'El Señor de los Anillos en concierto': cómo hacer nueva una película que cumple dos décadas

La trilogía de El Señor de los Anillos que dirigió Peter Jackson se ha convertido en todo un icono y es considerada por muchos como la mejor adaptación al cine de la obra literaria homónima. Desde que se estrenó la primera entrega, La Comunidad del Anillo, su reputación no ha hecho más que crecer entre los fans de la obra de J. R. R. Tolkien. Este fin de semana, el WiZink Center de Madrid acogió –por primera vez en la capital después de haber visitado Barcelona el pasado mes de abril– El Señor de los Anillos en concierto. Un evento en el que la banda sonora que Howard Shore creó para las películas cobró especial protagonismo gracias a la emblemática Orquesta Sinfónica de Vallés bajo la dirección de Ben Phelps –cuya sincronización milimétrica con la película resulta abrumadora– y a los coros Cor Madrigal, Cor Bruckner y el coro infantil Cor Vivaldi. Todo organizado por la promotora Concert Studio.

A pesar de que ya hace más 20 años que la trilogía llegó a la gran pantalla, las tres películas se convierten en algo totalmente nuevo en El Señor de los Anillos en concierto gracias al protagonismo que se le otorga a la música. Aunque en multitud de ocasiones la banda sonora de una película pasa desapercibida para el espectador, lo cierto es que es el elemento cohesionador de cualquier trama. La música lo es casi todo en el cine. Sin música, hasta la mejor película de la historia del cine resultaría insulsa y carente de emoción. Y por ello, se trata de una experiencia única ver El Señor de los Anillos con su banda sonora interpretada en directo por una legión de violines, flautas, platillos, timbales, trompas, piano, violas, violonchelos y hasta un cimbalom húngaro junto a una soprano y 120 voces en el coro. Mención especial para la solista del coro infantil que alcanzó la más alta frecuencia vocal para deleite los presentes en la escena de la captura de Gandalf en Isengard.

En El Señor de los Anillos en concierto, los distintos personajes que pueblan la Tierra Media cobran vida mediante los distintos leitmotivs que plagan las partituras de la banda sonora. Así, los xilófonos y las notas alegren acompañan a los Hobbits en La Comarca mientras que los instrumentos de viento metal predominan en una industrializada torre de Isengard convertida en fragua bélica por un corrupto Saruman. Sin duda, se trata de una oportunidad única para todos aquellos fans que revisitan la trilogía cada cierto tiempo. Una forma de reinventar un clásico del cine moderno dotando de un valor preponderante a un elemento que, aunque totalmente determinante en la fama de las películas, puede llegar a pasar desapercibido en la comodidad del sofá de casa.