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Álex del Rosal, autor del libro Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida

Álex Rosal, autor del libro Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida

Álex Rosal: «Es necesario que en España despertemos de la permanente distracción de la izquierda»

El periodista, editor y ahora escritor publica 'Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida' (LibrosLibres, 2023). Un manual de guerra cultural contra los nuevos poderes que quieren acabar con Occidente y alumbrar una nueva sociedad

Álex Rosal es «persona non grata» en la Cuba de Fidel Castro. No como otros, que son personas gratísimas, a pesar de que no viven en ella, en su realidad, ni jamás lo han hecho. Hay en ese «no grato» de Álex un título nobiliario, no de nobleza como estamento, sino como virtud. Él sí vio lo que pasaba en esta isla y en sus cárceles y le echaron y le prohibieron volver. Otros van y vienen agasajados por ese régimen que perdura tras la muerte del dictador.

Periodista, editor o fundador de revistas, en la actualidad preside el Grupo Libres (donde se encuadran las editoriales LibrosLibres, Vozdepapel y BuenasLetras), un nombre (unos nombres) que expresan el afán de nuestro protagonista: la libertad que está en peligro no en este caso porque se vea en una cárcel castrista, sino en las «cárceles occidentales» invisibles en las que la «guerra cultural», también invisible (aunque cada vez menos), va recluyendo a la sociedad.

Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida (LibrosLibres, 2023) podría ser el discurso de San Crispín de Enrique V del XXI contra un enemigo que amenaza todo lo que queremos y todo lo que nos sostiene. No está en verso, sino en prosa directa, esquemática, moderna, incluso con códigos QR para tener acceso a ejemplos reales de lo que se cuenta y de lo que se advierte.

Un manual que casi nos abre los ojos como se los abrían al protagonista de La Naranja Mecánica, pero en este caso con el propósito urgente de que no caigamos en el conformismo y la autocomplacencia frente a una amenaza presente y real. Vamos a despertar:

–Dan ganas de ponerse a recitar su libro con un altavoz para advertir a la calle de qué es la guerra cultural ¿La hemos perdido ya?

–Las batallas que se pierden son las que no se dan. Esta guerra cultural hoy la hemos perdido por incomparecencia. Hemos renunciado a dar la batalla por pereza, distracción o comodidad. O, quizás, por no ser conscientes de que estamos metidos en una guerra que no mata físicamente, pero que sus «bombas» ideológicas destrozan la sociedad. No hay tropas o soldados. Todo es más sutil. En esta guerra el campo de batalla es el mundo de la cultura, la opinión pública y la educación, y ganándola te da acceso total al poder político. Pero lo peor es que no acabamos de darnos cuenta de todo lo que podemos perder si no presentamos batalla.

–¿Y qué podemos perder?

–Todo. Nos convertiremos en unos semi-esclavos de estos bárbaros. Te prohibirán todo lo que no entre en sus parámetros ideológicos: libertad de pensamiento; libertad de expresión; libertad de movimientos; libertad económica; libertad de educación; libertad lingüística; libre iniciativa… y pagarás con tu esfuerzo todo lo que a ellos les gusta: eliminación de la propiedad privada; adoctrinamiento de tus hijos; subvenciones en vena; corrupción; subvertir el sentido natural de las cosas; atacar a la familia y a la protección de la vida; favorecer el Islam frente al Cristianismo; incentivar la inmigración ilegal… Y si no lo haces, te satanizarán públicamente acusándote de fascista y mal ciudadano. Te quemarán tu buen nombre en la plaza pública de las televisiones, y pasarás a ser un paria social. Civilmente estarás muerto.

Los bárbaros-globalitarios están representados por Soros y Bill Gates, que quieren individuos frágiles, subordinados y con adicciones, y para ello impulsan el desmantelamiento de la familia

–¿Sabría explicar quién es Soros? ¿Quizá algo parecido al cabecilla de los bárbaros?

–Hay tres tipos de bárbaros que se auxilian entre ellos. Los primeros son los bárbaros de la izquierda reaccionaria y nacionalistas supremacistas que aspiran a deconstruir la sociedad para alumbrar una nueva. Y para ello necesitan una población sumisa y distraída. Los segundos son los bárbaros-globalitarios que estarían representados por Soros y Bill Gates y que quieren individuos cada vez más frágiles, subordinados y con adicciones, y para ello impulsan el desmantelamiento de la familia, favoreciendo su desestructuración y división. Ellos quieren sacar un buen rédito económico de una población con necesidades de consumo y poca capacidad de ponerse límites. Y, por último, estarían los bárbaros-cobardones que no soportan vivir fuera del calor de la tribu, y que ni se plantean abrazar aquellas causas que los puedan señalar como peligrosos para el consenso que deciden los nuevos clérigos.

