Tomás Rufo corta oreja y deja buena impresión
Grandes actuaciones de picadores y banderilleros, en una desigual corrida de Victoriano del Río
Nuevo lleno en Las Ventas, con este espectáculo «irrelevante», según el Ministro de Transportes. Tarde invernal de frío y rachas de viento. Toros de Victoriano del Río (y Cortés, el primero), desiguales de presentación y de juego. Público gritador. Tomás Rufo corta una oreja, después de una fuerte voltereta, pero no alcanza el segundo trofeo y la salida en hombros. Castella y Manzanares, se quedan a medias. Y algo digno de subrayar: escuchan fuertes y merecidas ovaciones varios banderilleros y picadores, algo muy poco frecuente.
Como todos los años, en esta fecha, se guarda hoy un minuto de silencio, en Las Ventas, en recuerdo de Joselito el Gallo, «el Rey de los toreros». Encarna Gallito el toreo. Exactamente igual que Bach, la música; Cervantes, la novela; Shakespeare, el teatro; Velázquez, la pintura; John Ford, el cine y Alfredo Di Stéfano, el fútbol.
Resume Corrochano: «José es el torero por excelencia. Cuando no torea, piensa en el toro y habla de toros. No sabe hablar de otra cosa ni sabe ser otra cosa que torero».
La etapa en que coincidió con Juan Belmonte fue la Edad de Oro del toreo. Representaban los dos polos de ese arte, opuestos y complementarios: la razón y la pasión, la tradición y la vanguardia, lo apolíneo y lo dionisíaco. José llevó a su cumbre la lidia clásica: poder a todos los toros y dominar todas las suertes.
Una feliz iniciativa de la Fundación del Toro de Lidia ha instaurado que esta fecha sea el Día Internacional de la Tauromaquia. Este primer año, se celebra en Barcelona, en la Plaza de Toros: me parece estupendo. Pero me gustaría más que se celebrara, allí, con una corrida. No se ha logrado. Así de disparatado es el ambiente actual de Cataluña y de España (y no hablo sólo de toros).
Después del fiasco de El Parralejo, se lidian esta tarde reses de otra de las ganaderías preferidas por las figuras, Victoriano del Río; un encierro muy desigual, de presentación y de juego; algunos sacan nobleza, varios flaquean.
A Sebastián Castella le sentó estupendamente el voluntario descanso: ha vuelto a los ruedos con más ilusión, torea ahora mejor que antes, pero no tiene suerte, esta tarde.
El primero, muy protestado, sale abanto, queda muy corto. Se lucen Chacón, lidiando, y Viotti, con los palos. Molesto por el viento, muletea con oficio Sebastián pero es una porfía inútil, el toro no vale nada. Mata a la segunda, sin estrecharse.
Sale espoleado en el cuarto, al que pica bien Bernal y banderillea muy bien Chacón, dejándolo llegar a su jurisdicción. Es brillante el comienzo de faena, con los pies clavados en la arena: el toro va bien y Castella lo lleva prendido a la muleta pero muy pronto se desinfla (los cronistas antiguos usaban la comparación con la gaseosa, una vez que se ha abierto). El arrimón final provoca la división de opiniones. Alarga demasiado el trasteo, suena un aviso, el toro se pone difícil para la suerte suprema: lo lleva al centro y allí entra a matar con decisión pero la espada queda defectuosa. El público espera que su próxima tarde en Las Ventas tenga más fortuna.
José María Manzanares logró uno de los mayores triunfos de su vida justamente con un toro de esta ganadería, Dalio, en Las Ventas, en la corrida de la Beneficencia de 2016. No me parece que esté ahora en su mejor momento.
El segundo, más alto que el anterior, le aprieta, de salida. Alivian el castigo pero flaquea. José María muestra su natural elegancia en algunos derechazos muy estéticos, sin estrecharse. Cita a recibir y logra un pinchazo hondo suficiente.
