
La escritora Mamen Monsoriu junto con varios ejemplares de su nueva novela, 'La Segunda'
Entrevista a Mamen Monsoriu, escritora
Mamen Monsoriu: «Los libros están para vivir las vidas que no vamos a vivir»
La escritora Mamen Monsoriu recibe a El Debate para hablar de su última novela, La Segunda
La escritora valenciana Mamen Monsoriu nos recibe en su casa literaria, Librería Imperio, en pleno corazón del barrio de Ruzafa de Valencia con una amplia sonrisa y una palabra amable que nos invita a mantener una conversación en torno a la literatura, las relaciones tóxicas, el amor y el desamor.
Recién publicada su última novela, La Segunda (Espasa), la escritora y librera atiende a El Debate siempre dispuesta a escuchar y con el afán de aprender —en cualquier momento— de todo lo que la vida le brinda a cada instante y en cada encuentro con el otro.
— Mamen, ¿cómo surge esta novela La Segunda? Una novela que habla del amor entre amantes, pero que no deja de retratar una relación tóxica.
— Todo surge en enero de 2024 cuando aquí en la librería organizamos una actividad sobre la poeta Idea Vilariño. Yo había leído sus poemas y me gustaba porque era muy sencilla, pero al mismo tiempo su poesía siempre tenía mensaje y calaba en uno. A raíz de esta actividad comencé a querer descubrir más de ella, conocer su obra, su vida y descubrí que tuvo una relación con el escritor Juan Carlos Onetti. Cuando conoces la historia y ves los libros que escribieron y la relación que mantuvieron nos damos cuenta que en la vida de Onetti, él siempre se refirió a ella como la amiga, como la amante. Una amante a la que la mujer de Onetti le daba su espacio en la relación. Todo esto me fascinó y me pareció una historia muy potente para llevar el tema a una novela.— Y, ¿por qué la segunda y no la amante?
— Porque ella es muchísimo más que una amante. En el caso de Idea Vilariño ocupa un lugar en la vida de Onetti en el que la propia mujer ni entra. Ella tiene su espacio y la mujer no tiene ningún derecho a impedirle nada dentro de su relación con Onetti. Vilariño es la segunda porque está siempre, pero nunca en el primer lugar y, aun así, se siente privilegiada por su posición. ¡Es toda una historia!
— ¿Por qué quería escribir sobre este tipo de amor tóxico?
— Porque me parece que mientras que en la vida nos tenemos que portar bien, en la literatura nos podemos equivocar o portarnos mal y es una buena manera de explorar este tipo de amor y de historia que en la vida real igual no vas a vivir. Los libros están para vivir las vidas que no vamos a vivir y para cometer los errores y vivir las aventuras o las locuras que no vamos a vivir en la vida real.
— Pero, Mamen, ¿hablamos de amor o de una amistad muy consolidada que acaba en amor? La línea que los puede diferenciar es muy delgada e imagino que las consecuencias también.
— Todo sería mucho más fácil si habláramos de amistad. Para mí la amistad es amistad y el amor es amor, el problema aquí es que ella entiende que tras la pasión inicial y el enamoramiento viene el amor, pero no es así.
— No obstante, Celia no parece una mujer cegada por el amor romántico. Ella es fuerte.
— Cuando somos jóvenes vamos en el amor, con todo. Celia, con cuarenta años, sigue yendo con todo en el amor, pero es una mujer muy inteligente, muy consciente de que está en una relación kamikaze y que, a pesar de todo, vuelve, siempre vuelve, aun pasándolo mal. Ella tira de él y él tira de ella, ambos se buscan.
— Hay una frase que me ha parecido muy rotunda y dice: «no se puede perder, lo que nunca se ha tenido».
— La relación que mantiene con Fer es una relación dependiente, donde cree tener lo que nunca ha tenido, ¿qué es lo que no ha tenido? El lector lo descubrirá en la historia.
