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Paola Marenco, de la Asociación de Amigos de Takashi Nagai, durante la presentación de la exposición 'Takashi y Midori Nagai: el sí que teje la historia'

Paola Marenco, de la Asociación de Amigos de Takashi y Midori Nagai, durante la presentación de la exposición 'Takashi y Midori Nagai: el sí que teje la historia'EncuentroMadrid

Un testigo de la bomba atómica y la identidad del hombre posmoderno, protagonistas de las exposiciones de EncuentroMadrid

Arranca la 20ª edición de EncuentroMadrid con el lema «Una amistad que teje la historia»: participarán Erik Varden (prelado de Trondheim), Mariolina Ceriotti Migliarese, monseñor Luis Argüello, Jorge Freire, Ricardo Calleja, Pablo Velasco, Armando Zerolo y Carmen Giussani, entre otros

Para volar alto, este año las jornadas culturales conocidas como EncuentroMadrid —vigésima edición— se celebran en el Mirador de Cuatro Vientos, con antiguos aviones caza y de pequeño tamaño —y alguno más grandecito— que saludan en torno al aparcamiento. Durante este fin de semana y a propósito del lema «Una amistad que teje la historia», miles de personas charlan, se divierten, pasean con sus hijos, toman cervezas o hamburguesas con amigos y, sobre todo, asisten a exposiciones, mesas redondas, conciertos y conferencias.

El viernes ha comenzado EncuentroMadrid con la presentación de dos exposiciones. La primera —con el título «Takashi y Midori Nagai, el sí que teje la historia»— da a conocer la vida de este matrimonio japonés que vivió durante la primera mitad del siglo pasado. Takashi Pablo Nagai (1908–1951) fue un médico radiólogo que se crio conforme a las creencias sintoístas tradicionales, si bien, al hacerse joven, fue desprendiéndose de aquella fe. Debido a motivos académicos y profesionales, su vida comenzó a radicarse en Nagasaki y acabó acercándose al cristianismo.

En 1934 se bautizó, y contrajo matrimonio con Midori Moriyama, descendiente de un largo linaje de cristianos que, a través de dos siglos y medio, y soportando persecuciones, mantuvieron la presencia de la Iglesia católica en el país del Sol Naciente, a pesar de carecer de sacerdotes. Nagai fue testigo muy directo de tres guerras, en especial de la que sostuvo su país contra China, lo cual le dejó profundas impresiones, sobre todo al mostrar su cercanía con las víctimas y la población sojuzgada. Su vida está reflejada en el libro Lo que no muere nunca (Encuentro), y expresa, a partir de una fe apacible y una delicadeza humana, el modo como vivió acontecimientos tan determinantes en la historia; principalmente, el lanzamiento de la bomba atómica sobre Nagasaki, donde residía.

Cuando estalló el artefacto nuclear, se hallaba lejos del epicentro devastador, al contrario que su esposa, que quedó reducida a cenizas. Aquella desolación y aniquilación no mermó el impulso de Nagai por ayudar a los heridos, y por reconstruir la ciudad y la catedral. El resto de su vida lo pasó en una pequeña choza de apenas cuatro metros cuadrados; ahí tenía cuanto necesitaba, como su mesa, su yacija y una pequeña librería, además de la cruz a la que rezar. La idea de vivir sin resentimiento fue una de sus brújulas espirituales.

Paola Marenco, durante el acto de presentación de la exposición 'Takashi y Midori Nagai, el sí que teje la historia', en EncuentroMadrid

Paola Marenco, durante el acto de presentación de la exposición 'Takashi y Midori Nagai, el sí que teje la historia', en EncuentroMadridEncuentroMadrid

El espacio que ocupa la exposición «Takashi y Midori Nagai, el sí que teje la historia» se abre con una puerta que imita el estilo de los templos sintoístas, y, en medio de una decoración de cerezos y paneles levantados con bambú, se va observando todo este recorrido vital, aderezado con objetos que recrean los que manejó el propio Takashi y su esposa. El rosario que había junto a los restos de Midori, una bandera nipona cuyo rojo sol era la sangre del propio Nagai, su trato con Maximiliano Kolbe, un catecismo de la época, como el que le sirvió para conocer el catolicismo… Incluso se ha construido una especie de réplica de su cobertizo en la que se ha colgado una copia de la carta que le envió un editor español interesado en sus libros, fechada en el verano de 1950.

