
Las últimas palabras de Beethoven se sitúan en la difusa frontera entre la leyenda y la realidad
¿Cuáles fueron las últimas palabras de Beethoven antes de morir?
La leyenda sobre las últimas horas de vida de Beethoven ha generado discusiones y polémicas. Pero ¿qué fue lo último que dijo el compositor alemán?
La salud de Ludwig van Beethoven nunca fue buena, a pesar de la imagen que de él se tiene como un hombre rudo y fuerte.
Rudo sí era, también depresivo, irascible e introvertido. Sin embargo, lo más probable es que todos esos rasgos de su carácter fueran consecuencia de sus problemas de salud.
Aquejado de sordera desde muy joven, se quedó completamente sordo alrededor de los 50 años, lo que lo exacerbó todavía más.
Con todo, su salud no dejó de empeorar a lo largo de su vida, como consecuencia, en gran medida, de su estilo de vida y su alimentación.Beethoven comía mucho, pero mal y, sobre todo, nunca se privó del vino. El caso es que, desde joven, padeció dolores abdominales, molestias estomacales y cólicos intestinales. El dolor era tan fuerte que, en ocasiones, lo obligaba a permanecer postrado en la cama, totalmente incapacitado.
Los médicos apenas lograban mitigar su sufrimiento con los calmantes de la época. Por los síntomas descritos por personas allegadas al genial compositor alemán, Beethoven posiblemente padecía algún tipo de enfermedad hepática, que terminó manifestándose en una ictericia que amarilleaba su piel, diarrea, llagas, edemas y otros síntomas.
Los resultados de la controvertida autopsia practicada poco después de su muerte indican un daño severo en el hígado, aunque las causas siguen siendo motivo de debate.
Se ha dicho que podría haber sufrido un lento y continuado envenenamiento por plomo, como consecuencia del consumo excesivo de vino que, por las características de su elaboración, contenía un alto nivel de este metal.
También se ha planteado que pudo haber contraído hepatitis, aunque en la época de Beethoven era poco frecuente.
Sea como fuere, en el ocaso de su vida malamente logró asistir al estreno de su gran obra maestra, la Novena sinfonía, en 1824, en Viena. Moriría pocos años después.
En 1827, su estado de salud empeoró de forma notable. Sus médicos tiraron la toalla y concluyeron que ya no se podía hacer nada por su vida.
Extremadamente débil, postrado en la cama, recibió la visita de algunos amigos y familiares. El 24 de marzo recibió los sacramentos y, ya prácticamente inconsciente, murió el 26 de marzo.
La muerte de Beethoven se recibió con un enorme duelo. Su funeral y entierro, en el cementerio de Währing, en Viena, fue multitudinario, con miles de asistentes.
Desde el inicio, se desató la leyenda sobre la última frase pronunciada por el gran Beethoven.
Se suele dar por cierta la versión según la cual, instantes antes de morir y con su confesor como testigo, Beethoven habría pronunciado la frase «Plaudite, amici, comœdia finita est», esto es, «Aplaudid, amigos. La comedia ha terminado».
A pesar de que amigos que lo acompañaron durante toda su agonía, como Anselm Hüttenbrenner, lo han negado, la leyenda sigue circulando ampliamente.
En la clásica biografía de Beethoven escrita por Anton Schindler se afirma que sus últimas palabras fueron: «¡Lástima, lástima! ¡Demasiado tarde!». ¿A qué se refería Beethoven? Acababa de llegar a su casa un regalo de doce botellas de excelente vino del Rin, que comprendió que nunca podría catar.
Pero hay una tercera versión de aquellos minutos postreros de la vida de Beethoven. El autor de la biografía considerada más fiable, Alexander Wheelock Thayer, dio con el relato escrito de Hüttenbrenner sobre los últimos instantes del compositor.
Hüttenbrenner describe la muerte de Beethoven como si la tormenta que se había desatado en ese momento formara parte del suceso.
En un instante determinado, ruge un trueno y, «ante el fenómeno», narra Hüttenbrenner, «Beethoven abrió los ojos, levantó la mano derecha cerrada en un puño y, con un semblante feroz, amenazante, miró con los ojos clavados en el techo durante unos instantes». Luego dejó caer el brazo con todo su peso y murió sin pronunciar ninguna frase.