Cubierta del libro Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida

Cubierta del libro Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida

–Según la describe, China es el mismísimo Mundo Feliz de Huxley…

–El Partido Comunista Chino anunció en 2014 que había alumbrado «el sistema de crédito social como un mecanismo de recompensa y castigo para construir una sociedad socialista armoniosa». Creo que poco más se puede decir. Es el nuevo totalitarismo que está llamando a nuestra puerta. Técnicamente ya estamos preparados para que el Gran Hermano controle nuestras vidas.

–Hurtar el debate, la distracción estratégica, la deconstrucción del lenguaje, los activistas al poder, ya estamos viendo cómo políticos se niegan a responder sin problemas a determinados medios…

–Los bárbaros del Poder se han dado cuenta de que el mejor medio para ganar una discusión es evitarla, y en eso están. Ya no se implican en rebatir las críticas, simplemente las ignoran y las sepultan con un arsenal de noticias para distraer al ciudadano medio y que así cambie de tema. El objetivo es distraer, distraer y distraer. Distraer a todas horas. Distraer es mejor que debatir cualquier crítica o reprobación.

En este sentido, los popes de la izquierda reaccionaria en España han comprobado las bondades de aplicar el principio de la «distracción estratégica» que tan eficaces resultados ha tenido en China, y que consiste en introducir temas de debate, muchas veces superficiales o tontos, que obliguen al interlocutor a dejar de hablar de Puigdemont, la amnistía o el apoyo de Pedro Sánchez a los terroristas de Hamás. Y están aprendiendo del Partido Comunista Chino a marchas forzadas, y del llamado «Ejército de los cincuenta centavos», que es posiblemente la mayor organización de propaganda que existe en el mundo.

Los bárbaros que nos gobiernan están tranquilos, muy tranquilos, sabiendo que su hoja de ruta se va a cumplir

–¿En qué consiste este «Ejército de los cincuenta centavos»?

–Son jóvenes universitarios y militantes del Partido Comunista que reciben cincuenta céntimos (o cinco jiao, que corresponden a 0,007 euros) por publicar comentarios de distracción que tienen como finalidad sepultar las críticas a la dictadura. Nunca entran en el debate. Tan solo sacan a colación el último affaire amoroso de la actriz de moda, o la injusta expulsión del jugador Wu Lei, por ejemplo, hasta que logran que la masa enfurecida se calme y se ponga a debatir sobre otros asuntos.

–¿En España hay algo parecido?

–No exactamente. No tenemos un «Ejército de los cincuenta centavos» como tal, pero sí guerrillas en las redes financiadas por los bárbaros, que hacen una labor similar. Y a ello hay que sumarle el aparato de los medios públicos, y de una gran mayoría de medios privados que, gracias a las subvenciones, son excelentes relaciones públicas de quién le tira unas migajas en forma de billetes.

–Hace un llamamiento a los hombres para que sean «inactuales», como dijo Chesterton, apartarse del móvil o incluso pedirle ayuda a Dios… el peligro es real y serio…

–Un amigo venezolano me decía que hace una década, cuando el peligro totalitario era cada vez más evidente en su país, sus amigos no paraban de repetirle: «Aquí no puede pasar; aquí es imposible que pasen esas cosas», pero esas cosas pasaron. Y me temo que en España estamos con la misma cantinela: «Aquí no puede pasar», pero está pasando. Y los bárbaros que nos gobiernan están tranquilos, muy tranquilos, sabiendo que su hoja de ruta se va a cumplir ya que no tienen a casi nadie enfrente que ponga pie en pared. Saben que somos inofensivos. Nos quejamos mucho, protestamos, criticamos e incluso amenazamos con hacer algo que no cumpliremos… pero al final delegamos nuestra responsabilidad de combate en otros. No damos la batalla, y el camino para extender el mal lo tienen libre…

Es hora de despertar y convertir nuestras comunes micro-cobardías en micro-valentías para revertir esta situación

–¿Y qué propone usted?

–Hemos llegado a esta situación de colapso político, y de estar al borde del precipicio como sociedad, por la suma de miles y millones de micro-cobardías de todos nosotros. Hemos creído que con votar cada cuatro años y quejarnos en voz alta, ya cumplíamos el papel de buen ciudadano. Y delegábamos nuestra responsabilidad en otros: en los políticos, empresarios, académicos, periodistas, obispos… Einstein decía que «el mundo es un lugar peligroso para vivir; no por las personas malvadas, sino por las personas buenas que no hacen nada al respecto». Es hora de despertar y convertir esas micro-cobardías, tan común en nosotros, en micro-valentías, para revertir esta situación.

–Es curioso que el libro se llame Despierta, que es algo parecido, o lo mismo que lo que hizo el enemigo, ese «despertar», lo «woke». Su Despierta es un «contradespertar», la Reconquista a la que usted se refiere para que no nos quiten todo lo que amamos…

–Para Chesterton «el verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás». Es necesario que despertemos de esta permanente distracción en la que estamos metidos, y que combatamos a los bárbaros que quieren quitarnos lo que más amamos. Está en juego que nuestro estilo de vida sea destruido y sustituido por la promesa de un supuesto Paraíso que solo nos va a llevar al infierno en la tierra.

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