Comienza San Fermín, una de las montañas más duras de la temporada
Me parece absurdo que en las retransmisiones televisivas de los encierros se omita todo lo referente a las corridas, como si fueran cosas independientes. No lo son
Los encierros de San Fermín atraen a turistas del mundo entero. Las corridas de toros de esa Feria suponen, en términos de ciclismo, una de las montañas más duras de toda la temporada.
Las dos cosas, por supuesto, están absolutamente unidas. Como todos los años, los encierros los retransmite –y muy bien– Televisión Española. Son un espectáculo absolutamente impresionante, que parece nacido para la televisión. Lo he visto desde varios lugares –alguno de ellos, especialmente recomendado– y, por grande que sea la emoción, se aprecian muchísimos menos detalles que en la televisión.
En cambio, me parece absurdo que, en las retransmisiones televisivas de los encierros se omita todo lo referente a las corridas, como si fueran cosas independientes. No lo son: el encierro existe porque existe la corrida de toros, consiste en trasladar a la Plaza las reses que se van a lidiar esa tarde. Ése es su origen y su sentido.
Las corridas de toros las transmite en directo la plataforma One Toro, sucesora de Canal Plus. Con los toros que se lidian en Pamplona y con ese público singular, que incluye a las peñas de mozos y sus cánticos, también esas corridas suponen un espectáculo único.
En contra de lo que a algunos pueda parecer, los festejos taurinos de San Fermín no son ningún caos, tienen sus reglas que se cumplen con rigor. Los organiza impecablemente la Casa de Misericordia, una entidad benéfica ejemplar, que fue distinguida con el Premio Nacional de Tauromaquia correspondiente al año 2022.
Lo justificó entonces el Jurado «por su extraordinaria labor asistencial, íntimamente vinculada a la organización y celebración de los espectáculos taurinos que han otorgado reconocimiento y difusión mundial a la ciudad de Pamplona y a la fiesta de los toros». Naturalmente, esto sucedió cuando el Ministerio de Cultura otorgaba ese Premio, antes de que llegara el ministro Urtasun, con su ignorante sectarismo.
Los encierros son una de las fiestas populares que constituyen el antecedente de las corridas de toros. Desde hace siglos, muchos jóvenes españoles han sentido una llamada misteriosa que les ha impulsado a jugar con los toros bravos: lo estudió con profundidad Ángel Álvarez de Miranda, en su libro Ritos y juegos del toro.
Los encierros de Pamplona no son los más antiguos. Parecen serlo los de Cuéllar (Segovia), documentados ya en las fiestas de San Juan de 1447. Sin embargo, los de Pamplona son los que alcanzado mayor resonancia universal. En cierta medida, lo deben a Hemingway, al que fascinó este estallido vital colectivo y que los describe magistralmente en su novela Fiesta (The Sun also rises, 1936). También a él le toca parte de culpa en la actual masificación de la fiesta.
Un dato concreto: el encierro posee unas reglas estrictas, que los mozos de Pamplona y los llegados de muchos lugares de España respetan escrupulosamente. Suelen ser extranjeros los que alguna vez las ignoran, poniendo en peligro la seguridad de todos y el sentido de la Fiesta.
El primer encierro tendrá lugar el día del santo patrono, el 7 de julio. Antes de eso, la tradición –que tanto peso tiene en esta Fiesta– manda que haya una novillada, el día 5; también, un festejo de rejones, el 6, que se ha consolidado por la actuación del gran rejoneador navarro, Pablo Hermoso de Mendoza. Este año, se despedirá de sus paisanos, en una corrida que va a constituir un extraordinario acontecimiento. Esas dos tardes, los días 5 y 6, todavía no asistirán a la Plaza las peñas de mozos ni habrá cánticos. Desde el día 7, tendrán lugar corridas de toros hasta el domingo 14 de julio, inclusive: ocho festejos.
Hace años, Pamplona adoptó el rótulo, que se ha mantenido, de «Feria del Toro»: él es el protagonista indiscutible de la Fiesta. En el mundo taurino se cuenta que la Casa de Misericordia paga mejor que nadie (y, por eso, elige) las reses que se van a lidiar.
Los toros de Pamplona suelen ser los más grandes y más cornalones de las mejores ganaderías. Para organizar esta Feria, en primer lugar, se eligen los toros; luego, los toreros (al contrario de lo que se hace en la mayoría).
Este año, se van a lidiar en Pamplona reses de ganaderías consideradas duras: Miura, Cebada Gago, Escolar y Fuente Ymbro. También, de otras, supuestamente menos complicadas, pero que llevan a Pamplona toros de imponente presencia: La Palmosilla, Jandilla, Victoriano del Río y Domingo Hernández. Con esos toros, el espectáculo está garantizado.
En los carteles de este año, sólo repite Roca Rey, ídolo de esta Plaza. Torean una tarde casi todas las primeras figuras: faltan Ponce, en su temporada de despedida, y Morante, que estaba anunciado. Han entrado en los carteles los nuevos triunfadores, Borja Jiménez y Fernando Adrián, y algunos jóvenes hispanoamericanos que se lo han ganado: Isaac Fonseca, Juan de Castilla y Colombo.
Cada Plaza tiene su manera peculiar de sentir la Fiesta: la de Pamplona, desde luego, no se parece a la de Sevilla. Para el buen aficionado, las dos son respetables y atractivas.
Como todos los años, en Pamplona vamos a vivir, a partir de este viernes, unas jornadas taurinas de enorme interés y emoción. Intentaremos dar cuenta fiel de ello a los lectores de El Debate.