Fundado en 1910

La escritora J.K. RowlingGTRES

J.K. Rowling puede ser acusada de «maltratar a las personas trans», según la exministra principal de Escocia

La amenaza «velada» se debe a la negativa de la autora de Harry Potter a referirse a las personas trans por sus pronombres de «género» según la nueva ley escocesa de delitos de odio

Nicola Sturgeon, exministra principal de Escocia (dimitió por acusaciones de financiación irregular de su partido por las que terminó siendo detenida) y ferviente peticionaria de un nuevo referéndum por la independencia de Escocia, le ha dicho a J.K. Rowling que es una «destructora de los derechos de las mujeres» por sus contundentes críticas a la nueva ley sobre delitos de odio. No ha quedado ahí el asunto, sino que la ex gobernante ha declarado que la autora de Harry Potter podría ser investigada por la policía «por maltratar a personas trans» si se dirige a ellas con un pronombre «erróneo».

A este respecto ya se había referido la ministra de seguridad comunitaria del Partido Nacional Escocés, Siobhian Brown, cuando dijo que la falta de género (por ejemplo, usar el pronombre «él» cuando se habla de una mujer trans) no sería tenido por delito de odio. Pero ahora se ha desdicho de aquellas palabras, asegurando que la clasificación o no como delito depende de la interpretación de la policía: una distopía de «género» donde la arbitrariedad aparece por encima de la ley.

La Ley sobre delitos de odio y orden público de Escocia entró en vigor el pasado lunes 1 de abril, luego de su aprobación en 2021. Una ley que «vigila» el odio por motivos de edad, discapacidad, raza, religión, orientación sexual e identidad transgénero, pero, curiosamente, no por identidad femenina en el rizo de la distopía. Esta es uno de las razones de la polémica y de las críticas de Rowling: una ambigüedad que no solo va en contra de la mujer, sino que amenaza la libertad de expresión.

Llamar hombre a un hombre

La creadora del niño mago más famoso de la Historia siempre ha defendido que las mujeres trans no son mujeres. La semana pasada dijo que seguiría «llamando hombre a un hombre», calificó la nueva ley de «ridícula» y anunció que no eliminará sus publicaciones en las redes sociales que puedan violar las nuevas leyes sobre delitos de odio. Declaraciones que se suman a sus aseveraciones sobre que la ley va contra la seguridad de las mujeres o cuando dijo que preferiría ir a la cárcel antes que referirse a una persona trans con los pronombres elegidos por esa persona.

En las horas posteriores al estreno de la nueva ley, Rowling intensificó en X su activismo contra la ideología de género, publicando un irónico hilo de personas que cambiaron de género, incluidos violadores y abusadores beneficiados por la transición, y otros como Katie Neeves, nombrada delegada de la ONU Mujeres en el Reino Unido, de quien la autora escribe: «Pasó de hombre heterosexual a lesbiana a la edad de 48 años y, en un seminario web filtrado en 2022, describió cómo disfrutaba robando y usando la ropa interior de su hermana. ¡Qué gran representante!». Hilo que incluye un alegato final demoledor que termina con: «... estoy fuera de Escocia, pero si lo que he escrito aquí se considera un delito según los términos de la nueva ley, espero ser arrestada cuando regrese al lugar de nacimiento de la Ilustración escocesa».

Una de sus últimas disputas públicas fue con la activista trans India Willoughby, a quien deliberadamente confundió el género. «India no se convirtió en mujer», escribió en X. «India está disfrazando una fantasía masculina misógina de lo que es una mujer», dijo.

Willoughby respondió: «Realmente indignada por esto. Transfobia grotesca, que resulta inquietante. Soy tan mujer como J.K. Rowling. Reconocido por la ley y por todas las personas con las que interactúo todos los días. El debate sobre si J.K. Rowling es transfóbica ha terminado», concluyó en este punto en una batalla dialéctica ya larga en el tiempo.

La acusación totalitaria de la nueva dictadura de «género» que ya alcanza en este caso territorios políticos, superando los meros debates ideológicos en redes a los que se circunscribía hasta ahora (incluidas amenazas de muerte) y alcanzando hasta a las amenazas de toda una ex primera ministra, cuyo partido es el autor de la ley y el que se encuentra actualmente en el poder (acaso una inesperada Voldemort en esta alucinación hecha realidad) a una ciudadana por tener una opinión en la ya regulada vulneración de la libertad de expresión.