La Biblioteca Nacional expone los cuentos que Miguel Hernández escribió a su hijo desde la cárcel
La exposición «Miguel Hernández: el poeta que hacía juguetes. Ausencias y últimos cuentos para su hijo», que podrá verse en la Biblioteca Nacional Española (BNE) hasta el 7 de enero, exhibe las hojillas que el poeta escribió en papel higiénico desde la cárcel de Alicante
El potro oscuro, El conejillo, Un hogar en el árbol y La gatita Mancha son los cuatro relatos que Miguel Hernández escribió en trece hojillas de papel higiénico a su hijo desde la cárcel de Alicante, historias sencillas, en las que la Biblioteca Nacional (BNE) ha puesto el foco para alumbrar una exposición «emotiva» y «evocadora».
Esas hojas de papel higiénico, escritas a lápiz y cosidas con un hilo de color ocre en la parte superior y con unas medidas de 12x19 centímetros, son el origen de la muestra «Miguel Hernández: el poeta que hacía juguetes. Ausencias y últimos cuentos para su hijo» que podrá verse en la Biblioteca Nacional Española (BNE) desde mañana hasta el 7 de enero de 2024.
Metáforas de libertad desde la cárcel
«Estos cuentos son seguramente los últimos textos que escribió el poeta en el Reformatorio de Adultos de Alicante en 1941», ha explicado este jueves en rueda de prensa el comisario de la muestra José Carlos Rovira.
«Cuentos que son cuatro metáforas de libertad con personajes de animales principalmente», ha dicho el comisario quien ha explicado que dos de esos relatos fueron transformados «en dos bellos cuentos ilustrados por Eusebio Oca, compañero de prisión del poeta, y están dedicados: 'Dos cuentos para Manolillo (para cuando sepa leer)'».
¿Cómo han llegado esas hojas de papel higiénico a la BNE? «En sus últimos días de vida, cuando Hernández está ingresado con tuberculosis en la enfermería de la cárcel y ya no escribía, repara con la ayuda de Eusebio Oca un libro ilustrado de cuentos para su hijo», ha contado Rovira.
En agradecimiento, el poeta entregó a Eusebio Oca aquel humilde conjunto de hojas, quien por miedo a sufrir represalias guardó en secreto ese tesoro manuscrito, que luego su hijo, Julio Oca, mostró y entregó a la BNE", ha contado Rovira.
Este documento y otros materiales como el manuscrito del Cancionero y romancero de ausencias, o las cartas a su esposa, Josefina Manresa, en las que el poeta cuenta que fabrica juguetes para su hijo, dan forma a una exposición que «baila entre el juego y la trascendencia poética», ha añadido Rovira, que ha calificado esta muestra de «emotiva y evocadora».
Miguel Hernández, en sus cartas de este período, tiene dos obsesiones claras: «El reencuentro con su mujer y poder ver a su hijo Manolillo, al que lleva año y medio sin haber podido abrazar a causa de su periplo por varias cárceles de España y deseada libertad», ha contado el comisario.
En esa correspondencia que el poeta mantiene con su mujer, Josefina Manresa, le cuenta sus vivencias y le anuncia los sucesivos envíos de juguetes para su hijo como un perro, un caballo o un carro. «Hoy he acabado el carro y el caballo: un juguete muy bonito para mi Manolillo. ¿Y tú, qué dices, hijo? Me dirás si te gusta ese caballo, y eso que te digo para tu cumpleaños. Pero te gustará muchísimo más el carro con el caballo de serrín que voy a enviarte dentro de poco, si no se pierde en el camino, como el perro», le escribía Hernández a su mujer desde la prisión de Ocaña, el 1 de enero de 1940.
En la muestra se ha incluido la lechera original en la que Josefina Manresa enviaba alimento a su esposo y en la que luego recibía algún escrito del poeta en la tapadera.