La izquierda que ha censurado durante décadas se escandaliza por las decisiones culturales de PP y Vox
Nunca se ha oído tanto hablar de censura en casi 50 años de democracia desde que el partido de Abascal ostenta y ejerce, del mismo modo que han ejercido otros partidos, su labor en las consejerías
El mito de la «ultraderecha» aplicado por Sánchez y la izquierda casi como se ha aplicado a lo largo de los siglos el mito de la caverna de Platón (el mundo sensible y el mundo inteligible), avanza sin freno en el presente. Ese mito ha producido un resultado electoral que ha permitido la investidura del perdedor de las elecciones, gracias a la alianza de este con independentistas sin escrúpulos, los mismos de los que carece y ha carecido históricamente la izquierda.
Actores en ropa interior
Entre la existencia de esos dos mundos, que no son el sensible y el inteligible, sino el de la «ultraderecha» y «lo correcto», está el quid de esta nueva censura del XXI, surgida de repente de entre las más recónditas y oscuras épocas censuradoras de la historia. La última denuncia de #StopCensura, la consigna cultural de la izquierda contra las decisiones culturales de los nuevos gobernantes ha sido al Ayuntamiento de Quintanar de la Orden, en Toledo, porque los actores aparecen en ropa interior y podrían escandalizar al público", según dicen que dice la concejala de Cultura de Partido Popular Los 90 producen y La Mandanga Producciones, responsables de la obra Qué difícil es.
Lo que no dicen los de #StopCensura (ni la concejala del PP) es que la temática de la obra versa sobre el suicidio, el bullying o la diversidad sexual, cuestiones de las que las citadas productoras se ufanan de haber representado ante grupos escolares. El asunto de la nueva censura de PP y Vox comenzó con la cancelación de las representaciones de Orlando de Virginia Woolf y del Lightyear de Disney en sendas localidades de Madrid y Cantabria. Fue el pistoletazo de salida de la ofensiva de la izquierda que no ha realizado nunca el mismo disparo con la mismísima censura del español en tierras españolas como la catalana, que con cinismo cósmico se autodenomina «refugio cultural».
«El retorno de la censura»
«El retorno de la censura» y otras frases eslógan preelectoral que se olvidaron de la cancelación de una actuación de C. Tangana en Bilbao por decisión de Bildu y Podemos, de la que no se recuerda denuncia ni #Stop Censura que valga. Tampoco se acordaron de la cancelación socialista del acto de Marcelo Gullo en León sobre el legado del español. Entonces no existía «el retorno de la censura», la «censurilla» en comparación con el ataque institucional y sostenido al español en Cataluña por el que nadie ha escrito #StopCensura ni nada parecido. La «censurilla» local en comparación a la censura, el «censurón» de Azaña y la Ley de Defensa de la República que permitió la deportación de miles de españoles «incómodos»
#StopCensura y su «retorno de la censura» se olvidan y/o desconocen o no quieren conocer el mayor cierre de periódicos producido en la Historia de España, durante la II República, por supuesto. Cientos de periódicos suspendidos por orden del gobierno, como El Debate, sin sentencia alguna de por medio, porque no eran afines a la ideología en el poder. Tampoco denuncian quienes se esconden detrás de la consigna el revisionismo salvaje de los clásicos porque lo hacen ellos, ni el de la tauromaquia, porque también lo hacen ellos. Cuando la izquierda censura no lo denuncia y así quiere que siga siendo, como ha sido durante décadas en las que la censura solo ha sido válida, y quiere seguir siéndolo, si la aplican los de un lado.