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Miquel Barceló durante la presentación de su libro en MadridEFE

Miquel Barceló: «Escribo en francés porque me da impunidad absoluta»

El artista mallorquín presentó en Madrid su libro 'De la vida mía' y dio algunos detalles de su proyecto de tapices para Notre Dame de París

Miquel Barceló, como todos los artistas, es un hombre un tanto extravagante, aunque él asegura que no se ve como «un tipo raro».

Sin embargo, cuando reconoce que el olor a calamar podrido le ayuda a inspirarse porque le retrotrae a su infancia en el mar, como mínimo se puede afirmar que es original.

El artista mallorquín estuvo en Madrid para presentar su libro de memorias, De la vida mía (Galaxia Gutenberg), aunque más que un libro de memorias es un conjunto de retratos, esta vez escritos, donde Miquel Barceló se describe a sí mismo, se despoja de cualquier idea preconcebida que de él se pueda tener y se muestra como es.

Cubierta del libro 'Sobre la vida mía', de Miquel BarcelóMiquel Barceló

Para ello, el libro rescata fotografías de la vida de Barceló desde su infancia en Mallorca hasta su trabajo en los talleres. Imágenes de su familia, de su trabajo y, quizás lo más interesante, de sus cuadernos. De ese modo, Miquel Barceló revela al público algunos de sus secretos.

Dice Le Monde, en la crítica al libro, que «no se ha leído un escrito así, de un artista, desde el Diario de Eugène Delacroix». Es difícil decirlo, pero lo cierto es que De la vida mía, detrás de la apariencia caótica del libro, es un documento de gran valor para desentrañar el misterio de uno de los artistas más cotizados del momento.

En la presentación, de poco más de media hora, Barceló pudo tocar todos los palos: su proceso creativo, la importancia de África en su vida y en su obra, su relación con los libros y la literatura (llega a decir que su casa es como una cueva llena de libros porque no es capaz de familiarizarse con los ipad y los libros digitales, «y el problema no ha hecho más que empeorar»).

Incluso ha revelado algún secreto –sin estar muy seguro si podía o no podía revelarlo– de su último encargo: los tapices que colgarán de algunas de las capillas de la reconstruida catedral de Notre Dame de París.

El encargo consiste en tres tapices y, afirma, «ya he hecho algún cartón». «Hay uno que ya lo tengo acabado».

Explica que la metodología es como la empleada por Goya. Se elabora un cartón y ese cartón se lleva luego a una fábrica de tapices donde elaboran el tapiz, un proceso que puede llevar años. «Supongo que dos o tres años».

Otra pista: «Se van a tejer en sedas, algún material sintético moderno, luminiscentes…, es algo que voy a explorar ahora. Están haciendo otro tapiz mío, que es un encargo del gobierno francés, que es como una especie de gran paisaje submarino tropical».

En cuanto a los temas de los tapices de Notre Dame, «son tres, como Noé, Moisés… A mí me gustan esos temas. En la Biblia está todo». ¿Noé, Moisés? ¿Son esos dos de los tres tapices de Notre Dame? Poco después asegura que no sabe si puede hacer pública la temática, así que habrá que esperar a la inauguración para que se desvele el misterio.

Suelo escribir en francés

Miquel Bareló es un hombre peculiar, sencillo y tremendo a la vez, con un punto valleinclanesco y, sobre todo, genial.

De libro explica que lo escribió en francés y que, de hecho «suelo escribir en francés porque me da impunidad absoluta. Si escribo en catalán o castellano en seguida me doy cuenta de que es una mierda. Si escribo en francés, no es que no me dé cuenta, pero me lo perdono».

Reconoce que le llevó más tiempo corregirlo que escribirlo y compara el libro con un cuadro. «La escritura se parece a un cuadro…, (el libro) está hecho con muchas capas, capas de vida».

Preguntado sobre por qué no incluye en el libro a personajes célebres a los que ha conocido y tratado, como Basquiat o Warhol, afirma que prefirió citar a los poetas que ha leído.

«Los poetas han cambiado más mi vida que la gente famosa que he conocido», sin embargo, recuerda que en el libro «sale Curro Romero y Camarón…», y desvela lo evidente: «Esos son famosos».

Barceló da un nuevo salto y habla de su método de trabajo, vuelve a hablar de su taller y de sus temáticas: África, las cuevas…, los retratos.

«Mis primeros cuadros eran autorretratos pintados en el taller porque era lo que tenía a mano. No era por narcisismo ni nada de eso. Aunque, a veces, de forma irónica, parecía un Narciso que se refleja en el cuadro».

«Cuando a veces estoy sin saber muy bien por dónde tirar, recurro al autorretrato o a pintar in situ, porque me parece que no es una impostura. Pintar a una señora desnuda en un sofá me parece impostado, muy artificial. En cambio, pintarme a mí mismo sucio, confundido, con un pincel me parecía más pintable, y así sigue siendo».

Afirma que «pintar es equivocarse, es un proceso de aceptar porque uno nunca pinta lo que quiere, pinta lo que puede y se trata de ir aceptando lo que sale».

También rechaza la cultura de la cancelación: «Hay gente que admiro que son políticamente incorrectos. La lista sería larga, no hace falta citar aquí a las malas bestias que admiramos. Cancelar me parece…, al contrario, hay que abrir las ventanas».

Recuerda que «los pintores vivimos de la incorrección. Me crie en un mundo que decía que la pintura ha muerto, entonces cuando ha muerto puedes hacer lo que quieras».