, como: «En Roma, la ciudad que ha legado el orden, no hay muchos ángulos rectos, menos los que impuso el fascismo». O «El corazón requiere echar raíces en un terreno en propiedad» y «La virilidad no busca la viralidad», junto con algunos en que Calleja critica tanto el esteticismo como el sentimentalismo. En opinión de Miguel Herrero, este libro trata de «insuflar nueva vida a los lugares comunes».

'Istmos' (Ediciones More), de Ricardo Calleja

Elena Herrero-Beaumont incide en que Istmos constituye una crítica a la Modernidad, incluye referencias al funcionamiento de la democracia, y sigue una línea clásica y aristotélica, de modo que pregunta si este libro es una «propuesta de vida». «Algún aforismo sí es una propuesta de vida», responde Calleja. Dice el autor que este libro se trata de un «esfuerzo fragmentario, no sistemático» y, como un istmo, pretende «unir, aunque sea mediante un vínculo estrecho, y también distinguir». Herrero-Beaumont lee un aforismo: «Estamos más cerca del ser al amar que al conocer».

La lectura asimilada, en riesgo

Según Calleja, el actual imperio de la tecnología puede suponer un escollo para la adquisición de sabiduría, pues la lectura lenta y asimilada se halla en riesgo. Él invita a leer despacio y releer, y cree que «la tecnología nos lleva a la sofística, pues no nos hace capaces de leer más que textos breves». No obstante, Calleja reconoce que este libro se ha escrito, básicamente, en un teléfono móvil, «en cualquier circunstancia», apostilla dando a entender lo que cada cual quiera de aquellos rincones en que nos hacemos acompañar por este artilugio.

Añade Ricardo Calleja: Istmos nace a partir de «tuits que no publicaba», y que dejaba guardados en espera de que se convirtieran, por acumulación, en un texto conjunto con mayor entidad; «si lo vas guardando y acumulando, puede que acaben teniendo valor», recalca. Incluso es un libro pergeñado en mensajes de Whatsapp, como uno que envió a Enrique García-Máiquez: «Si no lo has dicho tú, esto es mío». Precisamente ha sido García-Máiquez y su compendio de aforismos El vaso medio lleno (More, 2020) una inspiración para crear Istmos: «Al leer ese libro surgió la idea de escribir y anotar los aforismos», admite Calleja.

Herrero Jáuregui se extraña ante esta anotación de Calleja en Istmos: «Lo que urge construir es el tejado»; de modo que el autor se ve forzado a glosarlo, si bien «un aforismo, al igual que un chiste, no se explica». En opinión de Calleja, lo que define una casa no son las paredes, sino el techo, «lo cual lleva a la clave de bóveda del templo». Por eso, cuando se comienza una casa, lo que se ansía es tenerla acabada, llegar hasta rematarla con el techo.

A partir de aquí, se van desgranando más aforismos. Elena Herrero-Beaumont destaca, en lo relativo a educación: «Es un error reprimir los impulsos» en vez de inculcar el amor por la verdad. Un asistente dice que le gusta de manera especial este otro: «El educador decepcionado es un traidor», y Calleja, que es profesor, lo completa: «Es algo que me digo a mí mismo». Otro aforismo sobre educación y moral acude al juego de palabras entre «justo» y «gusto».

Pablo Gutiérrez, Ricardo Calleja y Pablo Velasco en la presentación del libro 'Istmos' (Ediciones More)

Herrero-Beaumont añade un aforismo de Calleja sobre el matrimonio: «Hay que hacer el humor con frecuencia». El profesor Herrero Jáuregui lee otro: «Al Cielo, como a todos los sitios bien, se llega por contactos». Calleja aclara la evidencia: la salvación no depende tanto de nuestros actos y supuestos méritos como de quienes se empeñan en llevarnos a la Casa del Padre. Es eso, precisamente, lo que aborda otro aforismo: «Amar es volver. En sentido estricto, sólo podemos volver a la casa del Padre».

Este apartado de Templo, dentro del libro, incluye más piezas: «Los nos cristianos suelen ser mejores que sus ideas, y los cristianos suelen ser bastante peores que sus ideas»; «Dios es de no creer»; «Dios aprieta hasta que ahoga, y luego suelta». Y Calleja se acuerda del caso de Lázaro, el amigo de Jesús. Resalta, en esta sección, el aforismo que reconoce, con Nietzsche, la muerte de Dios, pero espera el Sábado Santo, su resurrección.

Ricardo Calleja entiende que Istmos es una «patada en la espinilla al tradicionalismo», pues opta por conservar con prudencia, por la conveniencia práctica como motivo habitual para dejar cosas del pasado. Sin embargo, advierte de que las «invasiones bárbaras» ocurren «en sucesivas oleadas». Por eso reprocha a la mentalidad liberal contemplar las crisis «como preludio de victoria, sin atisbar las crisis finales». Para Calleja, la realidad es que no sólo hay crisis cíclicas, sino también otras definitivas.

Para cerrar el acto, insisten en que intervenga Pablo Velasco, quien asegura que «el editor no debe hablar; es como un árbitro o un bajista». Coincide con Elena Herrero-Beaumont en que los libros de aforismos suponen «el género favorito para un padre de familia, debido a la escasez de tiempo». Y aporta el dato: entre él y su esposa –seis hijos– y Pablo Gutiérrez Carreras –director de More, director de Campus Life en Universidad CEU San Pablo y durante veinte años director adjunto en el Servicio de Actividades Culturales de esta universidad– y su mujer suman quince niños. Velasco elogia el carácter de enlace de los «istmos», que une a una expresión muy propia de Calleja: «Fuego de campamento». El aforismo que Velasco recita, de memoria, aconseja «tratar a los que conoces como si pudieran llegar a ser tus amigos íntimos».

Para concluir, se pasa a algunos aforismos sobre el vino, en especial «in vino virtus», la búsqueda del justo medio entre la actitud abstemia y la ebriedad, pues en el defecto y en el exceso «está el pecado». Y eso es lo que hay a continuación: vino, cervezas, aperitivos…