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Víctor Pradera©KORPA

El Debate de las Ideas

El bagaje intelectual de Víctor Pradera

Víctor Pradera fue uno de los principales ideólogos del carlismo, convirtiéndose en su intelectual de más renombre durante la II República. Su mayor logro fue la sistematización en un sistema político a partir de un amplio abanico de ideas a las que dio forma y concretó en una forma de Estado que, a la vez que moderno, estaba acorde con la personalidad histórica de la nación y respondía a las necesidades de su sociedad.

Hasta los inicios del siglo XX, el carlismo se vio principalmente identificado con las estampas guerreras de sus caudillos militares. La nueva política carlista del siglo XX fue levantar un programa político para demostrar las carencias del Estado liberal y las virtudes de la política carlista. Los principios fueron la descentralización regionalista basada en el antiguo foralismo, y la aceptación del catolicismo social de las enseñanzas de León XIII como solución de la cuestión social. El resultado trajo la admiración de un sector social conservador no carlista, que vio, por primera vez, el carlismo como una fuente de recursos ideológicos. La influencia del orador tradicionalista Juan Vázquez de Mella se hizo fundamental en este período. El diputado e intelectual asturiano fue quien había redactado el programa político del carlismo e impulsado una imagen de una derecha regionalista y plural frente a la uniformidad del liberalismo.

El ingeniero y abogado Víctor Pradera adoptó estos planteamientos tradicionalistas. Sin embargo, el ascenso del naciente nacionalismo vasco fue el aliciente que provocó que luchase en el hemiciclo parlamentario con los representantes de este nuevo nacionalismo vasco, defendiendo la extensión del régimen foral vasco a toda España y criticando el derecho de autodeterminación basado en criterios étnicos, que planteaban los jeltzales (nacionalistas vascos). Víctor Pradera rechazó, por su catolicismo, los criterios favorables a la jerarquización de las razas y contrarios al mestizaje muy en boga en la Europa de principios de siglo y que defendía el PNV. El discurso de Pradera fue la defensa de las peculiaridades regionales enmarcadas dentro de la unidad nacional de España, en cuya defensa escribió un libro sobre la figura de Fernando el Católico y la incorporación de Navarra al Reino de España, Fernando el Católico y los falsarios de la historia, y otra obra sobre la visión económica del catolicismo social, Dios vuelve y los dioses se van. Modernas orientaciones de Economía política derivadas de viejos principios.

El triunfo de la revolución bolchevique en Rusia reafirmó a Víctor Pradera en la necesidad de la unidad política de los católicos en torno a un programa de justicia social. La proclamación de la Segunda República en 1931 cambió la situación política española. Desde su posición, contribuyó al rearme ideológico de la derecha, colaborando activamente con numerosos medios de prensa, pero esencialmente con la revista monárquica Acción Española, dirigida por su amigo Ramiro de Maeztu. Víctor Pradera se mostró como uno de los intelectuales que más incentivó la unión de las derechas españolas en torno a un programa de mínimos, colaborando con otros intelectuales derechistas de diferentes agrupaciones políticas en conferencias en defensa de la historia e identidad de España. También se opuso a la instauración de una comunidad autónoma vasco-navarra, enfrentándose a los nacionalistas vascos.

En la segunda legislatura republicana (1933-1936), Pradera fue elegido por mayoría absoluta de los ayuntamientos navarros, como vocal del Tribunal de Garantías Constitucionales, organismo encargado de velar por el cumplimiento de la Constitución republicana y de juzgar si las leyes y los actos del poder público se ajustaban a la norma constitucional. En el plano interno político, era presidente del Consejo de Cultura Tradicionalista de la Comunión Tradicionalista, lo que le confirmó como el intelectual más importante del carlismo y su ideólogo oficial en el período republicano. Es en este momento cuando Víctor Pradera cobró más influencia en el ámbito ideológico de la derecha por la publicación de su último libro El Estado Nuevo en 1935. La importancia de la obra consistía en ser la única que logró sintetizar en una propuesta de forma de Estado el corporativismo católico y la Monarquía tradicional. El libro se convirtió en la propuesta política del Bloque Nacional de José Calvo Sotelo. La adopción del corporativismo católico abría al tradicionalismo español a una gran variedad de movimientos afines europeos. Pradera tuvo correspondencia con intelectuales de relieve como Charles Maurras, de Acción Francesa o Antonio Sardinha, del integralismo portugués. La capacidad de adaptación que demostró el carlismo a través de su persona y de su antecesor, Vázquez de Mella, posibilitó que el tradicionalismo no fuese marginado y se convirtiese en un movimiento de masas y un laboratorio creativo de ideas.

El inicio de la Guerra Civil sorprendió a Víctor Pradera en San Sebastián, al quedarse a cuidar a una hija que se encontraba a punto de dar a luz. En la ciudad donostiarra será apresado por las milicias nacionalistas vascas. A pesar de gozar de inmunidad debido a su cargo como miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales, murió asesinado en el cementerio de Polloe en San Sebastián el 6 de septiembre de 1936 junto a su hijo Javier Pradera, quien había ido a solicitar su liberación.