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Los murcianos Arturo Pérez-Reverte, Isaac Peral y Carlos Alcaraz

El acento y el léxico murcianos, crisol del español, el catalán, el aragonés, el andaluz, el latín y el mozárabe

Objeto de burlas habituales por sus expresiones, términos particulares y su dificultad de comprensión, el estigma del murciano continúa a través del tiempo pese a su abolengo

Dicen que el acento murciano es una mezcla del panocho (primera palabra «risible»), del castellano y del dialecto murciano. El deje «ayuda» a la particularidad que se agranda (no es gracioso todo lo que reluce) con las influencias del mozárabe, del catalán, del aragonés o del andaluz.

Murcia como confluencia de lenguas cuyo resultado es ese acento del que todos recelan (en sentido de mofa) cuyo abolengo, sin embargo, apunta a todo lo contrario. El murciano dice «carlota» y el resto de españoles piensa que se refiere al nombre de mujer, pero no. «Carlota» en murciano, además de nombre propio, es, sin mayúscula, «zanahoria».

«El más bello catalán del mundo»

En el acento murciano hay mucho sufijo en «ico», como el de los aragoneses. Y dicen que el «acho» o el «pijo» es lo más castizo. Del catalán viene el «endormiscado», por ejemplo, que es estar recién despertado, como «esclafar» (chafar un objeto), y también como el «emperifollá» viene del mozárabe, lo mismo que el «abercoque» o el «albaricoque» que se dice habitualmente en español.

Después de esto cómo no pensar en el habla del monje Salvatore en El nombre de la rosa. El murciano ha recibido un bombardeo lingüístico histórico del resto que lo ha hecho tan especial y tan parodiable como el personaje de Umberto Eco. En la Edad Media Ramón Muntaner escribió que en Murcia se hablaba el más bello catalán del mundo: leer para creer.

Mestizaje

Infinidad de palabras del murciano provienen del catalán que con el tiempo se castellanizó en una superposición de influencias única. Un catalán del que dicen que forma más de la mitad del léxico habitual murciano, mezclado con el aragonés y el español, del que también posee la sonoridad y la gramática, además de los pilares latinos y mozárabes.

La repoblación de Murcia tras la Reconquista explica su particularidad idiomática con casi un 40 % de los nuevos habitantes catalanes, seguidos por los castellanos con un 20 %. El porcentaje restante termina de conformar su mestizaje especial entre musulmanes y otras procedencias y su acento y su forma singular, que no solo genera chanza, sino que le confiere indudable (y tantas veces cómica) personalidad.

Algunas palabras del murciano:

«Acho»: diminutivo de «muchacho».

«-ico»: sufijo diminutivo de influencia aragonesa. Se utiliza lo máximo posible. Ej. Dame un poquico de esa cosica.

«Miaja»: sinónimo de «poco».

«Pijo»: muletilla que se utiliza para expresar sorpresa.

«Bambo»: zapatilla de deporte.

«Chusmear»: contar chismes.

«Endormiscarse»: estar medio dormido o recién levantado.

«Esclafar»: chafar un objeto.

«Meco»: golpe que se da en la nuca con la mano. Sinónimo de colleja.

«Emperifollá»: ir exageradamente arreglado.

«Abercoque»: la fruta albaricoque.

«Alcanciles»: alcachofas.

«Bajocas»: judías verdes.

«Chocho»: altramuces.

«Pava»: coliflor.

«Pésoles»: guisantes.