El Hernán Cortés «desconocido»: un gran escritor que fue el más vendido de su época
Cortés fue el primer cronista de esa nueva España en las Cartas de relación, el mundo que detalló con fidelidad honrada, con el afán del escritor asombrado por el descubrimiento de aquellos pueblos, de aquel imperio y de aquella civilización
Todos conocen al conquistador de una u otra manera. De una u otra manera significa ideológicamente. La leyenda negra le ha hecho uno de sus peores males a la figura más grande de la Hispanidad. El héroe moderno que no fue el sanguinario colonizador que el relato ha extendido en el imaginario de tantos. No de otros que han leído y estudiado la profusa obra sobre él, señal de su importancia, de sus aristas, de lo inclasificable de sus actos, miserias y grandezas, como corresponde a los grandes hombres o, si se prefiere, a los hombres diferentes, que al final suelen ser los importantes.
El Nuevo Mundo
Es posible que a mucho más de uno le estalle la cabeza al conocer que la tan redicha «diversidad», mejor conocida como mestizaje, fue obra querida, pensada y realizada por Cortés en sustitución del salvajismo conquistador. En realidad Cortés no fue un conquistador, sino un joven que llegó al Nuevo Mundo y pidió a los indígenas ser admitido entre ellos. El historiador Christian Duverger afirmó que «la idea de Cortés es conservar todo el Estado porque funcionaba, él lo que quiere es ser Tlatoani de Mesoamérica. Sin librar ninguna batalla en el Valle de México, Cortés llega a ser Tlatoani».
De todo eso escribió, sabedor de que estaba ocurriendo un hecho que nunca volvería a suceder en la historia de la humanidad, del que él era protagonista. Cortés fue el primer cronista de la nueva España, el mundo que detalló con fidelidad honrada, con el afán del escritor asombrado por el descubrimiento de aquella gente, de aquel imperio y de aquella civilización. Cortés escribió cinco cartas a Carlos V que en realidad fueron crónicas maravillosas, contadas como nadie, con gran talento y con un tema único, irrepetible, que debieron hacer las delicias del emperador. Crónicas como novelas de ciencia ficción real: algo extraordinario.
Las 'Cartas de relación'
Todo lo nuevo de América aparece impresionantemente detallado por Cortés, una suerte de Chaves Nogales sobrevenido con cinco siglos de antelación. Con la diferencia de que no hay nada igual en el mundo. Se puede imaginar el impacto en el viejo continente de las lecturas de estas obras fidedignas. Si H.G. Wells, por ejemplo, o Julio Verne, inventaron mundos, Cortés también, pero describiéndolos, haciéndolos ciertos porque lo eran y revelando verdades asombrosas, de gran valor histórico y literario.
Las Cartas de relación, como se conocen, son relatos más apasionantes, exóticos y románticos que, por ejemplo, los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving. Todo el mundo sabía cómo era La Alhambra, pero nadie sabía cómo era la plaza de Tlatelolco, que describió como «cuatro veces la Plaza de Salamanca». Semejantes comparaciones hicieron saber, o más bien imaginar, la verdadera grandeza de lo que se había descubierto y de lo que aquel escritor contaba in situ.
Las Cartas se tradujeron al francés, al alemán o al italiano en su tiempo, como cualquier novela de éxito en el presente. Sin embargo, estos relatos no son perfectamente conocidos y estudiados y empleados para el conocimiento de la historia en favor de otros, mucho menos veraces, pero instituidos. Detalles como la fauna y la flora como hubiera descrito un naturalista, la crudeza de los sacrificios humanos, los distintos pueblos: mexicas, tlaxcaltecas o tianguis. Sus costumbres, las alianzas y las luchas que con ellos mantuvo. Las batallas y las expediciones o la gran conquista de Tenochtitlán, todo narrado en apasionante tiempo real que es historia y literatura verdaderas.