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El escritor Stephen Crane en 1896

Stephen Crane, el autor que nunca estuvo en la guerra y escribió la novela bélica más realista de la historia

Hemingway o Conrad, su mejor amigo, admiraron la asombrosa literatura del escritor muerto a los 28 años a causa de la tuberculosis tras una vida de película

El Montmartre particular de Stephen Crane fue el Bowery neoyorquino de finales del XIX, el barrio que había pasado de elegante a marginal por donde se movía la bohemia, el primer paso de Crane para convertirse en el artista que quería ser. En 2021 Paul Auster quiso rescatar del olvido en La llama inmortal de Stephen Crane la figura del periodista y escritor de Newark.

Imagen del Bowery neoyorquino a finales del XIX

De Newark a Nueva York como de Barcelona a París. Este Picasso abandonado sobrevivió en aquel Bowery salvaje que le encantaba, donde el Bateau Lavoir fue una residencia para estudiantes de medicina. Tenía 22 años cuando escribió Maggie, una chica de las calles. Nadie quiso publicar el texto por su crudeza. Una crudeza real que era una crónica novelada de sus visiones y experiencias diarias.

'El rojo emblema del valor'

Escritor de periódicos, su segunda novela fue El rojo emblema del valor, la obra opuesta a Maggie porque esta se basó en sus observaciones ciertas, y aquella surgió de un curioso cóctel de lecturas de periódicos e imaginación que se convirtió en un éxito extraordinario en 1895. Pero lo más curioso fue que el libro se hizo famoso por su elogiado realismo nunca antes visto. El realismo que era inventado, o más bien construido, con un talento y una forma inusuales.

Primera edición de El rojo emblema del valor

El rojo emblema del valor cuenta la historia del soldado Henry Fleming en la guerra de Secesión estadounidense, que huye de la batalla por miedo y luego, arrepentido, busca enmendarse buscando la herida (el rojo emblema) que le salve de sí mismo. El simbolismo y la manera de narrar; la descripción del miedo, la psicología de la guerra, del momento, de la lucha, fueron admirados por los lectores y alabados por los soldados verdaderos que se reconocieron en los sentimientos y sensaciones descritas en la novela.

Lo más curioso, se decía antes, o lo más notable, es que Stephen Crane nunca estuvo en ninguna guerra. El rojo emblema del valor fue una creación artística asombrosa por esa razón: la recreación perfecta y sublime de una realidad que no había vivido. La fama le llegó a Crane primero tras publicarse algunos capítulos en centenares de periódicos que hicieron llegar aquellas «crónicas» líricas al gran público. Fue como escribir sobre ciudades del mundo leyendo y ojeando revistas de viajes.

Stephen Crane

Su aclamado realismo estaba bañado de impresionismo como de oro. Un fenómeno literario. La guerra entre metáforas para una obra modernísima en su tiempo y aún hoy, un clásico poco conocido de un autor poco conocido del que Paul Auster dijo que debería estar situado a la altura de Herman Melville o de Edgar Allan Poe. El rojo emblema del valor no solo triunfó en Estados Unidos, sino que su éxito fue aún mayor en Gran Bretaña. Crane sobrevivió tan solo unos pocos años a su fama debido a la tuberculosis.

'Lord Jim'

Entonces se empezó a construir el mito del escritor y de la novela que nunca ha dejado de editarse. Contó Auster en su libro sobre Crane que el periodismo de sus inicios «explicaba lo que había visto, pero creo que gran parte era inventado»: el germen de El rojo emblema, un poco el triste Lord Jim de su mejor amigo Joseph Conrad o el moderno que frecuentó los bajos fondos y que llamaba «El maestro» a su también amigo Henry James.