El quinto se frena de salida, le hace un extraño. Pica bien Paco María y banderillea con eficacia Trujillo. El toro embiste irregular, Manzanares no acierta con la tecla. Entrando desde muy lejos, mata a la cuarta. Ya sé que ésa ha sido siempre su distancia preferida pero yo no lo puedo entender, me atengo al precepto cásico: hay que matar «en corto y por derecho».
Tomás Rufo es uno de los jóvenes que tiene mejores cualidades para ser primera figura. Este año, ha triunfado en Castellón pero no en Sevilla: debe apretar, en Las Ventas.
El tercero va largo, humilla pero flaquea un poco. Se lucen en banderillas Sergio Blasco y el gran Fernando Sánchez, andando lentamente hacia el toro. Rufo lo llama de lejos y da seis pases de rodillas que provocan entusiasmo, aunque concluyen con desarme. Ya de pie, logra excelentes muletazos, con temple y mando, en el buen estilo de la escuela toledana. En un cambio de mano, el toro lo voltea pero se libra de la cornada. Concluye con pases de frente, a cámara lenta, que unen el mando y la plasticidad. Gracias a la voltereta, se han callado los gritadores y, después de media perpendicular, corta una oreja.
La mayoría del público espera que pueda revalidar su éxito en el último toro pero es muy suelto, protesta y sale huyendo del caballo. Vuelven a lucirse los banderilleros, esta vez Duarte y Fernando Sánchez, que pasa un momento de apuro cuando el toro hace hilo. En la muleta, el toro parece venirse arriba. La mayor parte del público está empujándole para que redondee su triunfo. No me parece adecuado, aunque sea vistoso, comenzar la faena por alto, haciendo el poste, porque el toro va a su aire. Cuando le baja la mano, en la primera tanda, ya logra el deseable dominio. Por la izquierda, el toro protesta y surge un desarme. El toro se apaga por completo, sale desentendido: no hay nada más que hacer, salvo matarlo bien pero esta vez lo hace a la tercera.
El resumen es fácil: no han sido los toros tan malos como los de El Parralejo, algunos han sacado cierta nobleza, pero el conjunto no me ha satisfecho, ni por presentación, ni por fuerza, ni por casta. Tomás Rufo tiene indiscutibles condiciones; si madura, con la experta ayuda de los Lozano, puede llegar a ser un diestro importante, en esa línea toledana del temple que tiene a Domingo Ortega por su patrón y que tan importante es, en la Fiesta.
Me alegran especialmente los aplausos a los que solemos llamar, con cierta impropiedad, subalternos: la lidia completa, la que Gallito llevó a su cumbre, no se reduce a la faena de muleta, debe ser un conjunto ordenado, que una la eficacia y la belleza. A ver si estos aplausos sirven de estímulo a las cuadrillas para que, en este San Isidro, volvamos a ver grandes actuaciones de los banderilleros y picadores.
POSTDATA. Ignacio Sánchez Mejías, el protagonista del Llanto, de García Lorca, vivió como la mayor tragedia la muerte de Joselito, su ídolo, y dictaminó: «El torero no tiene más peligro que dejar de existir. Su muerte no está en la Plaza, sino en la casa. Joselito está vivo, más vivo que nunca». Sánchez Mejías también murió en una Plaza, Belmonte se suicidó. Los tres, José, Juan e Ignacio siguen vivos en el recuerdo de su arte.
ficha
- Madrid. Feria de San Isidro. Jueves 16 de mayo. Lleno. Toros de Victoriano del Río y Cortés (el 1º), desiguales de presentación y juego.
- SEBASTIÁN CASTELLA, de azul marino y oro, pinchazo y media atravesada (silencio). En el cuarto, estocada (aviso, petición y saludos).
- JOSÉ MARÍA MANZANARES, de azul marino y oro, pinchazo hondo en la suerte de recibir (petición y saludos). En el quinto, tres pinchazos y estocada (silencio).
- TOMÁS RUFO, de negro y oro, media perpendicular (oreja). En el sexto, dos pinchazos y estocada (ovación de despedida).