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Luciano Liggio fue uno de los líderes más sanguinarios del clan de los CorleonesiRedes Sociales

El pueblo siciliano de Corleone ya no quiere saber nada de 'El Padrino' ni de la mafia

Marcada por la cultura de la mafia, el pequeño borgo de la isla de Sicilia lucha por pasar página

En la película El Padrino, dirigida por Francis Ford Coppola con guion de Mario Puzo –autor también de la novela– conocimos Vito Corleone, un líder de la mafia italo-americana de ficción, pero con grandes vínculos con la realidad.

Don Corleone procede del borgo siciliano del mismo nombre, de donde tuvo que huir de niño después de que sus padres fueran asesinados por el capo de la cosa nostra, Don Ciccio.

En la segunda parte de la saga, descubrimos cómo fue el asesinato de los padres del pequeño Vito y cómo regresó desde América para cumplir su vendetta y destripar a un anciano e inválido Don Ciccio abriéndole el vientre con un cuchillo.

Años más tarde, el hijo de don Vito Corleone, Michael, se refugiaría en las laderas de Corleone tras asesinar al capitán de policía corrupto McCluskey y al capo para el que trabajaba, «El Turco» Sollozzo.

La publicación de la novela El Padrino, de Mario Puzo, y su posterior adaptación cinematográfica supuso, sin embargo, una dura losa para la Corleone real, ya aplastada bajo la peste de la cosa nostra.

Cubierta de El Padrino, de Mario PuzoPenguin

La sencilla localidad de los Corleone se convirtió en capital de la mafia siciliana cuando el capo del clan de los Corleonesi, Salvatore «Toto» Riina, apodado «la Bestia», se hizo con el control de la cosa nostra tras eliminar a las familias rivales.

Riina, reclutado en los años cincuenta por el histórico líder de los Corleonesi, Michele Navarra, se alzó con el poder del clan tras la muerte y encarcelamiento de diferentes líderes que le facilitaron el ascenso en la familia. Él mismo participó en el asesinato de Navarra.

Salvucio Riina se pasea por las calles con arrogancia y chulería, arrastrando tras de sí la sombra de los Corelonesi

Enfrentado a los otros líderes sicilianos de la cosa nostra, desató una cruel guerra que acabó con sus rivales muertos y huidos. Toto Riina se convirtió así en el capo dei tutti y capi de una cosa nostra unificada en torno a los Corleonesi y con el pueblo de Corleone como capital de un imperio criminal en el que el tráfico de heroína global, los ajustes de cuentas y el chantaje eran sus principales fuentes de ingresos.

Tras hacerse con el control, Riina inició una nueva guerra contra el Estado italiano llenando de sangre Palermo, Roma y Florencia en una serie de masacres.

Según algunas investigaciones, Riina habría ordenado hasta 150 asesinatos, y habría dado la orden de secuestrar y asesinar a un niño de 13 años, hijo de un mafioso que decidió cooperar con los jueces, y disolver su cuerpo en ácido.

El asesinato de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino fue la gota que colmó el vaso. El Estado italiano declaró la guerra absoluta a la cosa nostra. Riina fue finalmente detenido el 15 de enero de 1993 y no volvería a salir de la cárcel.

La detención de Toto Riina no supuso el fin de la cosa nostra, pero sí marcó el inicio de su declive. El último capo dei capi de la cosa nostra, Matteo Messina Denaro, que participó en el asesinato de Falcone, fue detenido en enero de 2023 y murió unos meses después en la prisión de L’Aquila.

Su detención, encarcelamiento y muerte devolvió al centro mediático el pasado mafioso de Corleone y las redes de la cosa nostra que todavía perduran y que permitieron a Denaro ocultarse durante treinta años.

La detención de Messina Denaro puso de relieve hasta qué extremo la novela y la película de El Padrino se convirtieron en un icono, en un referente para los remanentes de la cosa nostra siciliana.

Y es que en la casa de Denaro, los carabinieri encontraron un cuadro de Marlon Brando caracterizado como Vito Corleone, además de otros elementos que hacía referencia a la película.

El ayuntamiento dijo «basta». Corleone no sería más sinónimo de mafia ni de cultura mafiosa.

La cosa nostra está prácticamente desarticulada, al menos sus redes principales, y sobrevive entre la nostalgia, la desconfianza y las ansias de revancha, entre grupúsculos locales.

El eje del poder mafioso en Italia ha oscilado y se encuentra ahora sobre la ‘Ndrangheta calabresa y la Sacra Corona pugliense.

Pese a ello, el pequeño borgo de Corleone no ha sido capaz de quitarse el sambenito de la mafia, una fama que a casi nadie gusta.

La novela de Puzo y la película de Francis Ford Coppola, sin embargo, se explota como reclamo turístico. La imagen de Marlon Brando caracterizado como Vito Corleone, con esmoquin y sosteniendo un gato está por todos lados.

Mario Puzo también había ubicado en Corleone la acción de parte de su otra novela de referencia, El Siciliano, otra una historia de mafia, violencia y crimen en la que también brujulea Michael Corleone.

Cubierta de El Siciliano, de Mario PuzoPenguin

Las actuales autoridades de Corleone quieren dejar atrás esa herencia mafiosa y que la imagen de El Padrino deje de ser un símbolo de la localidad.

Sin embargo, la sombra de los Corleonesi regresa periódicamente para recordar al pueblo su pasado.

El último incidente ocurrió hace unos días, con motivo del Ferragosto, festividad nacional italiana que coincide con la Solemnidad de la Asunción, el 15 de agosto, y que marca el inicio de las vacaciones de verano para gran parte de los italianos.

Con una supuesta intención de felicitar la fiesta, el hijo de Toto Riina, Giuseppe Salvatore Riina, «Salvuccio», publicó en su perfil de redes sociales una felicitación en la que deseaba un feliz Ferragosto desde la «Via Scorsone 24, Corleone, Italia».

El mensaje podría haber pasado desapercibido, pero las autoridades y vecinos de Corleone lo identificaron inmediatamente como una apología de la violencia mafiosa.

Y es que la Via Scorsone 24 de Corleone es la residencia familiar de los Riina, pero cambió de nombre en 2018 como una forma de luchar contra la cultura mafiosa, y se rebautizó con el nombre del juez antimafia Cesare Terranova.

Terranova había muerto asesinado en 1979 por orden del jefe de los Corleonesi Luciano Liggio, predecesor de Toto Riina.

El alcalde de Corleone, Walter Rà, expresó su condena a la apología de la violencia mafiosa, llamó cobarde a Salvuccio Riina y afirmó que «no permitiremos» la perpetuación de la mafia en Corelone: «Hemos pasado página, nadie nos hará retroceder».

Sin embargo, tendrá difícil atar en corto a un Salvuccio Riina que, tras regresar a vivir a Corleone en 2023 después de 19 años en prisión por pertenencia a una organización mafiosa, blanqueo y extorsión, se pasea por las calles de la localidad con arrogancia y chulería, arrastrando tras de sí la sombra de los Corelonesi.