Fundado en 1910

Teresa Bedman y Francisco J. Martín Valentín

«Ha sido la egiptología española la que ha unificado la cronología del Antiguo Egipto gracias a sus misiones»

Miembros del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto y codirectores de la misión arqueológica española Proyecto Visir Amen-Hotep Huy, en Luxor, los egiptólogos son los responsables de algunos de los descubrimientos recientes más importantes de la historia egipcia

Sentarse ante ellos es como abrir un libro de Historia; mejor, es como emprender un viaje con los mejores guías por uno de los capítulos más trascendentes de la humanidad. Porque a pesar de ser los máximos expertos en su especialidad, su espíritu pedagógico, su afán divulgador y su absoluta pasión por Egipto les ha llevado no sólo a ser reputados en todo el mundo, sino a ser los responsables de algunos de los descubrimientos más importantes del último siglo.

Teresa Bedman estudió egiptología en Manchester y es miembro de Honor de la Sociedad Mexicana de Egiptología o de la Fundación Sophia de Palma de Mallorca, entre otras. Especializada en el papel femenino en Egipto, ha publicado libros como Hatshepsut, de reina a faraón de Egipto (Madrid, 2009) o Reinas de Egipto: el secreto del poder (Madrid, 2003).

Por su parte, Francisco J. Martín-Valentín es doctor en Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense, además de ser fundador de la Asociación Española de Egiptología (1986), de la que fue presidente hasta 1997. Ha publicado libros como Gramática Egipcia: Iniciación al sistema Jeroglífico egipcio (Madrid, 1989) o Los Magos del Antiguo Egipto (Madrid, 2002). Además de la coordinación del Proyecto Visir Amen-Hotep Huy en Egipto, ambos imparten docencia en el IEAE y en el Master de Patrimonio Historia y Literario de la Antigüedad de la Universidad de Málaga.

−¿Cómo descubre uno la pasión por Egipto?

−Bedman: Fue por el mismo motivo, aunque con años de diferencia: la fascinación comienza al descubrir la película de Los diez mandamientos. Desde ese momento quise ser egiptóloga.

−Martín: Yo no tendría más de 5 años cuando fui al estreno, en Gran Vía. Desde desde aquella época puedo decir (y ya tengo unos cuantos años) que prácticamente no he dejado un día de mi vida de pensar en Egipto. Te atrapa.

−No son estudios «oficiales». ¿Cuál fue su recorrido?

−Bedman: Empecé estudiando Historia y después tuve la fortuna de encontrarme con Martín-Valentín. Ahora mismo hay mucho de Egipto por internet, pero en los años 80 no había ni publicaciones ni divulgación. Cuando él crea la Asociación Española de Egiptología, vinculada con la Embajada de Egipto en España, ponen en marcha unos cursos de extensión universitaria a los que yo me apunto. Se me abrió un mundo nuevo y terminé estudiando en Manchester.

−Martín: Cuando yo elegí mis estudios, en los 60 no había ni libros de egiptología. Yo quise estudiar Historia pero mi padre me obligó a hacer Derecho, aunque con el tiempo pude cursar la carrera de Historia y realizar un doctorado en Religión egipcia en el Instituto de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense. Fue un camino mucho más largo, porque todo empezó devorando libros que conseguía fuera de España (casi todos en francés) y acabó desarrollando mis estudios como podía, porque en nuestro país ni había ni hay egiptología. Pero si a mí me preguntan qué soy, yo digo que soy egiptólogo. Es lo que llevo diciendo desde que tengo 5 años.

Teresa Bedman y Francisco Martín Valentín con el equipo del Proyecto Visir Amen-Hotep Huy, durante la XI campaña de excavación 2019IEAE-PVA-2019

−España no tiene un pasado de relación con Egipto. ¿Cómo se ha convertido España en referente?

−Bedman: Quizá lo que no se conoce es que España estuvo presente en uno de los hitos de la egiptología, como fue el salvamento de los templos de la presa del Lago Nasser (motivo por el que tenemos el Templo de Debod, que es el templo egipcio más grande fuera de Egipto). Pero fue gracias a Martín-Valentín que el mundo de la egiptología arrancó de una forma muy certera: él creó la Asociación Española de Egiptología, que después pasó a ser el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto y ahora es la Fundación Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.

