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La Biblioteca Nacional se inunda y Urtasun pide calma mientras le echa la culpa a su antecesor

El ministro de Cultura es conocedor de los problemas en la cubierta de la institución desde el principio de su mandato, hace ya un año

Dice Urtasun que la cubierta de la Biblioteca Nacional (BNE) ya estaba mal cuando él llegó. Pero lo cierto es que llegó al ministerio hace un año y la cubierta de la Biblioteca Nacional sigue como estaba. Lo descubrieron las inundaciones de la semana pasada. Unas imágenes vergonzosas que el ministro (y presidente de la BNE) resuelve pidiendo «tranquilidad», la misma con la que se ha tomado las necesarias actuaciones para subsanar el problema que todavía, un año después, no se han tomado.

Los sindicatos indignados

La Biblioteca Nacional se inunda por abajo como el Titanic. Pero Urtasun pide tranquilidad. El ministro nombró un nuevo director de la institución, Óscar Arroyo, en febrero. Quien tampoco se ha puesto manos a la obra. El lunes Urtasun y los responsables de la Biblioteca tuvieron una reunión con los sindicatos donde se puso de manifiesto el abandono al que está sometido el edificio desde hace décadas.

Desde septiembre de 2023

Los mismos sindicatos acusan al ministerio de mala gestión y apuntan a que en cualquier momento se pueden ver afectados documentos y volúmenes de mayor valor que los afectados por las lluvias la semana pasada, libros del siglo XX situados en la planta doce. Urtasun es conocedor de la situación desde el principio de su mandato. Ya en septiembre de 2023 las lluvias provocaron desperfectos y manifestaron el problema al que se refirió el ministro en marzo. Cuatro meses después y sin acciones de por medio.

Manifiesto de escritores y conservadores

Más de cien escritores, restauradores, conservadores e historiadores, capitaneados por el historiador Juan Van Halen Acedo, la conservadora Guiomar Monforte y el escritor Luis Español, han firmado un manifiesto donde se destacan la obligación legal y el deber moral de protección de la Biblioteca. «Es inadmisible que los empleados de la BNE tengan que enfrentarse con paraguas a las inundaciones».

Las imágenes, por tanto, no son nuevas, y el problema tampoco. Un problema que Cultura, mayormente en el tiempo de Urtasun al frente, está tapando, a pesar de los 2 millones de euros invertidos en una remodelación que no se sabe para qué ha servido, mientras los valiosos archivos siguen en peligro.