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Enrique Solano, Sara Lumbreras y Rubén Herce, en la mesa redonda sobre el libro 'Dios, la ciencia, las pruebas'Evelio Jiménez

Debate sobre el libro de moda que prueba la existencia de Dios

«Vivimos en un momento cómodo para los cristianos, porque la ciencia dice que es razonable creer en Dios»

Mesa redonda en la Universidad de Navarra en torno al libro Dios, la ciencia, las pruebas, que tanto éxito y debate ha generado en Francia y en otros países. «Están cambiando las cosas; ya no se siente vergüenza por cuestionar argumentos que la ciencia no puede responder», asegura la profesora Lumbreras

¿Qué puede decirnos la ciencia sobre Dios? ¿Nos aporta pruebas, barruntos, indicios acerca de su existencia? ¿O todo lo contrario? Sobre esta cuestión, y con una perspectiva nítida, trata el libro Dios, la ciencia, las pruebas, de los franceses Michel–Yves Bolloré y Olivier Bonnassies, que hace poco visitaron España y de cuya edición original han vendido más de 250.000 ejemplares.

En la Universidad de Navarra les han tomado la palabra, para organizar en su campus matritense la mesa redonda «Dios. La ciencia. Las pruebas. ¿Qué está cambiando?», dentro de las actividades que promueve su Máster en Cristianismo y Cultura Contemporánea. Han charlado sobre el tema Rubén Herce, sacerdote, ingeniero, doctor en Filosofía de la Ciencia y codirector de la revista Scientia et Fides; Sara Lumbreras, doctora en Ingeniería y profesora en ICAI (Universidad Pontificia Comillas), y Enrique Solano, presidente de la Sociedad de Científicos Católicos. El Aula Magna de este campus madrileño se ha llenado por completo, y medio millar de personas ha seguido en directo la sesión, gracias a la conexión online por Zoom.

Según Herce, preguntarse por la existencia de Dios en nuestros días no es algo pasado de moda, a pesar de que «vivimos bien, estamos acomodados», puesto que seguimos sin hallar respuestas a la existencia del bien y del mal, la injusticia, las guerras. En su opinión, la teoría de la evolución o del Big Bang pueden aportar pistas, pero siempre incompletas. «Este libro [el de Bolloré y Bonnassies] intenta sacar a la luz si se puede responder honestamente, si hablar de Dios tiene todo el sentido desde el punto de vista de la ciencia».

La mesa redonda «Dios. La ciencia. Las pruebas. ¿Qué está cambiando?», en la Universidad de NavarraEvelio Jiménez

Por su parte, la profesora Lumbreras dice: «Están cambiando las cosas; ya no se siente vergüenza por cuestionar argumentos que la ciencia no puede responder». Para la ingeniera, uno de los aspectos más relevantes del libro es su insistencia en el «ajuste fino de las constantes físicas»; es decir, esas leyes de la naturaleza que establecen, al milímetro, el modo como se estructura un átomo, la manera como funciona la fuerza gravitacional o como se despliega la vida a partir del ADN. Por eso, «hemos llegado a un punto en que se puede debatir científicamente contra el materialismo».

Se puede debatir científicamente contra el materialismoSara LumbrerasDoctora en Ingeniería y profesora en ICAI

En todo caso, Lumbreras y los demás expertos se muestran cautos sobre el empleo de la palabra «prueba», puesto que, en realidad, la ciencia lo que favorece es una «escala de evidencias». Según Lumbreras, lo más intuitivo y razonable, tal como apunta el libro, no es el materialismo, sino asumir la existencia de un Dios creador como explicación más lógica para entender el universo. Asimismo, añade esta profesora universitaria que el surgimiento de la consciencia, de la vida inteligente, de lo humano, supone otro punto de enorme relevancia dentro de este debate.

