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Crónica deAndrés AmorósGijón

Una faena magistral de Daniel Luque

Diego Ventura le acompaña en la salida a hombros, en la inauguración de la Feria de Begoña

Daniel Luque y Diego Ventura salen a hombros en la primera corrida de la Feria de Begoña (Gijón)EFE

Por la mañana, en la playa de San Lorenzo, que resplandece al sol, se baila la Danza prima, ya mencionada por Jovellanos: «Ay, un galán d’esta villa, / ay, un galán d’esta plaza».

El día más taurino del año, el de la Virgen de agosto, comienza, en Gijón, la Feria taurina de Begoña. Su éxito y su prestigio han ido subiendo crecientemente en los últimos años y ahora mismo es, sin duda, una de las grandes Ferias del Norte de España.

Estuvo a punto de herirla de muerte la anterior alcaldesa, Ana González (PSOE), que prohibió las corridas en Gijón, con la disparatada excusa de los nombres de dos toros. Conclusión: ni siquiera su propio partido volvió a presentarla como candidata, en las siguientes elecciones. En cambio, la actual alcaldesa, Carmen Moriyón (Foro Asturias) alcanzó un éxito rotundo al conseguir que volvieran los toros a Gijón: la siguen aclamando, igual que el año pasado, al entrar en la Plaza.

El mérito también se debe al empresario, Carlos Zúñiga, que presenta siempre una Feria atractiva. Hace un año, en su temporada de despedida, El Juli vivió aquí una de sus tardes más gloriosas, al matar seis toros. Esta vez, la Feria comprende cuatro tardes y ofrece carteles singulares: un festejo mixto, el mano a mano de dos novilleros y dos grandes corridas de toros, con las primeras figuras; en la última, se despide de la afición asturiana Enrique Ponce.

Esta vez, los toros de La Quinta dan un juego desigual. En el último, Daniel Luque demuestra el extraordinario momento que atraviesa: una gran faena y dos orejas indiscutibles. Le acompaña en la salida a hombros Diego Ventura, que también ha cortado dos orejas en el primero, un buen toro de Los Espartales. No tiene suerte esta tarde Talavante, que sufre una voltereta al entrar a matar al quinto.

No me agradan, en principio, los festejos mixtos ni soy un fanático del rejoneo pero ver a Diego Ventura, el indiscutible número uno actual, garantiza un gran espectáculo. El primero de Los Espartales es noble, da buen juego, y Ventura lo aprovecha en una lidia completa, impecable. Con Fabuloso, demuestra su maestría, al llevarlo prendido en dos vueltas completas. Con Bronce –que parece verdaderamente una estatua de ese color– juguetea muy en corto, lo tensa como un arco y, sin cabezal, clava un par a dos manos. Con Guadiana, logra un rejonazo de rápido efecto: ovación al toro y dos orejas al caballero. No cabe mejor comienzo.

Diego Ventura, a lomos de Mezcal, esta tarde en GijónEFE

Brinda a Daniel Luque el cuarto, menos claro, que flaquea y se para antes. Diego ha de esforzarse más para provocar la arrancada. Con Lío, monta el ídem, quebrando de frente. Con Mezcal, se luce clavando las rosas y en alardes ecuestres. Pincha antes del rejón y se queda en una ovación.

Suele acertar en los toros que trae a Gijón el empresario Carlos Zúñiga. Una de las ganaderías aquí habituales es la de La Quinta, con sus cárdenos santacolomas, que han obtenido rotundos éxitos. Esta vez, se quedan a mitad: manejables 2º y 5º, soso el 3º, bueno el último.

Alejandro Talavante sigue ceñido a su personal repertorio, que sorprende a muchos públicos, y obtiene así éxitos. El primer santacoloma, bajo, bien hecho, bragado, meano, embiste con nobleza y humilla. Cumple en el caballo, miden el castigo. Se luce Ambel con los palos, como suele. La faena de Talavante es fácil, ligerita: le enseña a embestir por bajo y está a gusto por los dos lados, sin esforzarse, en series cortas. Un trasteo breve, medido. Mata sin estrecharse.

