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Detalle de la obra El puente de Waterloo (1906), de André Derain

El Thyssen recauda más de 23.000 euros gracias al micromecenazgo para restaurar 'El puente de Waterloo'

A lo largo de cuatro meses, más de 200 personas y varias empresas han contribuido con valiosas contribuciones a alcanzar una recaudación total de más de 23.000 euros, que estarán dedicados a la restauración y estudio técnico del cuadro

Las cifras del micromecenazgo han alcanzado más de 200 donantes, que han aportado más de 23.000 euros en la campaña que el Museo Thyssen-Bornemisza puso en marcha para la restauración del cuadro El Puente de Waterloo, de André Derain. Es la segunda vez que el museo realiza un proyecto de estas características. En la primera ocasión participaron más de 600 donantes para restaurar la obra La Plaza de San Marcos en Venecia, pintada por Giovanni Antonio Canal en 1723.

Según ha informado el Museo Thyssen, la campaña para contribuir al estudio técnico y a la restauración de este cuadro ha finalizado con la recaudación de 23.396 euros gracias a la participación de 207 particulares y 4 empresas. La campaña se inició hace cuatro meses y en ella se podía colaborar con aportaciones desde 25 euros para la financiación de parte del proyecto, y de esta forma ayudar a la obra a recuperara sus colores originales.

Desde el museo se encuentran estudiando cuál es el tratamiento más adecuado para abordar la restauración de la obra, cuyo estado es especialmente frágil. Se estima que la restauración pueda terminar en 2025. Los trabajos incluirán un estudio técnico y de laboratorio, el refuerzo de los bordes mediante injertos y suturas, el estudio y consolidación de la capa pictórica y la eliminación de restos de barnices, depósitos y suciedad de la superficie.

El puente de Waterloo pertenece a una serie pintada en Londres por encargo del marchante Ambroise Vollard. Derain, entusiasmado por la atmósfera de la capital británica, realizó una interpretación fauvista de las orillas del Támesis. Los colores puros aplicados con una técnica puntillista dan a la superficie un aspecto de mosaico. El resultado es una explosión de verdes, azules y morados en todo un manifiesto de la idea fauvista de la violencia expresiva del color de Henri Matisse.