Barcelona se sacude los delirios independentistas y se entrega en cuerpo y alma al arte flamenco
El Festival Ciutat Flamenco llegará en octubre a Barcelona como una cita de referencia en la agenda de festivales flamencos 2024-2025
Inmersos en la fase de intentar amansar a la fiera con amnistías y cupos fiscales, atrás quedan ya aquellos tiempos en los que el independentismo prohibía los toros por «españolistas» y reivindicaba que Colón, Cervantes o Santa Teresa eran catalanes.
En aquel descenso a los pozos de la locura por donde se precipitó el independentismo catalán desde la Diada de 2012 hasta la aplicación en 2017 del artículo 155 de la Constitución y la suspensión de la autonomía para Cataluña, el independentismo trató de atribuirse todo logro histórico de España y erradicar de territorio catalán todo aquello que no se pudiera apropiar.
Una de las principales víctimas de ese proceso fueron las corridas de toros, prohibidas en Cataluña en 2010. Aunque el Tribunal Constitucional declaró el veto inconstitucional, nunca volvieron los toros a la Monumental de Barcelona.
Los integristas nacionalistas intentaron ejecutar un proceso similar con el flamenco y la Feria de Abril en Barcelona. Los independentistas se subían por las paredes del Palau de la Generalitat cada vez que se cruzaban en las Ramblas con un puesto de artículos locales para turistas lleno de estatuillas de sevillanas en traje de lunares.
Pese a la acometida, ahí siguen los puestos en las Ramblas con sus sevillanas y sus cascabeles. El fracaso del independentismo radical fue similar con la Feria de Abril de Barcelona, un fracaso tan sonado que ahora incluso los políticos independentistas se dejan caer por allí a ver si pescan algún voto.
El arte flamenco no ha sido una excepción. A pesar de su universalidad, el independentismo trató de identificar el flamenco con una expresión artística propia de Andalucía y, por lo tanto, ajena a Cataluña. En definitiva, debía desaparecer.
Visto el fracaso del intento de cancelación de un arte tan arraigado en la cultura y sociedad catalana (como en la del resto de España en su conjunto), se pasó al proceso siguiente: tratar de apropiársela.
Se echó mano entonces a la Institut Nova Història (si es nueva, no es Historia, por otra parte), ya convertida en un chiste por presentar «descubrimientos» como que el Quijote o el Lazarillo se escribieron originalmente en catalán, absurdez defendida con el argumento de que bastaba con leer entre líneas los textos para darse cuenta de su catalanidad.
Lo mismo dijeron de la identidad de Cristóbal Colón, el Cid, Santa Teresa de Ávila, Calderón de la Barca, el Gran Capitán o Hernán Cortés: todos ellos catalanes, convenientemente censurados y castellanizados, según los delirios de este falso instituto independentista.
En cuanto al flamenco, este instituto de pseudohistoria presentó un estudio en 2021 en el que se trataba de demostrar que el flamenco nació en Cataluña y lo defendía con el supuesto origen semántico catalán de la palabra «flamenco».
Posteriormente, Castilla se habría apropiado del cante y baile flamenco, atribuyéndolo a raíces andaluzas.
Barcelona, ciudad flamenca
Los delirios del independentismo, en cualquier caso, no han erosionado lo más mínimo la salud del arte flamenco en la comunidad.
Barcelona sigue siendo una vibrante ciudad donde el flamenco —como en Granada, Córdoba, Madrid o Sevilla— goza de una salud de hierro, donde históricamente se ha impulsado el desarrollo artístico y estético del arte jondo y donde vive como una seña de identidad catalana.
Como recuerdan en el Tablao Cordobés de la capital catalana, el flamenco en Cataluña tiene tanta tradición como el Teatro del Liceo, pues el gran teatro de las Ramblas se inauguró el 4 de abril de 1847, precisamente, con un espectáculo de seguidillas manchegas, rondeñas, boleras y cachuchas que despertó la pasión del público barcelonés presente. El flamenco en Cataluña, de hecho, dio grandes iconos como Carmen Amaya.
Entre tangos, soleás y alegrías, algunos de los tablaos flamencos más importantes de España están en la ciudad condal: Los Tarantos, el El Duende, el Tablao Cordobés, el Tablao de Carmen…, son solo algunos de los templos barceloneses del flamenco.
Barcelona ha sabido esquivar las rupturas sociales causadas por el independentismo catalán en los últimos años y se alza con fuerza como un referente del flamenco capaz de competir con Madrid, Sevilla o Granada.
Su Festival Ciutat Flamenco es una de las grandes citas del panorama musical flamenco y llega en octubre (del 17 al 27) con un plantel vibrante y centrado en la guitarra flamenca, aunque se explorará también el baile, el cante y la introducción del piano, además de las habituales propuestas de fusión del flamenco con el jazz.
Estarán presentes en la edición de este año artistas de referencia, como David Leiva, Mercedes Luján, José Manuel Álvarez, Andrés Barrios, José Maldonado, Karen Lugo y Chicuelo.