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Ken Follet, en la presentación de su último libro, 'La armadura de la luz', en la Real Fábrica de Tapices de MadridPlaza y Janés

¿Necesita Ken Follet plegarse a la ideología de género para seguir vendiendo libros?

Impecable, el escritor galés Ken Follett ha elegido la Real Fábrica de Tapices de Madrid para presentar La armadura de la luz, donde vuelve a su imaginaria ciudad inglesa de Kingsbridge pero introduce tramas nuevas para hablar de «libertad de expresión» y «diversidad»

Centro de Europa. Edad Media. Guerras de religión. Entornos agrícolas, la maldad y el egoísmo de ciertas personas de los estamentos más altos, la búsqueda de libertad y justicia por parte de los que están siempre abajo. «Empecé a escribir novelas hace 50 años. Por entonces no quería ser diverso. Escribía sobre gente blanca, en concreto sobre hombres blancos».

Era normal que Ken Follet (Gales, 1949) hablara de hombres blancos en sus novelas medievales y centroeuropeas. Y lo cuenta con una mezcla de ironía y sarcasmo mientras presenta La armadura de la luz, una nueva entrega de la saga de Los pilares de la tierra, el libro que publicó hace 30 años y que provocó una revolución.

No sólo lleva 50 años escribiendo, sino que ha publicado 36 libros en más de 80 países y en 33 idiomas diferentes. Ante la pregunta de El Debate de si esa trayectoria le ha obligado a replegarse a la corrección política actual, ha sacado pecho: «Una de las primeras cosas que hice es poner a una mujer en el papel protagonista. En aquel momento no entendí lo inteligente que era».

Corrección política y revisionismo histórico

Cuenta este correctísimo escritor inglés que tomó una decisión arriesgada: poner a pelear a un hombre y una mujer. Y de una cosa pasó a la otra: de repente, se decidió por dibujar personajes femeninos complejos, pues veía cómo hacían avanzar sus extensas tramas. «Desde entonces siempre aposté por mujeres fuertes. Pero un día estaba firmando libros en la Fifth Avenue de Nueva York y dos mujeres afroamericanas, que quizá habían bebido un poco, me dijeron que a mis libros les faltaba 'color'. En mis novelas no había personajes 'de color', así que empecé a hacer personajes más diversos».

Plegado a las «nuevas imposiciones» del mercado, que parece imponer el lector (y lo dice un autor que ha vendido 188 millones de ejemplares en todo el mundo), el de Cardiff ha decidido incluir también una trama homosexual en este nuevo libro. «No es sólo una historia de amor. Los dos hombres tienen miedo porque no quieren que nadie lo sepa: podrían tener problemas», responde Ken Follet, que no se atreve a dejar claro si la apuesta por la «diversidad» responde a sus propias convicciones o a «sugerencias» de lectores.

'La armadura de la luz' (Plaza y Janés), de Ken Follet

«Ya llevo cinco libros con esta saga y pienso que son suficientes. Creo que hay que dejarlo antes de que los demás se aburran, no después. No es que haya hecho un voto de volver a escribir pero con este libro quiero acabar un ciclo», ha asegurado sobre las cinco novelas que forman la serie Los pilares de la Tierra, que junto a la trilogía The Century componen una crónica del último milenio de la civilización occidental.

Odio o amor, progreso o tradición

«Estoy fascinado por cómo la gente ha luchado por la libertad... y ganado. Gran parte de mis historias tratan fundamentalmente de eso. El tema que subyace en La armadura de la luz es precisamente la libertad de expresión», continúa Ken Follet. Ambientada en 1792, recorre la situación de Inglaterra con un «gobierno tiránico decidido a convertir el país en un poderoso imperio comercial». Mientras, Napoleón Bonaparte comienza su ambicioso ascenso al poder, y en medio de un gran descontento social, los vecinos de Francia se mantienen en alerta.

Ken Follett ha explicado que ha elegido la revolución industrial y la larga guerra de las naciones europeas contra Francia porque «donde no hay conflicto no hay historia». «En todo lo que cuento me gusta que el drama surja de la Historia misma. En este libro estamos en medio de la revolución industrial, cuando se trastocan las vidas de muchas personas por las máquinas. Son las vidas de estos personajes, sus amores, sus esperanzas... Pero todas vienen de la Historia, en mayúscula. En aquella época se generaron conflictos enormes: muchos perdieron su empleo, subieron muchísimo los precios y la guerra provocó una subida de impuestos», añade.

