La Granada inclusiva que Huawei ha construido para sus trabajadores: el colmo de la copia china y de lo «woke»
El Palacio de Carlos V o el barrio del Albaicín, además de otras ciudades europeas, se reproducen en el campus OX Horn, un complejo de 1,5 millones de metros cuadrados para 20.000 trabajadores
William Randolph Hearst el gran magnate de la prensa inspirador de la película Ciudadano Kane compró el monasterio cisterciense de Santa María de Óvila, en Guadalajara, y se lo llevó a Estados Unidos piedra por piedra. Una excentricidad que distintos millonarios excéntricos, valga la redundancia, han repetido a lo largo del tiempo.
China es un país lleno de nuevos millonarios excéntricos. También es el país de la copia. En China lo copian todo. Falsifican las grandes marcas de moda y cualquier producto que se pueda imaginar. Copian los usos y las costumbres. Copian lo que les puede resultar productivo e incluso lo que simplemente les gusta.
12 ciudades europeas
El dinero ha hecho posible que esta tendencia inicial se haya convertido ya en extravagancia como ha sucedido en el campus OX Horn de la multinacional de tecnología Huawei en la ciudad de Dongguan. 1,5 millones de metros cuadrados para sus 20.000 trabajadores (incluidos 8 kilómetros de vías de tren [copiados de los suizos] para desplazarse en su interior) en una suerte de Las Vegas construida, en lugar de para el juego, para el trabajo. Los propietarios de Huawei han reproducido en su inmenso centro laboral en China algunas de las ciudades europeas más famosas (para crear un ambiente relajado), donde también está Granada.
El Palacio de Carlos V se levanta en China en una reproducción real pasmosa, con sus famosos almohadillados en la fachada o con su patio interior perfectamente recreado. También se puede caminar por las calles del Albaicín granadino en este parque de atracciones improbable donde se investiga en nuevas tecnologías. Oxford, Brujas, París, Verona, Friburgo, Bolonia o Luxemburgo son otras de las ciudades copiadas para solaz de la diversidad de empleados, la otra característica llamativa del campus chino.
Los propietarios relacionan la diversidad de cultura de la antigua Granada con la diversidad de culturas de Huawei (no solo copian física sino también culturalmente las ciudades), todo para construir edificios y equipos de trabajo inclusivos que no tienen en cuenta «el 'género', la raza, la etnia o las creencias», es decir, que sí las tienen en cuenta desde el momento en que la característica fundamental de sus empleados es la diversidad, circunstancia que inevitablemente pasará en muchos casos por encima de la capacidad.
Una idea que se confirma con la declaración de la propia empresa de que «la diversidad, la apertura y la integración son las claves de un futuro mejor para todos». Una demostración casi perfecta de hasta donde ha llegado el proverbial plagio chino en todos los ámbitos, que ya no solo alcanza a los productos sino, dentro de sus multinacionales, a los mismísimos edificios icónicos de la cultura occidental e incluso a la tendencia ideológica que asola sus sociedades.