Premio Planeta
Una sociedad que lee es una sociedad mejor... pero cuidado con la inteligencia artificial
Esta noche se falla el ganador y finalista del Premio Planeta, mientras la editorial celebra los buenos datos de lectura y avisa ante los desafíos de la Inteligencia Artificial
Barcelona, a pocas horas de que se falle el Premio Planeta 2023. En la antigua lonja frente a la Barceloneta, decenas de periodistas se congregan ante el jurado del conocido galardón, compuesto por José Manuel Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Belén López, directora de Editorial Planeta y secretaria con voto.
En el año en el que celebran su 72ª edición, los Premios Planeta registran un récord de participación, con 1.129 novelas recibidas. «El premio tiene un objetivo: dar la máxima difusión al libro y descubrir nuevos lectores», afirma José Crehueras, presidente del grupo Planeta. Según los datos que maneja el grupo empresarial, hay más de 45 millones de lectores de los galardonados o los finalistas, demostrando «la reputación del premio». «Una sociedad que lee es una sociedad mejor», repite Crehueras, antes de pasar a desgranar los datos, previo agradecimiento a escritores anónimos y libreros.
El director editorial de Planeta, Jesús Badenes, reforzaba las palabras del presidente: «El libro ha sido el ámbito del ocio cultural que ha salido más reforzado de la pandemia». En España se ha incrementado la lectura en un 22 % en estos tres años, lo que nos sitúa a la cabeza de los países europeos. «En especial, el mayor crecimiento lo registran la ficción y los libros infantiles y juveniles», y en cuanto a la diferenciación por sexos, las mujeres siguen leyendo más, si bien el 68 % de la ciudadanía se considera «lector frecuente».
«La inteligencia artificial no sustituirá el talento y la creación»
Los responsables han querido abordar también uno de los temas más espinosos para la creación literaria: el de la inteligencia artificial. «Es un problema para todos, debido a que permite procesar muchos datos, repetir criterios y actuaciones, pero no va a sustituir al talento, que lo tienen las personas», ha afirmado con rotundidad José Crehueras.
¿Cómo evitar el fraude? Planeta cuenta con herramientas para vigilar que la creación sea realmente humana. «El problema existe, porque hoy los editores no tenemos la capacidad para saber si las obras están escritas o no por el autor, por lo que se deberá legislar, teniendo en cuenta que su incidencia va más allá del mundo editorial», ha continuado el presidente, que ha puesto el foco en la Unión Europea.
El director del Área de Libros del grupo, Jesús Badenes, ha asegurado por su parte que «la inteligencia artificial es una preocupación y un lugar común en todos los congresos de editores». Según él, «la IA es susceptible de ser analizada desde muchos prismas, entre ellos el punto de vista ético, que no nos corresponde a nosotros, sino a los reguladores», pero «será difícil que la creatividad sea sustituida; en cambio será útil en los procesos de documentación o para hacer una distribución editorial más inteligente».
La autocensura, otro desafío
«Valoramos el periodismo cultural y nuestro compromiso es el de crear lectores», ha continuado Crehueras. Además de los retos de índole económica, debido a la inflación en los precios del papel y la energía y a los problemas de logística y transporte, los miembros de la mesa han abordado también el tema de la cultura de la cancelación y la autocensura.
El escritor Juan Eslava Galán ha sido el encargado de hablar de las novelas finalistas, en las que abunda la novela negra, testimonial, y de personajes femeninos, además de la novela histórica. Los temas que siguen una determinada línea siguen siendo predominantes, pero, según el jurado, no debemos caer en ello.
«Es verdad. Nos autocensuramos. Yo escribo en prensa y como soy mujer aprovecho para decir todo lo que los hombres no pueden decir», ha afirmado Carmen Posadas, que ganó el Premio Planeta en 1998. «Además es un enemigo difuso: antes, la cancelación y la censura venían de arriba abajo. Ahora no sabemos quién nos censura, y hay más crueldad. ¿De dónde procede, quién marca las pautas? Esta censura de internet crea adictos que no se atreven a decir lo que piensan», ha finalizado la escritora.