Para narrar lo que pasó elige, otra vez, a una protagonista femenina que tras ver cómo su trabajo como hilandera pierde valor por la aparición de las máquinas y tras entrar a trabajar a una fábrica, comienza su propia revolución. «El primer personaje que conocemos en la novela se llama Sal, ella es hilandera, coge una bola de lana o de algodón crudo y con una rueca va girando la rueda para crear el hilo que luego se utiliza para tejer. Desde el principio descubre que su rueca ha quedado obsoleta porque hay una máquina nueva que puede hilar como 150 hilanderas a la vez», ha explicado desde un marco incomparable, en la Real Fábrica de Tapices, que ha fascinado al escritor. «Entonces es cuando surge el conflicto: Sal decide sindicarse en una época en la que era casi ilegal e intenta luchar contra un progreso que a ella y a mucho otros les está dejando sin pan».

Tras mencionar episodios como la revolución de las amas de casa (cuando las mujeres robaron pan para poder alimentar a sus familias), Ken Follet ha trazado tres paralelismos con la situación actual: entre la revolución industrial y lo que sucede en nuestros días con los robots y la inteligencia artificial, entre la guerra de entonces y la actual en Ucrania, y la subida de precios desorbitada que sufre el mundo entero. «Y lo que ha sucedido en la Historia ya lo sabemos, los hombres destrozan las máquinas porque las culpan de sus desdichas. Muchos de los personajes de esta novela van a Bélgica y participan en la batalla de Warteloo para conseguir un mundo mejor y al volver se encuentran con un mundo igual o peor», ha afirmado. «La guerra no solucionó ningún problema. Esto pasa a menudo en la historia».

Derechos sociales y de los trabajadores

Con su inmensa labor de documentación y estudio histórico, que asegura realizar con cada nuevo libro, Ken Follet asegura que podemos aprender y entender cómo suelen acabar estas situaciones. «En el siglo XVIII se legalizaron los sindicatos, se acabó la guerra, los precios volvieron a precios razonables» afirma, pero "no sabemos lo que va a pasar ahora. No puedo adivinar el futuro.

Ken Follet con su nueva novela, 'La armadura de la luz'Plaza y Janés

El escritor británico, que ha vendido 188 millones de ejemplares de sus ocho libros, asegura que en lo que más se fija a la hora de elegir una parte de la Historia para una futura novela es el las situaciones que provocan conflictos personales. «La luchas de las personas por la libertad aparecen en muchas de mis novelas, en una novela conté el sufragio femenino, en otra la lucha de los científicos contra la Iglesia... La libertad es algo muy inusual, todos los países hemos vivido bajo una tiranía», ha asegurado.

«En la ficción popular la historia va primero. Es la historia lo que hace que la gente siga leyendo. Pero es más interesante en cuanto compartimos las emociones de los personajes. Los lectores tienen que poder identificarse con ellos, que cuando sientan miedo nosotros sintamos miedo, que cuando estén tristes a nosotros nos caiga una lágrima, que cuando se cometa una injusticia nosotros pensemos que algo está mal», ha aseverado, desvelando que «son las emociones las que hacen que una historia salga adelante».

«Me interesa la gente que hace cosas», responde ante la pregunta de si le queda algún tema pendiente por explorar. «Veo temas y pienso: 'Podría contar esta historia. Es fascinante y podría convertirla en fascinante para el lector'. También me gusta el amor, y aunque la guerra no me gusta, creo que es útil para hacer llegar las historias al clímax». Ken Follet se ríe a menudo, y con orgullo inglés afirma: «A lo mejor hay algún periodo histórico que no haya explorado, pero no sé cuál es».

Y en un nuevo giro hacia la ideología woke, que parece haber hecho mella en este afamado y queridísimo escritor, ha explicado: «Los que luchan por los derechos son siempre los oprimidos y débiles. En los últimos siglos han empezado a ganar los más débiles y han logrado parte de sus objetivos. En Europa, muy lentamente, hemos logrado la libertad religiosa, hasta hace no mucho nos matábamos entre católicos y protestantes».