−Martín: En España no se sabía nada sobre Egipto. No había demanda cultural ni tampoco presencia española en Egipto, cuando ahora hay más de 13 misiones arqueológicas españolas trabajando allí. ¿Qué ha cambiado? Nosotros tuvimos el privilegio de vivir esa época de «los pioneros». España lleva un desfase sincrónico con los acontecimientos europeos, porque siempre hemos tenido nuestros propios problemas, nuestro propio planteamiento, nuestra propia cosmovisión. Durante el siglo XIX, estuvimos muy centrados en América, en la pérdida de las provincias americanas (no colonias), además de nuestros problemas internos. Mientras, en el resto de Europa se estaba dando un proceso diferente: en Italia se produce la unificación con el Piamonte y la necesidad de un prestigio cultural al amparo de la Revolución Francesa, que fue la que trajo la egiptología a Europa tras una expedición de Napoleón, por la que llega a la élite intelectual europea. Inglaterra continúa su expansión colonial de imperio. Pero con el tiempo, España ha ido a ocupar el puesto que realmente le corresponde. Porque las relaciones con Egipto no han sido de orden colonial o de influencia política o económica; no hemos tenido intereses contrapuestos o conflicto de intereses, sino que hemos tenido mucha afinidad por la mentalidad, y España va en cabeza en egiptología.

Con el tiempo, España ha ido a ocupar el puesto que realmente le corresponde

El rescate de los templos nubios en la década de los años 60, en el lago Nasser

−¿Cómo comenzó la misión arqueológica de Luxor que ustedes dirigen?

−Bedman: La Fundación Instituto de Estudios Antiguo Egipto tiene dos misiones arqueológicas. Fue Egipto el que nos demandó que tuviéramos una misión: teníamos buena relación con los egipcios, y durante mucho tiempo habíamos ido a Luxor a investigar, buscar fotografías, entrar en sitios especiales para documentar nuestros libros y nuestros artículos, profundizar en nuestras ponencias... Pero fue el director del Alto Egipto el que nos encargó la misión de la tumba de Sen en-Mut (arquitecto de Hatshepsut), una tumba descubierta por los americanos en los años 20 que había que estudiar. ¡Casi nos mareamos de la impresión! Pedimos financiación al Ministerio de Cultura de España y nos aceptaron el proyecto. Investigamos durante ocho campañas, entre 2000 y 2008.

−Martín: Es importante recalcar que es Egipto quien nos pide que realicemos las misiones. Al acabarse esta, yo vine a Madrid, y al sacar un libro de mi biblioteca, se cayó un papel con una reseña de un monumento que me había dado un gran egiptólogo amigo, Alain Zivie. En él me pedía que colaborase con él en la excavación de una tumba de un visir que estaba en Luxor. Supe entonces que ese sería nuestro próximo proyecto. Empezamos en 2009 y aún seguimos explorando.

−¿Quién fue el visir Amen-hotep Huy que da nombre al proyecto?

−Martín: Fue tan importante que durante el periodo de Akenatón, el faraón monoteísta que prohibió todos los dioses y que hizo una revolución en Egipto, fue perseguido de tal modo que había desaparecido de la historia. No se sabía casi nada de él ni se encontró su tumba, que estaba abandonada. Luego hemos descubierto que fue visir del sur, del Alto Egipto, mano derecha de Amenhotep III −padre de Akenatón−. Amen-hotep Huy se opuso a la revolución de Amarna (de Akenatón): fue el jefe de la oposición a la revolución atoniana, por eso lo persiguieron y lo borraron de la historia. Nosotros hemos dado otra vez vida a este personaje poniéndolo bajo la luz del sol y sobre todo desentrañando los cinco años de la historia de Egipto en este periodo que estaban completamente oscuros y borrados en los libros de egiptología. Gracias a nuestras excavaciones sabemos que fue un coloso político y religioso que se opuso a la revolución, lo que le costó la vida, pero luego fue divinizado. Esto lo sabemos porque su tumba tiene mil metros cuadrados, y aunque le impidieron acabarla, cuando acabó el periodo de Amarna, la gente de Tebas, sobre todo el clero del dios Amón, quiso enterrarse en este sitio. Por eso es tan importante el hecho de que hayamos descubierto hasta once tumbas... y las que quedan. Es una gran necrópolis.

