Cinco libros clásicos para partirse de la risa

Moliére, Wodehouse, Twain y dos españoles (uno del XVI y otro del XX y XXI), Cervantes y Azcona, en esta pequeña selección para leer y desternillarse

El enfermo imaginario de Moliére

El enfermo imaginario fue la cura en vida de Moliére que no pudo evitar su muerte por tuberculosis. El genio francés estaba enfermo y utilizó el humor para tratarse y para tratarnos, describiéndonos. El hipocondríaco se reconocerá de forma gozosa y tronchante en su espejo, en lo sutil de su descripción, en la ironía y las situaciones comunes para la carcajada del obseso aprensivo que por ello sueña con casar a su hija con un médico o un farmacéutico.

Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes

No es un libro de humor, pero sí lo es. Es el libro donde está todo, Y el humor en calidad y en cantidad. La condición humana descrita en sus aspectos menos reparables y por ello más risibles a pesar de la obviedad o a propósito de ella. El gran logro de Cervantes es acercar la pura realidad a los ojos y exponerla en su verdad sin envoltorios ante lo que no queda más remedio que alegrarse, enfadarse, maravillarse, llorar (de pena o de emoción) y también, en este caso, reír sin parar.

Cuentos completos de Mark Twain

Mark Twain se construyó una pequeña casa para escribir de forma octogonal que hacía sus delicias segín le contó a sus amigo William Dean Howells por carta: "Es el estudio más encantador que pudieras ver (...) Es un nido acogedor y habitación suficiente para sofá, mesa, y tres o cuatro sillas. ¿Y cuando las tormentas barren el valle remoto y los rayos destellean entre las colinas y más allá, y la lluvia golpea el tejado sobre mi cabeza? Imagina su suntuosidad”. Suntuosos de humor descacharrante son sus relatos, plenos de imaginación, de realidad y ficción agitadas en un cóctel delicioso.

Memorias de un señor bajito de Rafael Azcona

Rafael Azcona dijo que se hizo guionista porque le resultaba más fácil escribir guiones que escribir novelas, pero hasta que llegó a tomar esa decisión pudo hacer algunas joyas literarias humorísticas que después se repitieron en palabras e imágenes inolvidables en el cine. El mejor guionista español de la historia fue un magnífico escritor. Plácido es una buena muestra de ello. Si el buen escritor se mide por su capacidad para poner sobre un papel la condición humana, Azcona lo era, incluso si no hubiera escrito libros, porque vaya cosas contaban que decía quienes le conocieron. Memorias de un señor bajito es una colección de textos que se desarrollan en la España de los 50, donde a un hombre normal le ocurren cosas extraordinarias.

¡Gracias, Jeeves! de P. G. Wodehouse

Se ha elegido el primero de todos los de Wodehouse, maestro del humor inglés, ¡Gracias, Jeeves!. Pero cualquier profano puede empezar por donde le apetezca. Allí están Bertie Wooster, el amo, y su imprescindible ayudante Jeeves. El aristócrata atolondrado y su sirviente y salvador, protagonistas inmortales de cientos de peripecias hilarantes.