Aldous Huxley afirmó que muchas de las imaginadas truculencias de su obra se estaban convirtiendo en «penosas realidades» con una rapidez que no había podido soñar. Un mundo feliz es la desesperanzada novela donde, en una sociedad ordenada por castas, no existen penalidades reconocibles y aparentemente todos son felices gracias a la tecnología y a una sexualidad libre, pero sin familia, sin religión o sin amor. La sátira «huxleyana» del presente que se le escapó de la imaginación para prefigurarse en el futuro: el pensamiento único, lo woke, el adoctrinamiento, el consumismo...