Exterior de la tumba del visir Amen-hotep Huy, restaurada por la misión arqueológica española

−En el año 2022 realizaron un gran descubrimiento...

−Bedman: Encontramos la tumba del visir, aunque su cuerpo aún no lo hemos encontrado, ni su ajuar funerario. Pero hemos encontrado unas 11 tumbas, algunas colectivas, y a su alrededor hemos hallado más de 800 momias. De esas 11 tumbas nuevas, tan solo dos estaban intactas, con sus sarcófagos, con sus ajuares... Y eso es lo que se puede visitar en el Museo Museo Arqueológico de Luxor. El resto ha sido saqueado por los ladrones, que han fragmentado las momias y las han esparcido por el patio. Por eso sabemos que había más de 800 momias. Este año hemos excavado lo que pensábamos que era una tumba, pero son dos unidas, y parece que vamos a hallar importantes restos humanos. De momento, hemos encontrado alrededor de nueve restos de cuerpos humanos que se unen a esas 800 previos.

Gracias a nuestras excavaciones sabemos que Amen-hotep Huy fue un coloso político y religioso que se opuso a la revolución, lo que le costó la vida, pero luego fue divinizado

−¿Qué implica que sea una necrópolis con 800 cuerpos?

−Bedman: No es nada habitual. Significa que la tumba del visir, después de la época de Amarna, se convierte en un lugar santo. Lo que sí que hemos identificado es que todos los cuerpos de esas tumbas, algunos con amuletos y ushebtis, pertenecen a personajes del alto y medio clero del dios Amón, de Tebas, y sus familias. Sabemos que pertenecen al clero de Amón, de Tebas, porque tienen importantes lesiones en la columna y son jóvenes, lo que significa que estaban empleados en el templo Amón y llevaban las barcas donde portaban al dios en las diferentes procesiones.

Hemos encontrado unas 11 tumbas, algunas colectivas, y a su alrededor hemos hallado más de 800 momias

Teresa Bedman y Francisco J. Martín-Valentín, directores de la Misión Arqueológica Española del Instituto de Estudios del Antiguo EgiptoIEAE-PVA-2019

−¿Cuál ha sido para ustedes el «gran hallazgo»?

−Martín: Yo tuve el honor y el privilegio de encontrar la joya de la corona, en la tumba del visir. Hay una capilla con 30 columnas, luego el patio y un corredor, con más de mil metros cuadrados. La capilla estaba llena de restos (ocho metros de profundidad) que tuvimos que ir sacando pacientemente. Y excavando en la capilla aparecieron unos restos de fustes de columnas con unas inscripciones maravillosas, como nuevas pero pero troceadas. Fue un 4 de noviembre, que es la misma fecha en la que se descubrió la tumba de Tutankamón, y me pidieron que interpretara los jeroglíficos. Había dos cartuchos reales que tuve que leer fragmentariamente, y yo empecé a titubear, a tratar de leer y entender.. hasta que se hizo la luz: ¡allí estaba el nombre de Amenhotep IV, que antes de cambiarse el nombre se llamaba Akenatón! Me quedé paralizado. Entonces entendí que, como también habíamos encontrado el nombre de Amenhotep III, ese monumento tenía una unidad de acción. Es decir, que ese monumento, que se había hecho en un mismo momento alrededor del año 30 del padre, contenía evidencias de un de una corregencia: ¡ambos reyes habían estado reinando juntos! ¿Y eso qué importancia tiene? Durante más de 100 años, desde finales del siglo XIX, se ha estado discutiendo si estos dos reyes reinaron juntos o no. Eso modifica la cronología sincrónica egipcia entre 11 y 12 años, y para que se entienda: ¿dónde colocamos entonces a Tutankamón? La mayoría de los arqueólogos no aceptaban la corregencia, pero nosotros descubrimos la prueba con esas cuatro columnas. Dimos a la comunidad científica la prueba indubitada de que ambos reyes habían reinado juntos, de manera que toda la cronología del final de la dinastía 18ª, que ha sido objeto de ríos de tinta en la bibliografía mitológica, en alemán, francés, inglés, italiano... ha tenido que ser publicada en español. Por lo tanto, ha sido la egiptología española la que ha unificado la cronología del Antiguo Egipto gracias a sus misiones.

