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Escultura de AristótelesPixnio

El pensamiento de Aristóteles en claves para la vida moderna

El pensamiento del filósofo es parte de la columna vertebral del pensamiento occidental. Se consolidó en la antigüedad y acompañó toda la Edad Media. Ni siquiera las corrientes modernas se han desligado de su revolución filosófica, que abarcó diversos campos

Aristóteles nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia cercana al monte Athos llamada Estagira. Fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Durante ese período, su autoridad quedó establecida.

Aristóteles fue un filósofo, científico y lógico de la Antigua Grecia. Aunque sólo se conservan 31 tratados de los 200 que se calcula que escribió, sus ideas han continuado ejerciendo influencia hasta la actualidad.

Si en el mundo contemporáneo hay un hecho que pueda otorgar razón a la teoría de Aristóteles es el fenómeno de la globalización. El filósofo griego defendía la naturaleza del hombre en un ser social. Para Aristóteles, el hombre necesita de la sociedad para poder desarrollarse como tal y depende de la naturaleza para que sus capacidades, sus potencialidades, puedan salir a flote.

El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano o más que humano…

Hoy en día, el mundo a través del uso de las nuevas tecnologías, se ha reducido y ha permitido entrelazar a millones de personas. El desarrollo de la tecnología para mejorar las comunicaciones pone de manifiesto esta necesidad innata de sociabilidad que aumenta a diario.

Aristóteles fue uno de los primeros en estudiar la lógica y enunciar sus principios. Partió de una unidad llamada silogismo, una forma de razonamiento que se basa en dos argumentos de los cuales se extrae una conclusión. El ejemplo más clásico de silogismo es: «Todos los hombres son mortales. Sócrates es un hombre. En consecuencia, Sócrates es mortal».

El pensamiento aristotélico también introdujo el principio de la no contradicción. Este, señala que una afirmación y su negación no pueden ser verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido. Por ejemplo, «estoy vivo o estoy muerto», en relación con la vida en sentido biológico.

La virtud del hombre

Los valores que Aristóteles comentaba como medios para conseguir la felicidad se han transformado en valores únicos, el culto al cuerpo o la obsesión por los bienes materiales son algunos ejemplos de estos valores. Este hecho hace que el hombre no pueda desarrollarse, ya que lo que para el griego era un medio para nosotros es un fin.

La idea de virtud aristotélica reside en el medio entre dos extremos la podemos trasladar en nuestro tiempo. Esta idea nos proporciona un criterio moral en los momentos de tomar decisiones. Gracias a la búsqueda del justo medio encontraremos la sensatez de nuestros actos. Aristóteles también destacó que este término no está obligado a tener una distancia equidistante de los dos extremos, sino que este puede ser relativo a la circunstancias.

En el hombre, la virtud es la excelencia de su parte esencial que es el alma. Ahora bien, para Aristóteles el alma estaba compuesto de dos partes. En este caso la parte irracional del alma debe seguir los dictados de la parte racional. En término actual la excelencia del hombre como ser virtuoso se alcanzaría bajo la actuación racional del alma.

Una golondrina no hace verano

Continuando la idea de virtud, esta expresión se entrelaza con la construcción del hombre. Aristóteles expresaba esta frase para indicar que el hábito y el ejercicio eran los medios para ser honesto. Esta idea sigue viva actualmente, la cultura del esfuerzo es un aspecto clave en el desarrollo del ser.