Una exposición itinerante

Sobre esta exposición y este matrimonio ha hablado la también médico Paola Marenco, vicepresidenta del Comité «Amigos de Takashi y Midori Nagai». Antes de sus palabras, se ha interpretado una canción compuesta por el propio Nagai —«Campanas de Nagasaki»—, con ese tono terso de pocas cuerdas y voz melancólica acompañada de flauta —una flauta larga y tímida— tan características de la música japonesa. En la letra, dice Nagai: «Nuestra vida es frágil como las olas … Mi esposa murió en soledad … Desnudo los pecados de mi alma … Clavé la imagen de María Santísima sobre un madero de mi humilde cabaña».

Marenco ha señalado que, para el Meeting de Rímini de 2019, organizó esta exposición, y que luego se fue dando cuenta —30.000 personas la visitaron, el covid le concedió mayor resonancia— de que aquello merecía continuidad, como es la asociación «Amigos de Takashi y Midori Nagai». Tanta continuidad, que, en un encuentro inopinado con el obispo de Nagasaki, le propusieron iniciar el proceso de canonización de este matrimonio. A lo cual replicó el prelado: «Por fin alguien me lo pide». De hecho, hay estampas de devoción privada disponibles junto a la exposición. Cuya oración ha redactado la propia Marenco, que elogia la actitud de Nagai, siempre dispuesto a reemprender la vida en medio de todas las dificultades. Aún más: una enfermera leía sus libros a los ingresados de una leprosería. Les transmitía esperanza, e incluso alguno acabó abrazando también el credo católico, convencido de que la existencia es don y gracia. Los años finales de Nagai son los de un hombre muy enfermo, postrado en la cama, pero activo —en solo un mes de finales de 1947 escribió Lo que no muere nunca— y recibiendo visitas como la del mismísimo emperador.

Los profesores Catalina Martín Lloris y Guillerm Gómez-Ferrer junto al artista Ximo Amigó, en EncuentroMadrid

Los profesores Catalina Martín Lloris y Guillerm Gómez-Ferrer junto al artista Ximo Amigó, en EncuentroMadridEncuentroMadrid

Otra de las actividades del primer día de EncuentroMadrid 2023 es la exposición «El hombre dibujado», del pintor valenciano Ximo Amigó, y cuya presentación ha contado con un coloquio entre el propio artista, Guillermo Gómez-Ferrer (profesor en la Universidad Católica de Valencia) y Catalina Martín Lloris (vicedecana de la Universidad Católica de Valencia). A partir de un cuento de Italo Calvino, Amigó plasma en una serie de una docena larga de lienzos de igual formato las distintas caras del hombre actual. Es el mismo hombre, con el mismo vestido y sombrero, que en un cuadro se pinta a sí mismo, y en otros cambia de color, de perfil, de faceta: aparece como un puzle, o fascinado ante el móvil, o con la cabeza en la mano. Según Gómez-Ferrer, el arte moderno es abierto a la interpretación, pues el espectador participa de ella, se identifica, se divierte y reflexiona.

Tras estas presentaciones, se ha debatido en torno a la empresa y la amistad en una mesa redonda titulada «Navegando océanos azules, emprendiendo con otros», y en la que han charlado Juan Ramón Mateos (presidente de Ecointegral Ingeniería), Enric Blasco (consejero delegado de IDP Ingeniería, Medio Ambiente y Arquitectura), Abel García Rodríguez y Roberto Martínez Pérez (socios en Life Abogados) y Lucas de Haro (director general de Velto Renewables). Ha finalizado la jornada un concierto con canciones de los fallecidos Adriana Mascagni y Antonio Anastasio.

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