−¿Qué consecuencias ha tenido?

−Martín: La tumba es una mina de información. Es algo inmenso. Tenemos un yacimiento con el que saber qué sucedió en la necrópolis de Tebas desde el siglo XIV antes de Cristo al siglo II después de Cristo. Es un monumento sin tocar, violado por dentro, pero arqueológicamente intacto. Estamos en disposición de que la ciencia española ofrezca al mundo una visión continuada, encadenada, concatenada, razonable, bien interpretada de la historia de la necrópolis de Tebas, la capital religiosa del mundo durante casi tres milenios. Es un orgullo inmenso.

La ciencia española va a ofrecer al mundo una visión continuada, razonable y bien interpretada de la historia de la necrópolis de Tebas, la capital religiosa del mundo durante casi tres milenios

−Ustedes reivindican que se investigue y se publique en español.

−Martín: Uno tiene que entender qué supone en todos los ámbitos de la cultura, de la economía y de la política la existencia de una comunidad de habla hispana. Algo que efectivamente se ha perseguido y se ha procurado que no cuaje. Nosotros en la fundación tenemos la arqueología y tenemos la restauración, que son dos ámbitos de campo muy poderosos, pero hay otro que es la función social y la función cultural, la batalla cultural, cooperar a la creación de una escuela de egiptología en lengua española. La tenemos en inglés, la tenemos en alemán, la tenemos en francés, algo en italiano. Pero España y los españoles, teniendo esta herramienta magnífica, esta hermosa lengua que hablamos más de 700 millones de almas, parece que tenemos que supeditarnos a una especie de colonización cultural en la interpretación del antiguo Egipto. Por tanto, el paso del campo de la investigación a la transformación y la producción científica hay que darlo en lengua propia, en lengua materna: en español. Por eso nuestro objetivo es la incorporación de antropólogos, historiadores y arqueólogos de Hispanoamérica, con la intención clarísima de implementar esta escuela de habla española.

España, teniendo esta lengua que hablan 700 millones de almas, parece que tiene que supeditarse a una colonización cultural en la interpretación del antiguo Egipto

−¿Sigue habiendo condescendencia en la comunidad científica hacia España?

−Ya sabemos que los franceses, que fundaron la egiptología, se creen por encima; y los anglosajones sabemos muy bien cómo piensan: son racistas absolutamente. Pero resulta que todos ellos nos tienen que leer en español si quieren saber qué se está descubriendo. Tanto en Egipto como fuera, la egiptología española y nuestro trabajo está siendo muy respetado y muy reconocido.

−¿Cuáles son sus próximos pasos?

−Bedman: Todo nuestro esfuerzo está enfocado a la restauración de la tumba del visir, especialmente de las columnas. Se trata de un monumento del año 1360 antes de Cristo, por lo que nos separan 3340 años. Por ello, esta reconstrucción es algo épico, porque lo hemos encontrado todo sobre el suelo: decenas de miles de fragmentos de columnas y relieves que han sido clasificados, organizados y ahora tratamos de reconstruir. La estructura del monumento tiene una interpretación artística, arqueológica e histórica fundamental para acoger esas inscripciones halladas, porque tienen que estar en su sitio exacto. Pero necesitamos ayuda y financiación para sacarlo adelante, y nos interesaría mucho que fuese un proyecto íntegramente español. Desde que se restauró la tumba de Ramsés en los años 30 no se había vuelto a emprender un proyecto como este, y lo estamos haciendo los españoles.

La misión arqueológica española liderada por teresa Bedman y Francisco J. Martín-Valentín reconstruye la tumba de Amen-hotep Huy

−¿Uno se vuelve supersticioso de tanto ir a Egipto?

−Primero, como científico académico, debo decir que es más lo que ignoramos que lo que sabemos. Pero si partimos de aquello que no pertenece al mundo de la egiptología, si admitimos que el ser humano está constituido de una parte física y otra espiritual, podemos decir que lo espiritual se manifiesta especialmente en Egipto. ¡En Egipto nace el cristianismo! En el año 3 después de Cristo comienzan allí las comunidades que se hacen seguidoras de Cristo. Y yo puedo decir que mi parte espiritual ha hallado reposo en esa tierra.