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Arturo Pérez-Reverte durante su entrevista con El Debate

Pérez-Reverte continúa publicando «irónicos» textos clásicos que remiten a la actualidad política

En esta ocasión le ha tocado a Plutarco y su Vida de Solón, mientras remite a una publicación de hace 4 años a quienes le preguntan por la situación política

Arturo Pérez-Reverte escribe en su perfil en X: «No tengo ideología, lo que tengo es biblioteca». Es cierto que sus textos en la antigua Twitter a veces son más «personales» que «bibliotecarios». El pasado 12 de noviembre publicó un mensaje en el que decía, casi a modo de ruego: «Este tuit es de hace exactamente cuatro años, así que no me pregunten más sobre lo que ocurre estos días, por favor. Ya está todo dicho hace mucho tiempo».

Hay quienes le acusan de «no mojarse». El 14 de noviembre escribió en X: «Para el archivo. Cuando un guiri me pregunte que significa la expresión española «tener cojones», le enseñaré esta foto de los diez hombres y mujeres de Leiza, Navarra: un pueblo de 3.000 habitantes donde la mitad vota a Bildu». El mensaje «velado» de un ¿no a la amnistía« con la imagen del puñado de valientes leizarras bajo la lluvia (mojándose) bajo se cartel: »AMNISTIA NO-EZ".

Mensajes claros, contundentes, y al mismo tiempo no absolutamente directos. Como los textos clásicos que está publicando en clara referencia a la actualidad, a los que sus seguidores responden profusamente. El último es del 15 de noviembre, primer día del debate de investidura, unas líneas de Plutarco en sus citas de Solón, el legislador ateniense: «Si hoy vais a sufrir, vuestra es la culpa,/ no lo llaméis castigo de los dioses./ Dando vosotros alas a estas gentes/ los habéis encumbrado; y ahora el premio/ es una torpe y triste servidumbre. (Plutarco, Vida de Solón)».

La «torpe y triste servidumbre» que puede interpretarse que quiere decir el académico que le espera a los españoles después de la investidura de Pedro Sánchez, gracias a la aprobación de una amnistía y otras concesiones, la situación que proviene no del «castigo de los dioses», sino de las «alas» (los votos) de quienes les han «encumbrado».