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Miyagi Studio, el sueño de la fotografía analógica en la era de Instagram

Como si de la aldea de Asterix y Obelix se tratara, este taller de fotografía analógica sigue luchando contra la «invasión» del digital en el corazón de Madrid gracias a Aleksandar Angelov y Alejandro Ríos

En un mundo tan informatizado donde nos encontramos a día de hoy, parece que la digitalización reina en todos y cada uno de nosotros. Desde que llegaron los teléfonos inteligentes con sus cámaras integradas somos capaces de que cualquier imagen que tomemos dé la vuelta al mundo en cuestión de segundos. No obstante, existe una tendencia que rema a contracorriente. Miyagi Studio, una tienda, laboratorio y taller de cámaras analógicas es un claro ejemplo de ello en plena capital de España.

Gracias a personas como Aleksandar Angelov y Alejandro Ríos, -confundadores y socios de Miyagi Studio-, esta clase de fotografía sigue existiendo a día de hoy. Como si de la aldea gala de Asterix y Obelix se tratara, su laboratorio resiste ante el avance del «imperio romano» que, en este caso, es la era digital. Ninguno de los dos ha llegado a cumplir los 30 años y se han aventurado a abrir este local hace muy poco tiempo, en la Calle Feijóo número 4 de Madrid, cerca del metro de Quevedo.

Aleksandar explica en esta entrevista qué conlleva la fotografía analógica, desde el revelado hasta el cuarto oscuro. «Le dedicas más mimo a todo el proceso, desde el principio hasta el final», añade Alejandro. Para estos jóvenes, el hecho de no hacer uso de la tecnología digital «ayuda a sentirnos más artesanos». Y es tal su importancia que les ha hecho tomar un camino totalmente diferente al que comenzaron en su edad adulta. Aleksandar iba a dedicarse a la enseñanza, mientras que Alejandro comenzó estudiando una ingeniería.

Cámara de fotos analógica en el taller de Miyagi StudioMiguel Pérez Sánchez

La fotografía analógica como refugio

«Fue un refugio», confiesan ante las cámaras de este periódico. Así es como reconocen que se «enamoraron» de lo analógico al instante, una pasión que les motivó a abrir este negocio. «Siempre hemos defendido muchísimo un trato personalizado con el cliente, poder ofrecer todos los servicios en un mismo espacio y dar asesoramiento especializado de todo el que lo necesite". Aleksandar subraya que hay muchísima gente joven que siente interés por este tipo de fotografía.

Y, desde el punto de vista corporativo, reconocen que «nadie está preparado para tener una empresa en este país». Es todo un reto que dos jóvenes abran un local en 2024, especialmente si está dedicado a la fotografía analógica. «Muchos días es agobiante... es un sector que da márgenes reducidos con el esfuerzo que conlleva», dice Alejandro. Aún así pretenden seguir creciendo. Algo que les gustaría hacer en un futuro es destinar una parte de Miyagi Studio a la docencia, a la divulgación de este arte que sigue presente a día de hoy. Aún queda mucho carrete.