Serrat: «Me han permitido hacer de este mi oficio y cantar mi vida»
Antonio Onetti, presidente de la SGAE, define al artista como «un clásico de verdad, al margen de cánones y de aprobaciones oficiales»
Joan Manuel Serrat ha recibido este martes la Medalla de Honor de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), su más alta distinción, con un agradecimiento a todos los que le han permitido dedicar su vida a escribir canciones y a cantarlas.
«Las canciones son la vida. Me siento feliz de que hayan acompañado a la gente y las hayan hecho suyas a su manera, a veces descubriéndome cosas nuevas que las han enriquecido. Soy muy feliz de haber dedicado mi vida a escribir canciones y cantarlas, cosa que sigo haciendo en privado, como aquel presidente. Y en público, cuando me apetece y lo requiere la oportunidad y la amistad», ha dicho.
El acto ha reunido a familiares, amigos y compañeros de profesión del autor, como Ana Belén, Víctor Manuel, Estrella Morente, Carmen Linares, Joan Amargós, Lolita, Montxo Armendáriz, Coti, Marwán, Tomatito e Iñaki Gabilondo, entre otros.
Serrat (Barcelona, 1943), que ha jugado a calibrar el peso de la medalla, ha dado también las gracias a todos los compañeros que ha tenido a lo largo de su carrera, «los que están aquí hoy conmigo, a los que no están y a los que se han ido», así como «a la gente, los anónimos desconocidos que me han permitido hacer de este mi oficio y cantar mi vida».
«Esta medalla me la dan porque soy viejo», ha bromeado, antes de seguir con su reflexión: «La vida tiene un discurrir y estoy muy contento de haber llegado hasta aquí y de poder subir las escaleras. No me gusta mucho el camino al que lleva, pero como sé que es irremediable, he decidido sacarle todo lo bueno que pueda».
En el acto celebrado este martes en la sede de la SGAE en Madrid, Antonio Onetti, presidente de la sociedad, ha sido el primero en el turno de palabra y ha definido y justificado la medalla a Serrat por haberse convertido este en «un clásico».
«Un clásico de verdad, al margen de cánones y de aprobaciones oficiales, es aquel que nos cambia irremediablemente, aquel que se convierte en parte íntegra de nuestro ser, aquel que nos acompaña como un fiel amigo al que siempre podemos consultar en situaciones de crisis», ha precisado.
La SGAE agradece con la Medalla de Honor la contribución a la sociedad civil de creadores relevantes, una definición que se adapta fielmente a quien en castellano y catalán ha escrito algunas de las canciones más relevantes, entre ellas, Mediterráneo, elegida por una votación popular auspiciada por la revista Rolling Stone como la mejor de la historia de la música en español.
No ha sido la única en cualquier caso en un repertorio vasto y muy reconocido que arrancó con El ball de la civada, la primera que el compositor registró en la SGAE un 11 de julio de 1968, y que más de cinco décadas después, a su retirada de los escenarios este mismo año, acumula más de 340 obras inscritas en la entidad de gestión.
La Medalla de Honor, que en el pasado se ha entregado a otros artistas como Francisco Ayala, Antonio Buero Vallejo, Antonio Banderas o Pablo Sorozábal, por citar algunos, le llega tras ese punto y final a su vida en la carretera y cuando el próximo 27 de diciembre cumplirá 80 años.
Una autobiografía cantada
El escritor y premio Cervantes Eduardo Mendoza se ha encargado de ponerle el tono político a una celebración que tenía que ver con la cultura. Ha leído una laudatio en la que ha recordado cómo la de Serrat fue una infancia y adolescencia «de un chico espabilado en tiempo de restricciones, hambre y represión, rosario en familia y ejecuciones sumarias que lo vacunaron de por vida contra la impostura y la hipocresía».
«Adquirió de una manera difícil un compromiso que ha mantenido toda su vida como un honrado hombre de izquierdas cuando eso era una forma de estar en la vida y una actitud ante el mundo», ha dicho, antes de reconocerle la capacidad de orbitar entre la revolución de la Nova Canço y el hedonismo de la Gauche divine, «de ser un símbolo de la protesta y también un sex symbol».
«Lo suyo es una autobiografía cantada, todo está ahí, expuesto con gran sencillez, también los momentos más oscuros, se hace camino al andar, pero hay que andar», ha concluido Mendoza tras destacar cómo gracias a él se nos permitió también «un sentimentalismo que nos permitía ser sentimentales sin mala conciencia».