— ¿Cómo se puede gestionar una relación tóxica como la que vive Celia y en la que él resulta hasta maquiavélico?
— Es una relación tóxica, vertical y descompensada, donde él ejerce poder sobre ella y sí, es muy maquiavélico. No he querido hacer de él un personaje admirable porque quería retratar la maldad que puede llegar a haber en el comportamiento de una persona dentro una relación de estas características. Esto también me permitía que el lector viva la historia con una intensidad en la que llegue a sufrir con la protagonista y que le entren ganas de estrecharle la mano para intentar sacar a Celia de esa relación tóxica.
— La novela tiene un realismo en el que es fácil verse reflejado. Cuántas veces esto que ha llevado a la literatura pasa en la vida real. Resulta, por momentos, incluso, una historia cruda.
— Sí que hay crudeza en la historia, porque he querido reflejarla como muchas veces ocurre en el mundo real. De hecho, no tiene nada de mí, pero está hecha de momentos, situaciones, personas que sí que han pasado por esta experiencia, de ahí que el lector se pueda identificar con facilidad y empatice con la historia.
— ¿Ha escrito la novela para hacernos ver que este tipo de amor o de relación tóxica es real y existe?
— No, no he querido plantear un dilema moral y decir si esto se hace o no se hace o bien si esto es malo o es bueno. Sí que he querido mostrar la historia como es realmente porque a lo mejor alguien ha pasado por ahí o no se ha dado cuenta y está pasando por ahí o bien le está ocurriendo a un amigo o amiga. Estas situaciones nos pueden pasar a todos, pero no he querido plantear un dilema moral.
— Apunta que la línea del amor es lisa y continua. Yo siempre veo meandros en el amor.
— Que la línea sea fija quiere decir que no hay parones, lo cual no significa que el amor no tenga esos meandros de los que habla. Lo que sí está claro es que cuando esa línea en el amor se corta es muy difícil de conectar, de reconducir, de volver a empezar porque nunca será como antes de esa ruptura. Una vez te han decepcionado, algo se ha roto, y, aunque se pueda retomar o perdonar, nada será igual.
— ¿Ha sido duro escribir esta novela?
— Yo escribí Justicia poética con el corazón, pero esta la he escrito desde la cabeza, desde la razón. He pensado cada palabra, cada frase. Ha sido un ejercicio creativo mucho más científico que los anteriores donde está todo pensado. Y he escrito al límite porque me he metido de lleno en la historia con la protagonista, en su cuerpo, en sus sensaciones, en su mente, en sus experiencias, en sus vivencias. He vivido la creación de esta historia con auténtica pasión y entrega de la mano de Celia.
— Y, ¿qué le ha aportado?
— Mayor reflexión e intensidad.
— Por sus palabras a lo largo de la entrevista se trasluce que estamos ante una Mamen en permanente búsqueda, ¿es así?
— Sí pienso que estoy en continuo aprendizaje. Siempre aprendiendo y con ello, buscando mi voz. Esta novela se aproxima a lo que podría ser mi voz. Si en mis primeras obras era la poesía la que me llenaba, con el salto a la narrativa es la novela lo que me atrapa. Puede que tenga una voz más clara o nítida, aunque, es verdad, que todavía me queda mucho por leer, por descubrir, por fijar.
— Una persona en búsqueda, estoy seguro de que ya está embarcada en el próximo proyecto, ¿es así?
— Estoy pensando en algo desde hace tiempo, pero ahora quiero estar tranquila, parar y hablar de La Segunda. Quiero vivir con estos personajes un tiempo, conversar con la gente… Me apetece esto y lo quiero disfrutar.
— ¿Debe acercarse de algún modo especial el lector a La Segunda?
— Diría que se acerquen a La Segunda sin prejuicios ni ideas preconcebidas y que se acerquen con ganas de descubrir a los personajes y meterse en la historia, porque van a participar de ella casi con la misma intensidad con la que la he escrito.