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Entrevista: 'Pregón de combate para jóvenes de espíritu'

Raúl Mayoral: «La escuela ha quedado como una guardería donde se implanta el igualitarismo académico»

Pregón de combate para jóvenes de espíritu. Ante la batalla cultural por la defensa de la libertad y por el rearme moral, se presenta este martes 17 de septiembre a las 19.30 horas en el Colegio Mayor San Pablo de Madrid, obra donde el autor despliega un manual moral, histórico e intelectual de guerra para la batalla cultural y contra «una religión del revés»

Raúl Mayoral es abogado y empresario. Escritor en prensa y contertulio en radio y televisión, es autor del blog Mayoral con y. Cuenta que la idea del libro surgió cuando su hijo le dijo que para que le leyeran (o escucharan) jóvenes como él tenía que abrirse un canal de Youtube. Raúl Mayoral no hizo caso a su hijo, al principio, pero al final sí. Ahí fue cuando surgió Libercast, el canal desde donde Mayoral empezó a dar la batalla cultural con la intención de que se le unieran las generaciones más jóvenes. Cada capítulo lo llamó Pregón de combate número 1 y luego número 2... sobre la memoria histórica, sobre el cambio climático, respectivamente. Resultó que tantos episodios llevaban un libro en ellos y así surgió Pregón de combate para jóvenes de espíritu. Ante la batalla cultural por la defensa de la libertad y por el rearme moral, obra donde el autor despliega un manual de fe, histórico e intelectual de guerra contra lo que llama una «una religión del revés».

Pregón de combate para jóvenes de espíritu de Raúl Mayoral

—Me ha impresionado la profecía de Julián Marías, que cita en el libro: «Hacia 1969 o 1965 los europeos y los americanos empezarán a no exigirse a sí mismos».

—Este es el plan de Gramsci. Y estamos en su etapa de esplendor. Ocurre algo que no había pasado nunca. Cuando los totalitarismos nazi y comunista se sabía que eran los enemigos de la libertad. Pero hoy en día, en nombre de la libertad, se está ejerciendo una coacción que es la de la corrección política. Con ella se están coartando libertades, lo que nunca había sucedido en sistemas democráticos. La gente empieza a tener la sensación de que la democracia deriva hacia un totalitarismo que yo llamo un totalitarismo de seda o de terciopelo. Porque no nos vamos dando cuenta. Los ataques contra las libertades, contra la religión católica o contra la civilización occidental siempre han existido, pero lo de ahora es peculiar porque viene con máscara. Aparece bajo la máscara de neutralidad cuando realmente no lo es. Se confunde la aconfesionalidad de un Estado con el laicismo. Otra cosa es la laicidad, aquella sana laicidad a la que Benedicto XVI se refería en un diálogo con Sarkozy. Pero esto no, esto es un ataque deliberado y muy programado. Yo suelo decir que no es a base de escuadra y cartabón, sino de escuadra y compás.

El autor Raúl MayoralThorun Piñeiro

Jacinto Benavente dijo que el comunismo era la religión del odio. ¿Cómo llama a esta nueva religión?

—Yo utilizo un término en el libro que es el de religión al revés o sucedáneos de religión. Sí, es la religión del odio. Así han sido siempre todos los intentos de expulsar a la Iglesia Católica y a la fe de la vida pública. Nosotros tenemos el componente del amor, de la caridad y de la misericordia, pero el enemigo tiene el componente del odio, es su motor. Se ve en la política y en la educación. En el año 2000 el historiador y ensayista de izquierdas Jacques Julliard publicó un libro donde criticaba toda la pedagogía progresista de sus compañeros ideólogos. Vino a decir que se había perdido la autoridad de los profesores y su transmisión del saber y el conocimiento. Ya no hay competencia sino convivencia y ya no hay esfuerzo sino juego. El sistema educativo está organizado hoy en día sobre el odio hacia las élites. Creen que la escuela ya no sirve como ascensor social y ha quedado como una especie de guardería y todo por el odio, por la envidia igualitaria. Y así se va implantando el llamado igualitarismo académico donde nadie debe sobresalir.

Somos sociedades frías, estamos en la desesperanza, en la soledad no hay ya ideales

Menciona la frase de Pablo VI de que el drama del hombre moderno es que ha salido de casa y ha perdido la llave para volver. ¿Es cierto?

—Lo vemos en el relativismo imperante, en el nihilismo, sobre todo en el materialismo, todos estos ismos. Ese es el escenario bélico, el del desarraigo de la conciencia, los desiertos de hielo. Somos sociedades frías, estamos en la desesperanza, en la soledad no hay ya ideales. Las certezas han sido demolidas. Y bueno, pues esa certeza son muchas veces las llaves que tenemos para volver a casa.

Leyendo sobre estos «vagabundos inconscientes» se me ha venido a la memoria la terrible imagen de esos hombres y mujeres adictos al fentanilo deambulando como zombis por las calles. Es como si hubiera un fentanilo que produjera esos mismos síntomas, pero en el pensamiento, e invisible e igualmente o más terrible.

—Sí, posiblemente sea eso. La sociedad postrada, la sociedad ya sin ningún tipo de ilusión o de meta por la que luchar. Ahora ya todo da igual, Todo vale en la cultura, en la educación, en los medios de comunicación y por supuesto en los políticos, que son el reflejo de la sociedad y de esa cultura. Hace tiempo que perdí la ilusión en la política. Lo que tenemos ahora, sobre todo en España, es una política que lleva máscara, que finge, que simula. Guerra decía aquello de Montesquieu ha muerto. Y yo recuerdo aquella frase de un profesor de Derecho Constitucional que decía que se iban a cargar el Estado de derecho si sacaban una ley sobre el Poder Judicial. Bueno, pues ahí está. Se lo decía el otro día al juez Peinado y él me dijo que esa y otra más, la Ley Orgánica de Régimen Electoral General. Recuerdo cómo se quejaba el comunista Julio Anguita cuando decía que él con un millón de votos obtenía cinco diputados y los de Convergència i Unió con 300.000 obtenían ocho. De aquellos polvos estos lodos.

