
Monumento a Emilia Pardo Bazán en los Jardines de Méndez Núñez de La Coruña
Emilia Pardo Bazán, la grandeza de una escritora adelantada a su tiempo
Mujer privilegiada por su situación social, tanto la vida personal como intelectual de Emilia Pardo Bazán se desarrolló en un medio cosmopolita
Emilia Pardo Bazán y de la Rúa Figueroa, condesa de Pardo Bazán, nació en La Coruña, en el número 3 de la calle Luchana, conocida hoy como Riego de Agua.
Desde muy pequeña recibió una educación esmerada y fue su madre, doña Amalia de la Rúa Figueroa y Somoza la que la inició en la lectura a muy temprana edad y por la que la niña mostraría una gran afición.
Entre sus obras favoritas se encontraban la Biblia, el Quijote y la Ilíada. En sus Apuntes autobiográficos, la escritora recuerda su estancia en Sanxenxo y la felicidad que sentía en la biblioteca de la casa que su familia tenía allí: «Libros, muchos libros que yo podía revolver, hojear, quitar, poner otra vez en el estante».
Doña Emilia vivió en un ambiente muy diferente al del resto de las niñas de su época. Entre sus juguetes no había ningún tipo de diferenciación respecto a si eran de niño o de niña, es más, sus padres la dejaban jugar con muñecas, con maquetas de locomotoras y por supuesto, el favorito de doña Emilia, un caballo de cartón piedra, como relata ella misma en sus memorias.Matrimonio e hijos
Se casó a la edad de dieciséis años con el estudiante de Derecho, José Quiroga Pérez de Deza, cuatro años mayor que ella. La boda se celebró en la capilla del Pazo de Meirás el 10 de julio de 1868 y los padrinos fueron doña Amalia de La Rúa, madre de la novia y don Pedro Antonio Quiroga, padre del novio (vestido con su uniforme de maestrante de Ronda).
Ese año fue muy importante en la vida de la escritora, puesto que, como ella misma decía: «Tres acontecimientos importantes se siguieron muy de cerca, me vestí de largo, me casé y estalló la Revolución de 1868».
El matrimonio tuvo tres hijos. El primogénito, Jaime (asesinado junto a su hijo en 1936 en los crímenes de la calle Goya de Madrid por los milicianos de la Segunda República); la segunda, María de las Nieves (casada con el militar español José Cavalcanti) y la última, Carmen, que no llegó a casarse y falleció en el año 1935.
Un dato curioso es que su yerno, José Cavalcanti fue condecorado y recibió la Cruz Laureada de San Fernando en el año 1910 por su relevante participación en la Carga de Taxdirt contra 1.500 rifeños el 20 de septiembre de 1909. Fue nombrado comandante general de Melilla a comienzos de los años veinte, pero destituido y reemplazado por el General Sanjurjo. También apoyó el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.
Muchos llegaron a ver a doña Emilia como una mala madre incapaz de cuidar de su marido y sus hijos, llegando a decir que carecía de amor materno. Desde luego, la realidad era completamente distinta, es más, por aquel entonces muy pocas señoras de la clase social de Pardo Bazán solían amamantar a sus hijos ya que existía la figura del ama de cría.
Sin embargo, doña Emilia siempre quiso criar ella misma a sus hijos, pero debido a una afección gastro–hepática, el médico le recomendó no amamantar a su segunda hija.
La cuestión femenina
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX empezó a resonar con mucha fuerza la conocida como «cuestión femenina». Entiéndase por ello los movimientos sociales que han ido surgiendo a lo largo de la historia para contrarrestar las desigualdades y discriminaciones que han sufrido las mujeres. Este concepto abarca una amplia gama de temas como educación, cultura, trabajo o política entre otros.
Doña Emilia comenzó a manifestar la preocupación por la situación de la mujer en sus primeros escritos y ensayos como Pascual López, La Tribuna, La dama joven o Un viaje de novios.
Sin embargo, fue en su novela Insolación en la que la coruñesa desarrolló de manera más profunda sus ideas sobre la «cuestión femenina», criticando la doble moral de la sociedad que condenaba en aquel momento a la mujer y absolvía al hombre por tener un mismo comportamiento en el ámbito sexual.
Aunque su labor literaria haya sido excepcional, en muchas ocasiones ha ensombrecido su labor periodística (publicó más de mil quinientos artículos), mucho menos conocida.
Medios como La España Moderna, el Nuevo Teatro Crítico, La Ilustración Artística o Blanco y Negro acogieron muchas publicaciones de la coruñesa en relación con la «cuestión femenina». Sin embargo, esta preocupación no solo la manifestó en las colaboraciones periodísticas a nivel regional o nacional. También publicó en revistas y periódicos extranjeros como la Revue des Deux Mondes o Fortnightly Review.
El rechazo de la Real Academia
Emilia Pardo Bazán intentó ser miembro de la Real Academia Española, pero fue rechazada por el hecho de ser mujer (sí llego a serlo del Ateneo). Aunque le denegaron formar parte de la institución en un total de cuatro ocasiones (1889, 1891, 1912 y 1914), ella solo solicitó formalmente entrar en la Academia en el año 1912.
Hubo algunos medios que se burlaron de ella, como por ejemplo El Mentidero, que publicó el once de julio de 1914: «Mañana hará su ingreso en la Academia Española la señora Pardo Bazán, que ha conseguido este justo tributo a su talento a los noventa y nueve años de edad».
Los académicos también la boicotearon cuando fue nombrada catedrática de la Universidad Central de Madrid (primera mujer española en serlo).
En el momento en el que el ministro la propuso como catedrática se debía informar a la Real Academia y al claustro de la Universidad de Filosofía y Letras, pero ambos estamentos se opusieron. Sin embargo, al final consiguió entrar, pero le boicotearon las clases y solo tenía un alumno, Pedro Sainz Rodríguez, el cual contaba que, al acabar las clases, doña Emilia se lo llevaba en su coche de caballos al Retiro y le invitaba a un helado. Además de este alumno, ella invitaba a sus amigas de las tertulias a las que acudía y las señoras bien de Madrid iban a clase a la Universidad Central.
Legado
Con el paso de los años el papel de la mujer ha experimentado cambios muy significativos. Sin embargo, en la actualidad, los movimientos feministas, las ideologías de género y la animadversión hacia todo lo masculino se han hecho un hueco en la sociedad, desvirtuando la defensa de la verdadera igualdad entre hombres y mujeres defendida por Pardo Bazán.
En los últimos tiempos se ha introducido de forma forzada una nueva terminología mediante leyes como la controvertida ley del «Solo sí es sí», la ley de Violencia de Género, la pensión compensatoria o las diversas medidas de discriminación positiva que consagran un favoritismo para la mujer en muchos ámbitos sociales y degradan la figura del hombre.
Emilia Pardo Bazán no luchó porque la mujer predominase sobre el hombre, sino que centró sus esfuerzos para que hombres y mujeres tuvieran las mismas oportunidades y los mismos derechos, pero nunca para que un género imperase sobre el otro.
Hoy en día su obra sigue siendo fundamental gracias a su calidad literaria, valor intelectual y pensamiento crítico. Y por supuesto, el trabajo y la dedicación que puso por la incursión de la mujer en los diferentes ámbitos de la sociedad, la lucha por alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres y la defensa de la «cuestión femenina» a través de toda su obra como herramienta de difusión.