Fundado en 1910
Crónica deAndrés AmorósMadrid

Una mansada goyesca

Sólo Francisco José Espada se acercó al triunfo pero falló con la espada

El diestro Francisco José Espada, ante su segundo toro de la Goyesca del 2 de Mayo en MadridEFE

En Madrid, nadie te pregunta dónde has nacido. Es el «rompeolas de todas las Españas» (Antonio Machado). Por eso, todos nos sentimos madrileños, sea cual sea nuestra ciudad de origen. Está bien celebrar la fiesta del dos de mayo con una corrida de toros, realzada por atuendos goyescos, en la que se anuncian tres diestros madrileños. la gran entrada, más de 18.000 espectadores, demuestra, una vez más, lo viva que está la afición madrileña. Se guarda un minuto de silencio por dos policías, fallecidos en acto de servicio.

A partir de Juan Pedro Domecq, Francisco Medina creó la ganadería del Ventorrillo, que obtuvo notables éxitos. Cuando la vendió, creó la del Montecillo, del mismo origen.

Los toros de esta corrida, muy serios, han dado muy pobre juego. El primero y el quinto se llamaban «Fandanguero», un nombre frecuente en esta ganadería. Así se llamaba el célebre toro de Graciliano que hirió mortalmente a Gitanillo de Triana en 1931, una auténtica «prenda». Los de esta tarde no han sido así, ni mucho menos, pero sí mansos y muy deslucidos.

Cada uno en su estilo, los tres diestros han estado muy por encima de sus enemigos pero no han podido redondear faena y han fallado con la espada.

La afición madrileña tiene debilidad por el «pequeño gigante» Fernando Robleño. Hace pocos días, el Casino de Madrid le entregó el premio a la mejor faena, en Las Ventas, en la temporada pasada: un trasteo clásico inolvidable, aunque no lo rematara bien con la espada (su corta estatura no le ayuda en esa suerte). Ha toreado ya más de 50 tardes en Las Ventas; varias de ellas, con Victorinos y Cuadris. Eso merece un respeto. En la etapa final de su carrera, garantiza la maestría clásica.

El primer astado de Fernando Robleño embistió con la cabeza muy altaEFE

El primero sale abanto, sin entregarse, protesta en la primera vara; embiste con la cara alta, muy deslucido. Después de doblarse con torería, Robleño corre la mano en un trasteo meritorio, le roba algunos derechazos templados. Con este toro, no cabe hacer mucho más. Mata de media perpendicular en lo alto y saluda una ovación.

Muy armado y levantado es el cuarto, al que pican trasero (lo contrario de lo que se debe). Fernando Sánchez coloca uno de sus habituales buenos pares. Brinda Robleño a la Vicepresidenta de la Comunidad. Le saca algún muletazo estimable, con buena colocación, pero el toro se viene abajo muy pronto. Mata mal.

Javier Cortés sufrió en Las Ventas un grave percance, perdió la visión del ojo derecho. Ha logrado superarlo con éxito. Siempre recuerdo cómo valoraba su estilo Antoñete.

Javier Cortés, con la muleta ante el primero de su loteEFE

El segundo luce una bella estampa, con una espectacular combinación de pelos negros y blancos: según el programa, es nada menos que ensabanado, listón, mosqueado, capirote y botinero. Cumple bien en el caballo pero luego mansea; espera, en banderillas; embiste a oleadas. Javier Cortés no le duda, se la juega, con valor sereno; dándole el pecho, logra algunos muletazos notables. Concluye con naturales de frente y el toro sale huyendo. Mata mal, después de una faena muy meritoria.

El quinto, alto, echa la cara arriba en el caballo y en la lidia a pie, se orienta en banderillas, embiste sin celo alguno. Le saca Javier algunos muletazos suaves a un toro que no dice nada. Falla con el descabello.

También ha sufrido algún percance grave en este coso Francisco Javier Espada, de Fuenlabrada, que ha vivido aquí tardes inolvidables, desde novillero. Recibe con lucidas verónicas al tercero, que cumple desigual, en el caballo, y sale suelto. Los estatuarios no contribuyen a fijarlo. Espada está muy firme aunque el toro embiste con las manos por delante, dando cabezazos, y casi lo arrolla, un par de veces. El público agradece su valor. Con este toro, las manoletinas finales, muy ceñidas, me parecen temerarias. Un pinchazo, antes de la estocada tendida, frena el posible trofeo.

Francisco Javier Espada fue quien más cerca estuvo del triunfoEFE

El último flaquea de salida, se deja pegar, le pican trasero, embiste con cierta nobleza. Saludan Candelas y Pascual Mellinas. Brinda al público. Consigue algunos derechazos pero también pasa momentos de apuro, con un toro pegajoso, que está a punto de atropellarlo varias veces. El público valora su entrega pero surge también cierta división de opiniones y de nuevo mata mal.

La tarde se ha venido abajo por los toros: mucha fachada y muy poca casta. Me imagino lo que hubiera dicho de estas reses don Francisco de Goya, con su recio vocabulario baturro: no sería apto para publicarse en El Debate…

POSTDATA. No me gustan mucho las llamadas corridas goyescas, con su vestuario de teatro. Sí tienen sentido en Ronda, por el aroma histórico del coso. Y en Madrid, el 2 de mayo: en el Prado están las obras maestras de Goya sobre la rebelión popular madrileña contra los franceses. (Velázquez y Goya son algo así como Gallito y Belmonte: la perfecta serenidad clásica frente a la genialidad rompedora). En el precioso Museo de la Academia de Bellas Artes están las planchas originales de la serie de grabados «La Tauromaquia». Hace poco, han intentado algunos presentar a Goya como un antitaurino: uno de los muchos disparates actuales. Basta con leer sus cartas a su gran amigo Zapater para comprobar lo que amaba la Fiesta. En el epistolario de Moratín, publicado por mi amigo René Andioc, leo que, ya mayor, en el exilio de Burdeos, presumía Goya de haber toreado, en su juventud. Y solía firmar sus cartas como «don Francisco, el de los toros». Ya se ve: un «antitaurino» total, como dicen algunos sectarios ignorantes…

FICHA

  • Jueves 2 de mayo. Madrid. Plaza de Toros de Las Ventas. Feria de la Comunidad. Corrida goyesca. Más de 18.000 espectadores. Toros de El Montecillo, muy serios pero mansos y deslucidos.
  • FERNANDO ROBLEÑO, de blanco con hilo negro, media perpendicular (ovación). En el cuarto, tres pinchazos y tres descabellos (aviso, silencio).
  • JAVIER CORTÉS, de grana con hilo negro, tres pinchazos, estocada y dos descabellos (aviso, silencio). En el quinto, estocada tendida y tres descabellos (silencio).
  • FRANCISCO JOSÉ ESPADA, de gris perla con hilo negro, pinchazo y estocada tendida (saludos). En el sexto, dos pinchazos y estocada (palmas de despedida).