Raúl MayoralThorun Piñeiro

Un escándalo tapa otro escándalo y De aquí a la eternidad, como la película.

—Va todo tan deprisa que hemos perdido la capacidad de asombro y eso no es bueno. A todos nos asombraba lo del indulto y se dio el indulto. Nos asombraba lo de la amnistía y se dio la amnistía; lo del cupo catalán y está ya el cupo catalán y el referéndum. Y efectivamente, se hará un referéndum. Vamos perdiendo por goleada, pero todavía se puede remontar. No se puede perder este combate. Pero tenemos que hacer y no hacemos. Unos por comodidad, otros por miedo y otros por ignorancia. Uno de los objetivos de mi libro son las nuevas generaciones. No hay que tener miedo y hay que formarse para responder a un adversario ideológico. En el tema de la corrección política es muy cómodo callarse, muy cómodo el silencio. Martin Luther King decía que el silencio es traición. Algunos prefieren vivir en la mentira rodeados de mucha gente que verse en la verdad solos. Este es el drama de la sociedad moderna.

Gramsci detecta que la institución a batir es la familia

Me acuerdo de la frase terrorífica de la antigua ministra de Educación, Isabel Celaá, aquello de que los hijos no pertenecen a los padres...

—Claro, es que eso es lo que yo sostengo en mi libro: el enemigo a batir es la familia. Gramsci lo vio. Es el mismo episodio de hace dos mil años: echar a la Iglesia católica. La Ilustración, la Revolución Francesa... La Ilustración también es un intento de echar a la Iglesia Católica y copia la Revolución Francesa. Copia el lema «libertad, igualdad, fraternidad», que es propio del mensaje salvífico de Jesucristo, del Evangelio. Querían crear otra religión los comunistas y los nazis. Pero luego llega Gramsci después de la Segunda Guerra Mundial y dice: «Vamos a a cambiar de táctica, no vamos a hacer un ataque frontal a la Iglesia Católica. Nos vamos a olvidar de los gulags, de los campos de exterminio y vamos a empezar infiltrando». Y en eso estamos. Y él detecta además que la institución a batir es la familia, porque es un espacio donde hay capacidad de resistencia, donde se echa raíces y por eso todos los totalitarismos, Hitler, el comunismo y ahora estos con lo de la ministra Celaá... el enemigo a batir es la familia y también la figura del padre. Esto se percibe en la legislación. Cancelando la figura del padre, se cancela también a Dios. Esto lo dijo un sacerdote.

Raúl MayoralThorun Piñeiro

Es la ceremonia de los Juegos Olímpicos...

—Eso es. Ese es el ejemplo de lo que se quiere en Europa. Hacerlo en Francia además es como muy apropiado. Así es como se quiere postergar a la religión católica y ocupar su lugar: la ideología de género, el paganismo...

La batalla no es solo cultural, educacional, conceptual y económica. Lo vemos, por ejemplo, con los ataques a empresarios prominentes como Amancio Ortega o Florentino Pérez...

—Claro. Pero eso en el fondo es odio. Es envidia. Y la envidia genera odio. Al empresario se le quiere abatir igual que a la familia. La iniciativa profesional o privada va en contra de la ideología colectivista de la izquierda. Es letal para esa izquierda decir que una persona puede prosperar por sí misma sin necesidad de un estado de necesidad, de una paga.

El propio ministro Urtasun dijo que se trata de luchar contra el sentido común.

—Así es el movimiento woke. Cuando alguien intenta dialogar con esta gente y pide sentido común, responden que no quieren sentido común.

Todos los españoles deberíamos leer El Quijote y los políticos sobre todo

Gramsci no creó el algoritmo que nos domina, pero sí tuvo la idea. Me acuerdo de aquella película de los 80, El chip prodigioso, donde una nave con su piloto era miniaturizada e introducida por accidente en el cuerpo de una persona a la que podía manejar de algún modo activando desde dentro sus sentidos.

—Pues así es, no va desencaminado. Creo que terminaba expulsándole con un estornudo, ¿no? (risas). Ojalá fuera tan fácil. Hay una anécdota de Gramsci que cuento en el libro. Cuando está en la cárcel de Milán, que es donde escribe su obra maestra, la obra cumbre que tiene a toda la izquierda fascinada, en los ratos libres les daban periódicos y los presos políticos se abalanzaban sobre la Gazzetta dello Sport, sobre el periódico deportivo y no sobre los otros. Ahí se da cuenta de que el entretenimiento hace que no se piense en política. Y ahí es donde entra ahora la tecnología. Es el algoritmo el que nos tiene entretenidos. Y no se piensa en política.

Para terminar, la familia, la religión, el Quijote o la Hispanidad, por ejemplo, ¿son las armas verdaderas para luchar por el rearme moral?

—Absolutamente. Nadie me lo había dicho, Pero me alegra que haya citado el Quijote. Ahora estoy leyendo mucho a Unamuno, y la filosofía de Unamuno es el quijotismo, que es una forma de cristianismo. Yo digo en el libro que todos los españoles deberíamos leer El Quijote y los políticos, sobre todo. En él hay lecciones que son eternas en el sentido de que son duraderas, perduran en los siglos y hoy en día necesitamos leer El Quijote y aprender muchas cosas, porque ahí está todo, desde la verdad, la mentira, el bien y el mal. En El Quijote está todo.