Fundado en 1910

Giusseppe Garibaldi

¿Quién era Garibaldi, el nombre de la taberna de Pablo Iglesias?

Marinero, militar y sobre todo revolucionario en Italia, gran protagonista de su unificación, luchó en Europa y por toda América y fue llamado por su partidarios «el héroe de los dos mundos»

Pablo Iglesias, exvicepresidente del Gobierno, es ahora tabernero. Su establecimiento está reservado para una clientela selecta: «solo para rojos». Todos los platos tienen el nombre de algún «rojo», utilizando la terminología de la tasca. También el del local: Garibaldi. ¿Quién fue Garibaldi? ¿Era un «rojo»? ¿Se habría llamado él mismo un «rojo»? Si atendemos a lo general el disparo de llamar así al local ha sido errado, porque al militar y revolucionario italiano se le conoce mayormente por ser uno de los protagonistas en la unificación de Italia, que es justo lo contrario de lo que pretendió en España en sus tiempos como político: la desunión.

Insurrecto

Giusseppe Garibaldi nació en Niza cuando no era francesa. Pertenecía al reino de Cerdeña y luego fue italiana cuando el joven movimiento al que se unió Garibaldi, la Joven Italia, vio cumplidos, aunque no exactamente, cumplidos sus anhelos de la unificación de toda Italia. Desde adolescente se echó a la mar y luchó con piratas. Se convirtió en revolucionario y soldado de fama y alcanzó el grado de capitán del Reino de Cerdeña. Insurrecto natural fue perseguido por ello y condenado a muerte, por lo que huyo a Suramérica.

Allí también siguió con la insurrección, como un Che Guevara del XIX. Luchó en guerras en Brasil y en Uruguay, donde se afincó y cimentó su fama definitiva como revolucionario. Fue masón y en la guerra elogiaba el saqueo: llamaba a sus tropas «virtuosos saqueadores». Después de una década en América volvió a Italia a las órdenes del Reino de Cerdeña. Luchó por la independencia del norte, pero no logró el objetivo. Huyó otra vez. A Nueva York. Luego vinieron la segunda y la tercera guerra de la independencia, que lograron sus frutos.

«Roma o muerte»

Reconoció como rey a Victor Manuel II de Saboya, frente a la República que había perseguido en sus primeros tiempos de la Joven Italia, razón por la que renunció a ser diputado en el nuevo parlamento italiano. «Roma o muerte» era su lema («Patria o muerte», dijo el Che), pero cuando Roma fue una realidad, siguió su revolución imparable en otros países como ya había hecho antes en América, además de en Brasil y Uruguay, en Perú y en Nicaragua. Luchó en la guerra franco-prusiana y fue elegido diputado en Francia. Entre revolución y revolución fue profesor de matemáticas o vendedor de espaguetis: el curioso pluriempleo como el de Iglesias, el político y tabernero a cuyo negocio le ha llamado Garibaldi.