Concepto de Dios, concepto de universo

Para Enrique Solano, «acomodar el concepto de Dios al concepto que teníamos del universo» en el siglo XIX o ahora es la clave. Porque, en el siglo XIX, el modo de entender el universo era muy distinto al que tenemos hoy; en aquel entonces, se pensaba que el universo era «estático» e imperaba una visión determinista que orillaba cualquier consideración sobre la Providencia. Hoy el contexto es muy diferente, como se percibe en la lectura del libro de Bolloré y Bonnassies.

Ahora, gracias a la teoría general de la relatividad y a la física cuántica, Dios tiene más hueco. Ahora interviene el «principio de indeterminación», se asume que el universo tuvo un origen, se halla en expansión y tiene un tamaño mucho mayor de cuanto se imaginaba. Por eso, «vivimos en un momento cómodo para los cristianos, porque la ciencia dice que es razonable creer en Dios». En otras palabras, «la ciencia es un medio para acercarse a Dios». De manera que, si mañana la ciencia cambiara de paradigma otra vez, sería ocasión para «profundizar en la fe y profundizar en la ciencia». En su opinión, la tradición cosmogónica judeocristiana es la que más ha permitido aproximarse a una visión armónica de ciencia y religión.

Mesa redonda en la Universidad de Navarra en torno al libro Dios, la ciencia, las pruebas, que tanto éxito y debate ha generado en Francia y en otros paísesEvelio Jiménez

Al retomar la palabra, Rubén Herce ha sacado a colación el caso de Antony Flew –había sido profesor en las universidades de Aberdeen, Reading, Oxford, entre otras–, que en 2004 dejó sus tesis ateas para abrazar el teísmo, a resultas de las evidencias que mostraba el «ajuste fino» en biología. ¿Cómo admitir la extrema complejidad de la vida, sin una inteligencia superior detrás? En este punto, Herce ha querido ampliar la cuestión, señalando que existen diversos modos de conocimiento, aparte de la ciencia; a Dios se lo conoce, básicamente, a través de la experiencia y relación personal, de la Revelación de su intimidad. Aparte, ha aclarado que no deben situarse al mismo nivel meras hipótesis indemostrables, como la teoría de los «multiversos», con formulaciones corroboradas, como el «ajuste fino».

A Dios se lo conoce a través de la experiencia y relación personal, de la Revelación de su intimidadRubén Hercesacerdote, ingeniero, doctor en Filosofía de la Ciencia y codirector de la revista Scientia et Fides

En su segundo turno, Sara Lumbreras ha abierto otro tema: la inteligencia artificial y la incidencia que, a partir del concepto de conciencia humana, va a suponer como nuevo argumento contario al materialismo. Ha comentado una de las últimas teorías del fallecido Stephen Hawking: el proceso evolutivo de las constantes cósmicas para que el universo sea cada vez más complejo y pueda acabar dando lugar a la aparición de la inteligencia. Es un tema al que se le ha sacado mucha punta: la vida en este planeta ha pasado por etapas muy diferentes, por «cuellos de botella», por extinciones masivas. A lo cual, la vida ha respondido con mayor robustez, adaptabilidad, complejidad y dinamismo. Es decir, no se ha llegado al ser humano «desde cero», sino a través de muchos vericuetos. Herce apostilla: Dios no es tanto un ingeniero que se atiene a un plan y un programa, sino que concede «autonomía» a su Creación y «aprovecha sus imperfecciones». Solano tercia: a lo largo de la historia han competido entre sí teorías contrapuestas, como ocurrió durante siglos con las explicaciones heliocéntricas y geocéntricas.

Los tres están de acuerdo en que la ciencia no constituye un «camino forzado» a la creencia en Dios, sino que aporta pistas. Dios es más sutil y no quita la libertad para creer o no en Él. De manera humilde, Lumbreras completa el panorama: «hoy sólo conocemos el 5 % del universo», puesto que entendemos que la mayor parte de la realidad la componen la materia y la energía «oscuras». Aludiendo a Agustín de Hipona, los compontes de esta mesa redonda lo tienen claro: «Hay que comprender para creer, y hay que creer para comprender».