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Póster de propaganda de Mao Zedong

«Sostenibilidad cultural», la terrible nueva «revolución cultural» que impulsa el Gobierno y la Agenda 2030

El Desarrollo Sostenible es el nuevo líder supremo de la Humanidad, donde «la cultura es crucial para lograr un resurgimiento sostenible, inclusivo y con visión de futuro de nuestra vida social y económica»

Black Pearl («Perla negra», como el barco de los piratas del Caribe o también como Black Lives Matter) es el curioso y significativo nombre de una «organización pionera en sostenibilidad cultural». Su ámbito de acción alcanza al diseño, la moda, la música o la educación para «generar debate social» que se convierta en acciones reales para reducir el impacto en el medio ambiente de todos estos sectores.

La dimensión cultural de la Agenda

Según el ministerio español de Transición Ecológica, la «sostenibilidad cultural» es un objetivo de la Agenda 2030, concepto al que se refirió el pasado viernes el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático 2023 (COP28). Quieren que la cultura sea considerada «un objetivo más del desarrollo sostenible». Hacia una cultura sostenible es el título del libro que se puede descargar en el ministerio de nombre «woke» donde se sientan las bases del concepto. La «guía» es obra de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), desde donde fomentan «el debate sobre la dimensión cultural de la Agenda».

El «manual» Hacia una cultura sostenibleREDS

Todavía no se ha entendido nada y todo al mismo tiempo. Por aclarar algo, la presidenta de REDS («ROJOS», qué paradoja tan curiosa) es la ínclita exministra Leire Pajín, aquella que definió el encuentro entre Zapatero y Obama como una «conjunción planetaria». En su párrafo inicial, el libro de REDS apunta: «Lamentablemente, a pesar de los aportes del sector cultural al proceso de elaboración de la Agenda, ésta no incorporó un ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) específico que situara a la cultura como elemento imprescindible para el desarrollo sostenible, pese a su importancia en los contextos contemporáneos».

'REDS'

Continúa un poco más adelante la «guía práctica»: «La correlación entre el sistema de salud y el cultural se ha evidenciado y demandará más esfuerzos para fomentar esta transversalidad e inclusión en el desarrollo sostenible», que es justo donde aparece la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), cuyos objetivos son «la elaboración de herramientas prácticas que ayuden a implementar los ODS (parece una especie fantástica de alienígenas) en distintos ámbitos y para ello, publica guías sectoriales que orientan sobre cómo integrar y aplicar la Agenda 2030 en distintos campos: las universidades, el turismo, las ciudades… y ahora, también en el sector cultural»: El lenguaje horrendo de la «burocracia climática».

Leire Pajín, exministra de Igualdad y actual presidenta de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS)

No se quiere seguir añadiendo párrafos de Hacia una cultura sostenible porque se sospecha que el objetivo es aturdir al lector hasta que asienta ante lo incomprensible. Dicen que la Agenda 2030 en una oportunidad para el sector cultural. De hecho, no solo es una oportunidad, sino una triple oportunidad: «El marco de los ODS supone una triple oportunidad para el sector cultural: por un lado, le permite repensar su relación con las audiencias e identificar nuevos públicos potenciales, desarrollando políticas inclusivas y transformadoras. Por otro lado, le permite generar nuevos servicios a través de la innovación, la experimentación e investigación y la producción de conocimiento. Y por último, los ODS empujan a las entidades y agentes culturales a buscar nuevas vías de financiación en este panorama complejo y cambiante. Probablemente, cualquier iniciativa futura que quiera captar fondos públicos o privados deberá demostrar su alineación y aportación a los ODS». Los «ODS» como «oompa loompas» siniestros de un nuevo orden.

El cambio climático, el líder supremo

Aquí se entiende, sin entrar en profundidades (que no existen a pesar de las apariencias) que o se asume toda esta jerga ininteligible (pese a su claridad meridiana) y sus postulados o nadie en este nuevo mundo que se planifica va a tener nada que hacer. Es tan terrorífico como amar al líder supremo. A Mao, a Stalin... Entonces el Desarrollo Sostenible es el nuevo líder supremo de la Humanidad, donde «la cultura es crucial para lograr un resurgimiento sostenible, inclusivo y con visión de futuro de nuestra vida social y económica». El resurgimiento que suena a reeducación como la maoísta, donde «algunos autores consideran que en el mundo actual las culturas juegan un papel fundamental para entender el desarrollo sostenible actual y de futuro».

Los 17 objetivos para el «Desarrollo sostenible»REDS

«La transformación que busca la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos es hacia una cultura que reconozca la profunda conexión que nos une a la salud del planeta y que comprenda la redistribución necesaria para que todos alcancemos por igual la prosperidad». No se puede alcanzar por igual «la prosperidad». Es un imposible humano. Pero para la distopía que viene todo es posible, en la inhumanidad, claro. Lo que sigue en ese engendro aterrador que es Hacia una cultura sostenible nos lleva a un mundo sin humanidad ni Humanidades ni cultura que valga, porque lo único que importa es el nuevo líder supremo que nos presentan estos mandamientos concienzudamente estructurados en su totalitarismo e inanidad: el cambio climático como un nuevo sol moral que está quemando todo lo que conocemos, incluida, por supuesto, nuestra verdadera cultura.