El quinto es un precioso lucero, con una gran mancha blanca en la frente, que embiste con nobleza, justo de fuerzas. Hace Alejandro un quite mixto de saltilleras y gaoneras. En la faena de muleta, despliega el repertorio de pases accesorios: estatuarios, arrucina, manoletinas, remates mirando al tendido… Todo, en series cortas, vistosas. Al entrar a matar, el toro lo prende y pisotea. Visiblemente dolorido, todavía pincha cuatro veces más, antes de media atravesada: dos avisos.

El toro cogió por la media a Talavante. Era el segundo de su loteEFE

Daniel Luque y la cuadrilla de Talavante socorren al torero tras el percanceEFE

Aunque sólo cortara una oreja, por culpa de la espada, en Pontevedra acabo de ver una tarde extraordinaria, como lidiador, de Daniel Luque. Quizá el gran público no valore suficientemente la facilidad con la que resuelve las dificultades de los toros complicados; para el buen aficionado, da gusto verlo.

El tercero, cárdeno calcetero, protesta un poco en varas y se duele en banderillas. Luque lo mete en el canasto desde el primer momento pero el toro embiste dormidito, distraído. Suena una voz: «Sin toro, no hay emoción». Sí que hay toro, esta vez, pero transmite muy poco. Luque está técnicamente impecable pero la gente no ha entrado en la faena: lo hace tan fácil todo… Mata con decisión.

Recibe con buenas verónicas, cargando la suerte, al último, que empuja fuerte en el caballo. Cuando resbala en la cara del toro un banderillero, le hace un gran quite el sobresaliente Álvaro de la Calle: debió saludar. No está muy claro el toro pero, sólo con dos muletazos, Luque lo ha colocado ya en el sitio adecuado. La primera suerte ya es excelente: manda, corre la mano, se lo enrosca a la cintura, remata con naturales desmayados. Lo ve claro, lo hace fácil y arriesga: así, lo ha cuajado por completo, en series extraordinarias, que ponen al público en pie. Con el toro ya queriéndose ir, las luquecinas demuestran su poderío. ¡Vaya forma de torear! Un estoconazo y dos orejas merecidísimas. Con esta faena, en Madrid o en Sevilla, las hubiera cortado igual y los aficionados no pararían de elogiarlo. Si le respetan los toros, este final de temporada suyo puede ser memorable.

Daniel Luque con el segundo de su lote, al que cortó las dos orejasEFE

Al salir de la Plaza, un bondadoso gijonés, entusiasmado, me pregunta: «¿Por qué Roca Rey no quiere torear con Daniel Luque?». Sólo sonrío, porque no sé qué contestarle.

POSTDATA. Olor a cera es una preciosa novela corta taurina de Agustín de Foxá, un gran escritor. Se basa en la leyenda de que el banderillero Blanquet sintió ese olor la tarde en que murió Joselito y volvió a sentirlo, antes de las tragedias de Granero e Ignacio Sánchez Mejías. (No les destripo el final: ahora llaman a eso spoiler). Lo publicó Foxá por entregas, en ABC. Ahora, se incluye en el libro Misión en Bucarest y otros relatos, que acaba de publicar Editorial Renacimiento. Se lo recomiendo vivamente: es una de las joyas de la amplísima literatura taurina. No creo que lo conozcan los ministros Urtasun ni Puente.

ficha

  • GIJÓN. Feria de Begoña. Jueves 15 de agosto. Tres cuartos de entrada. Dos toros de Los Espartales, para rejones, buenos, y cuatro, de La Quinta, de lidia ordinaria, de juego desigual, aplaudido el último.
  • DIEGO VENTURA, rejón: dos orejas. En el cuarto, pinchazo y rejón (saludos). Sale a hombros.
  • ALEJANDRO TALAVANTE, de blanco y oro, pinchazo y media (silencio). En el quinto, cinco pinchazos, media y descabello (dos avisos, palmas).
  • DANIEL LUQUE, de rioja y azabache, buena estocada (silencio). En el sexto, gran estocada (dos orejas y salida en hombros).