Reaparece en Nimes Enrique Ponce

Este viernes 17 de mayo vuelve a los ruedos Enrique Ponce, en Nimes, dentro de la Feria de Pentecostés: para el mundo taurino, es una noticia, a la vez, importante y emocionante.

Como escribió Mario Vargas Llosa en el prólogo a mi libro sobre el diestro valenciano, Ponce «es un maestro en el que nunca han decaído la responsabilidad y la pasión con las que ha practicado el toreo a lo largo de toda su vida».

Los aficionados recuerdan que el 28 de junio de 2021, en vísperas de torear en Burgos, anunció de improviso que se retiraba de los ruedos «por tiempo indefinido». Cerraba así una etapa complicada, después de haberse separado de su mujer, Paloma Cuevas, hija del maestro Victoriano Valencia, que también era su apoderado.

Nunca dudé de que esa retirada no sería definitiva. Una carrera taurina como la suya merecía, sin la menor duda, otro final: despedirse de algunos de los ruedos donde ha triunfado y recibir el lógico reconocimiento de los aficionados. A eso se suma que se encuentra en perfecta forma física y que no ha decaído su enorme afición, el motor que siempre le ha impulsado. Y tampoco le vendrá mal el dinero que gane, en esta nueva etapa de su vida.

No me sorprende que haya elegido Nimes: su Coliseo romano es un marco singularísimo, donde, gracias a la imaginación y capacidad de convicción de Simón Casas, han tenido lugar muchos acontecimientos extraordinarios.

El propio Ponce protagonizó allí una de sus recientes hazañas. El 19 de septiembre de 2015, dio en ese coso la alternativa a Andrés Roca Rey. Esa tarde, Enrique, al lidiar a su primer toro, sufrió un importante desgarro muscular. A pesar de que estaba totalmente cojo, sin poder moverse, salió de la enfermería para matar a su segundo toro y, sobreponiéndose a sus limitaciones, realizó una faena hermosa y muy emocionante: sabía de sobra que, si el toro hubiese realizado cualquier extraño, no se habría podido escapar.

La fecha de la reaparición también está calculada: han pasado ya las Fallas y la Feria de Abril. Vuelve a torear cuando está comenzando San Isidro: podría perfectamente torear en la Feria madrileña si hubiera querido. Está claro que, al comienzo de esta etapa, ha evitado un examen tan duro.

Supongo que hará una temporada cerrada previamente: eligiendo bien los sitios, las fechas, los compañeros, el dinero y el ganado. Intentará despedirse de las Plazas donde ha tenido especial relación, como Bilbao y Madrid. No sé cómo planteará las despedidas en Hispanoamérica.

Todavía no está anunciado pero creo que se despedirá de Madrid en la Feria de Otoño. Y va a usar eso como pretexto para no torear en Sevilla en la Feria de San Miguel: creo que se equivoca. Aunque le costó entrar allí, debería despedirse también de Sevilla.

La despedida definitiva será en Valencia, el 9 de octubre, con televisión en directo (One Toro). Dará esa tarde la alternativa a un joven valenciano, Nek Romero: es el símbolo de la entrega de la antorcha pero hay demasiada distancia entre los dos.

Carrera de récord

En esta nueva etapa, una vez que ha dejado a su suegro, Victoriano Valencia, no ha cogido un nuevo apoderado. Él mismo lo llevará directamente todo, con un amigo suyo, hijo del apoderado de casi toda su carrera, Juan Ruiz Palomares.

La trayectoria profesional de Enrique Ponce no tiene comparación, en la historia de la Tauromaquia. Durante diez temporadas seguidas, de 1992 a 2001, toreó más de cien corridas, un récord. Ha superado los 2.000 festejos y las 5.000 reses toreadas. Ha indultado más toros que nadie…

Cualquier buen aficionado le agradece lo que le ha hecho disfrutar, muchas tardes, y le desea que su temporada de despedida esté al nivel de su extraordinaria carrera.